Inyectan o buscan capital para las empresas más innovadoras de la comunidad, pero también las que tienen mayor riesgo. Miden las variables del negocio, incluso una fundamental: su equipo

Gladys Vázquez
Periodista de La Voz de Galicia. Convencida de que siempre hay más que contar

Arrastran el lastre de ser consideradas empresas jóvenes, inestables y con una alta tasa de fracaso. Y aun así, representan las soluciones de la industria tradicional, la innovación y haberse convertido en el modelo que desafía el actual panorama empresarial. El ritmo de las startups en Galicia y en el mundo lleva una velocidad imparable. «Ya no existe un mundo tecnológico, digital, y un mundo real. La tecnología forma parte de todo. No vale pensar que esto está matando los negocios». Así define el panorama actual Aquilino Peña. De origen coruñés, es uno de los fundadores de Kibo Ventures, uno de los grandes fondos de inversión, que va camino de cumplir una década. «La innovación, como cualquier negocio, está expuesto a riesgos y siempre es mejor conocerlos de primera mano y no que te los impongan tus competidores o el mercado. Todo ha cambiado y por eso hay que invertir en startups». Ellos lo hacen al trabajar ya con su tercer fondo: 100 millones de euros.

Mueven el capital de compañías e instituciones como Telefónica o el Fondo Europeo de Inversiones. También el de emprendedores que ya conocen y con los que han trabajado y que ahora apuestan por las ideas de otros. «Hace falta ese inversor que haya vivido ya un ciclo completo. Son emprendedores en serie, de segunda vuelta, que van hacia proyectos más globales». Peña cree que esto es solo algo de lo que hace falta en el panorama actual gallego. En Galicia el ecosistema startup se mueve, pero la inversión no le sigue. «Falta capital de la industria. Para que haya estas empresas tiene que haber talento y capital. En Galicia hay talento, no solo de chavales jóvenes, sino de gente con experiencia. El capital tiene que llegar a través de gente como nosotros y eso falta», asegura.

No existen números oficiales y precisos sobre cuántas startups existen o sobreviven en España. El informe Startup Ecosystem Overview le ponía números en el 2018: eran más de 4.100 compañías, aunque seguir el ritmo de su evolución es casi imposible. Muchas son compradas o se integran en otros proyectos o conglomerados empresariales. El nivel de fracaso también es elevado. Aunque tampoco hay datos en firme, el ecosistema emprendedor apunta a que solo el 3 % de estas compañías sobreviven más de tres años. «De cada 100 proyectos que vemos, invertimos en uno o dos. Estas inversiones son rentables si se hacen bien. Nosotros estamos consiguiendo rentabilidades altas. La industria tradicional y las grandes empresas tienen que estar ahí, en la innovación. Sus clientes se lo van a pedir. Puedes ser muy listo y hacerlo todo desde dentro, pero normalmente no vas a tener ni tiempo, ni capacidad ni conocimiento». Peña cree que a través de este tipo de compañías el gran tejido industrial puede acceder a la innovación.

¿Qué buscan?

Una de las grandes dificultades de las startups es precisamente financiación. Por ello, los fondos de inversión se han convertido en intermediarios clave entre aquellos que tienen el capital y aquellos que lo necesitan. Kibo Ventures busca modelos tecnológicos. «Desde ciberseguridad, inteligencia artificial, movilidad, software o big data. Nos interesa la aplicación práctica de algoritmos a industrias existentes. En este nuevo fondo vamos a ver mucho de industria 4.0: aplicaciones de software a procesos tradicionales». Una oportunidad para muchos proyectos que existen y siguen surgiendo en Galicia. El mapa de Startup.gal tiene documentadas más de un centenar de estas compañías. Aun así, los inversores creen que a Galicia le falta visibilidad como tejido innovador. 

Objetivos

El gallego Jaime Novoa forma parte del equipo de K Fund desde hace casi cuatro años. Pasó del periodismo tecnológico al ecosistema inversor. «Intentamos llegar a las compañías cuanto antes para tener la posibilidad de invertir antes que el resto». Como uno de los fondos de referencia, invierten entre 200.000 euros y dos millones en empresas «que estén solucionando problemas aplicando tecnología». Son compañías tanto B2C, que venden al consumidor, como B2B, que comercializan productos a otras empresas. «Somos agnósticos en cuanto a sectores. En el primer fondo tenemos varias compañías fintech y del sector de viajes y turismo, pero apostamos por empresas de todo tipo», explica Novoa. Kibo se fija en startups que han dejado atrás la época del prototipo o a los inversores semilla. K Fund no pone límite de desarrollo. «No hay líneas rojas en cuanto al nivel de ingresos de las compañías para plantearnos una inversión. Hemos invertido en aquellas que facturaban 10 millones y en otras que no facturan nada. Lo que nos gusta ver es un producto o prototipo que está siendo utilizado cada vez más por empresas o usuarios finales», apunta Novoa.

En el caso de estos dos fondos, los números no lo son todo. Hay un componente de conexión con el equipo de las startups. «Se valora mucho la afinidad personal que tengas con el equipo inversor», dice Jaime Novoa. «Miramos muchos detalles, pero también que exista un encaje personal entre nosotros y los equipos. Esto es una carrera a largo plazo, tenemos que estar seguro que nos vamos a llevar bien», dice Aquilino Peña.

En la carrera por buscar la mejor idea está también Óscar Miguel Bandín. Con experiencia como emprendedor en Diario Motor y Menéame, ahora apuesta también por otras ideas con Civeta Investment. Sus números: 500.000 euros de inversión en casi 40 startups. «Lo ideal es que el proyecto ya esté rodando, con un producto bastante desarrollado y facturando. Es el momento de la apuesta de inversión para crecer, de echar gasolina para acelerar. Es el punto ideal para inversores que apuestan por el capital riesgo, pero en un punto mayor de madurez. No solemos invertir en primeras rondas porque es una etapa muy temprana», explica este emprendedor, buen conocedor del ecosistema gallego. «Sin duda aquí hay un gran potencial, pero todavía queda bastante por desarrollar. Existen muchas startups haciendo las cosas bien, pero aún queda por hacer. Hace falta impulso a nivel político, fiscal y de generación de entornos en los que pueda crecer. Otro de los grandes desafíos es la retención del talento», explica.

Financiación pública

Más allá de la inversión privada, muchas startups buscan oportunidades públicas. En muchos casos inversiones o facilidades económicas transitorias que les pueden dar un impulso determinante. Miguel Cerezo emprendió con Ideos Consultores para ayudar a otros. «Buscamos empresas que están comenzando, con menos de tres años». ¿Para qué? Cerezo y su equipo les buscan financiación nacional, regional y europea, ya sea en forma de subvención, préstamo, deducción fiscal o deducción por personal investigador. «Los fundadores de una startup tienen que dedicarse a su empresa, a vender o a desarrollar. No tienen tiempo para otras gestiones». En Ideos trazan un plan, confían en los nuevos proyectos y los emprendedores en ellos. «Pedir una ayuda es muy complejo. A veces decimos que las hacen para que la gente desista», explica.

ASCRI

Aquilino Peña, Kibo Ventures

«Ponemos atención en que quieran construir algo grande»

A Aquilino Peña siempre le gusta definir Kibo Ventures como una startup más, pero lo cierto es que el filtro que realiza el equipo de este fondo es fundamental para el futuro de las nuevas compañías. «Es difícil que invirtamos», reconoce. «Buscamos que se alineen tres cosas», dice para resumir su método de trabajo. Analizan la parte económica del proyecto: entender bien el negocio, las fuentes de ingresos, los márgenes o cómo de defendible es el modelo. El segundo factor, el más importante, es el equipo. «Ponemos atención en la ambición sana de los emprendedores. Que quieran construir algo grande, algo global. También que tengan liderazgo, que contraten talento. Los emprendedores tienen que vender su producto, pero que atraigan gente al proyecto es fundamental. También tienen que llamar la atención de los inversores. No solo a nosotros, sino en las siguientes rondas de financiación o si tienen que vender la compañía». Y no menos importante: las startups deben tener equipos compensados y sintonía con el fondo. «En este camino hay pérdidas de clientes o fugas de equipo, no es una realidad lineal. Tenemos que estar seguros de que el equipo de fundadores y nosotros nos vamos a llevar bien». Analizan incluso quiénes son los otros socios de las compañías. «Las buenas empresas se van a montar en muchos lugares. Y Galicia tiene que ser un buen sitio. Para eso hace falta capital, talento, experiencia, corporates, relaciones con las universidades y una Administración que no ponga muchas trabas. Si tienes eso, las cosas pasan. Hace falta sensación de ecosistema. Estamos en un círculo vicioso. Si los proyectos no llegan a nosotros, no los vemos», concluye.

Jaime Novoa, K Fund

«Apostamos por esos fundadores que tienen algo»

Aunque Jaime Novoa llegó a la inversión «por accidente», vive inmerso en este mundo con pasión. «Me obsesiona que se nos escapen el menor número de inversiones posibles», explica. Define K Fund como un fondo «transparente». «Compartimos muchas cosas sobre cómo trabajamos o qué esperamos de las compañías». Resalta además que en el equipo hay líderes como Iñaki Arrola o Carina Szpilka que han creado y escalado compañías. «Solemos invertir en empresas BSB Saas —software como servicio— y nos ayuda haber trabajado en la industria que atacamos. Con todo, muchas veces la decisión de inversión está basada en la intuición y es muy subjetiva. Apostamos por fundadores que tienen algo y que te ofrecen confianza a la hora de gestionar el dinero que inviertes». Y es que K Fund apuesta también por la «afinidad personal».

El seguimiento del proyecto en el que invierten es además constante. Les aportan expertos en áreas concretas en caso de necesidad. «Tenemos también conexión con muchos fondos de capital riesgo europeos y americanos para que, cuando las empresas necesiten más financiación, tengan acceso directo a ellos». En K Fund buscan la salida de las startups pasado un determinado tiempo y las primeras relaciones no suelen ser a puerta fría sino a través de otros contactos o de los resultados de su búsqueda. Novoa forma parte de la organización de NosDay, el gran evento de este ecosistema en Galicia, que se celebra el 6 de junio en Santiago. «Traemos a grandes empresas que comparten experiencias y damos la oportunidad a emprendedores gallegos de contar su historia y ayudar a que se conozcan. Nada me gustaría más que dijesen: ‘me quedo en Galicia a montar mi startup’».

Óscar Miguel Bandín, Civeta Investment

«Hay que valorar qué les hace diferentes, qué valor aportan»

«Las startups que crean buenos productos salen de Galicia a darse a conocer. Por eso la inversión suele llegar desde fuera de la comunidad. Aquí no existen fondos privados de inversión grandes que apuesten por ellos». Así ve la situación actual Óscar Miguel Bandín desde su punto de vista como inversor, pero también tras una larga experiencia como emprendedor que aún continúa. Él fundó junto a otro gallego, Daniel Seijo, Diario Motor hace 15 años, cuando ni siquiera se usaba el término startup. Ahora, uno de sus proyectos se basa en apoyar las nuevas ideas. «Hay muchos aspectos a valorar antes de hacer una inversión, pero indudablemente tienes que estudiar su ventaja competitiva, qué valor les hace diferentes, que su aportación de valor se ajuste a lo que demanda el mercado y su time to market, que lleguen con su producto o servicio en el momento adecuado», resume.

Civeta apuesta por proyectos con cierto desarrollo, como la mayoría de este tipo de fondos. «Es importante que tengan un producto mínimo viable, que cuente con clientes interesados. El grado de implicación financiero de sus fundadores también se valora. Dice mucho de su grado de apuesta, también a nivel personal. Obviamente es valorable que haya business angels y fondos de inversión de alto nivel que quieran apostar por el proyecto. Te da una visión de la confianza que genera y el apoyo que tienen», explica. Un cóctel complicado de encontrar, pero que existe en una comunidad, la gallega, «con mucho que potenciar». «Sería fácil caer en la aversión al riesgo que tenemos los gallegos, pero hay más aspectos a tener en cuenta», explica uno de los socios fundadores de esta compañía.

Miguel Cerezo, Ideos Consultores

«Muchas firmas grandes empezaron pidiendo ayudas»

Miguel Cerezo sabe lo que es emprender. Tras su experiencia corporativa, creó su propio proyecto de consultoría. El equipo de Ideos también está en el medio entre los emprendedores y capital, pero en este caso buscan financiación pública. «Pedimos información en bruto de la empresa y con eso presentamos las ayudas. Trabajamos a éxito. Si se las conceden cobramos un porcentaje, si no nada. Por eso tenemos nuestros filtros», explica. Entre esos filtros está hacia qué subvención o modelo de financiación dirigirse. «Hay muchas opciones, pero en cuanto creces del ámbito regional al nacional o europeo, la tasa de éxito disminuye. Cuanto más subes hay más dinero, pero también más exigencias. Entre las empresas y nosotros establecemos sinergias y tenemos un crecimiento sostenido. Con una subvención pueden contratar y hacer un proyecto más grande. Es probable que muchas no salgan a flote, pero les has ayudado. Muchas firmas grandes empezaron pidiendo ayudas». Desde Ideos se fijan con detalle que el proyecto con el que trabajen sea innovador y que el esfuerzo merezca la pena. «Somos sinceros en cuanto a tasa de éxito y proyecto. Dependiendo de las necesidades, apostamos por un camino u otro. Las startups se animan, más a las subvenciones que a los préstamos, pero parece que las convocatorias están hechas para que la gente desista».

Ideos trabaja en todo el ámbito nacional y eso incluye a Galicia. «Parece que hay una frontera geográfica, pero aquí hay mucho potencial innovador. Pueden ser el próximo Cabify y no salen a flote por la necesidad de dinero. Una persona al frente de una startup no puede saber de todo y por eso les ayudamos», sentencia Cerezo.