Francia: De 35 hasta 60 horas semanales

Asunción Serena PARÍS

MERCADOS

DPA / LE PICTORIUM AGENCY

Macron permitirá que los empresarios alarguen la jornada de sus plantillas en plena pandemia

05 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El Gobierno francés augura que la emergencia sanitaria del coronavirus irá acompañada de una crisis social y económica. Y para hacerle frente, ha introducido una batería de modificaciones en el derecho laboral. El objetivo es triple: evitar que las empresas se hundan, mantener el empleo, y proteger a los asalariados que trabajan para el resto de la población. Estas medidas se aplicarán bajo el control de los organismos competentes, pero las empresas podrán implantarlas de forma unilateral, sin un acuerdo colectivo previo, lo que ha indignado a los sindicatos. Entre el arsenal de medidas radicales de Macron, figura la de permitir a los empresarios la posibilidad de obligar a sus asalariados a que trabajen hasta 60 horas semanales. Precisamente ahora se cumplen 20 años del paso de la semana laboral de 39 a 35 horas.

Para el Gobierno de la época, dirigido por el socialista Lionel Jospin, se trataba de utilizar la reducción del tiempo de trabajo para favorecer el empleo y luchar contra el paro, aunque desde entonces ningún país de la OCDE se ha visto seducido por la aventura francesa. Ahora también se podrán reducir el número de horas de descanso entre dos períodos de trabajo, de 11 a 9 horas, el trabajo dominical se autoriza «sobre la base de voluntariado», y se puede prolongar hasta doce horas consecutivas el trabajo de noche. Todas ellas son medidas temporales que estarán en vigor hasta el 31 de diciembre del 2020. Queda por saber cuáles son los empleos que se verán afectados. La orden habla de «empresas de sectores considerados esenciales para la continuidad de la vida económica y la seguridad de la nación». La ministra de Trabajo, Muriel Pénicaud, ha dado alguna pista insistiendo en que la economía está fuertemente imbricada y son poco las ramas que finalmente cesarán totalmente su actividad. «Un laboratorio necesita fabricar el medicamento, las cajas de cartón y envoltorios, camioneros que los transporten, personas que mantengan las áreas de reposo de las carreteras, trabajadores que los distribuyan y farmacias que los vendan», ha dicho.

Esto significa que, actividades que pueden parecer menos vitales, no pueden convertirse en el eslabón que rompa la cadena. Sin embargo, la economía podría verse amenazada pronto si los trabajadores enferman, o son vulnerables, o simplemente deben cuidar de sus hijos, sin contar con la escasez inmediata de mano de obra en el sector agrícola, que ha visto reducido a la décima parte el número de trabajadores desplazados para la cosecha de espárragos y fresas. Unos, como el think tank liberal Irap, consideran que los tiempos de crisis muestran la necesidad de disponer de «normas lo más flexibles posible» para permitir que el aparato productivo pueda adaptarse. Y otros, especialmente los sindicatos, denuncian la flexibilización del derecho laboral. Para el líder de FO, Yves Veyrier, es «una herejía» aumentar las horas de trabajo en los puestos esenciales porque «al riesgo de epidemia se añade un riesgo de fatiga».

La CFDT pone como condición previa que se instale un diálogo social, sobre todo ante otras medidas aprobadas como la capacidad de retrasar las vacaciones.