«Todo empezó en la zapatería de mis padres en Vilalba»

Ana F. Cuba REDACCIÓN / LA VOZ

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Su nombre aparece en el número 36 del prestigioso ránking Choiseul España 2019, entre los cien profesionales de diversos sectores que sobresalen por su trayectoria, influencia, imagen, potencial o liderazgo. Y la empresa que fundó hace ocho años con su hermana, de venta de calzado en línea, sobrepasa ya el millón de euros de facturación anual

11 feb 2020 . Actualizado a las 00:09 h.

Viviana Fernández-Pico (Vilalba-Lugo, 1980) estudió Periodismo y Traducción. Su primer empleo fue como consultora de comunicación en Unicef, en Haití, donde destinaron a su marido. En Luxemburgo, trabajó en una empresa de márketing y prestó apoyo a la embajada de España durante la presidencia del Consejo de la Unión Europea. De regreso a Madrid, donde vive, cursó un máster de márketing digital en la IE Business School, donde la contrataron como consultora. «Hasta que lo dejé porque ya estaba montando la empresa [Lolita Blu] y necesitaba centrarme en ello», indica. En el 2017, la Asociación de Mujeres Empresarias de Madrid le dio el premio a la mejor pyme del año. Y su nombre aparece en el ránking Choiseul España 2019, entre los cien mejores «líderes económicos del mañana».

-¿Y todo empezó en la zapatería de sus padres, en Vilalba?

-Sí, tienen una tienda multimarca, y mi hermana y yo montamos la página web y creamos la marca propia, Lolita Blu. Fue en el año 2012. Empezamos poniendo a la venta una pequeña colección nuestra y muchas otras marcas, y nos dimos cuenta de que lo que más se vendía era nuestra propia marca y apostamos por ella. No tenía mucho sentido centrarse en marcas que se podían encontrar en todas partes, para eso la gente no iba a comprar en línea.

-¿Por qué Lolita Blu?

-Me sonaba bien. Era una marca española, por eso Lolita, y blu, por ese toque de fantasía que intentamos darles siempre a la mayoría de nuestros diseños.

-Empezaron con la crisis y no han parado de crecer.

-Sí, pero montamos la página web antes de que la montara Inditex. Todo el mundo nos decía ‘¡pero quién va a comprar zapatos por Internet!’ Hace ocho años no era tan obvio como ahora. Empezamos con un presupuesto muy pequeño, una colección pequeña, muy pocos gastos y sin empleados. Haciéndolo todo mi hermana y yo, y aprovechando la infraestructura de mis padres, que tienen una nave industrial en Vilalba, donde mantenemos la oficina y hacemos todo el proceso de empaquetado y atención al cliente. Era todo muy modesto, pero el producto gustó mucho y era una buena época, las redes sociales te daban una visibilidad que no te dan, teníamos un producto muy llamativo y tuvimos la suerte de que algunas it girls [como Olivia Palermo] comenzaron a etiquetar productos y dieron a conocer la marca. En poco tiempo crecimos bastante [en los cinco primeros años multiplicaron por diez la facturación, hasta un millón de euros, cifra que ahora rebasan]. 

-¿Ayuda que hasta la reina Letizia lleve sus zapatos?

-Sí, nos ayudó bastante a salir en los medios de comunicación. Creo que acertamos apostando por diseños muy llamativos, que no se encontraban en tiendas tradicionales, y con precios bastante ajustados, una media de 85 euros, que podrían considerarse de bajo coste por las características: un zapato fabricado en España, en ante, en piel, forrado...

-Decía que las redes sociales eran más importantes antes.

-Sí, porque han cambiado los algoritmos y se están penalizando las marcas en favor de los mensajes personales. Ahora hay que pagar para tener esa repercusión. Nuestro mayor escaparate fueron y siguen siendo las redes, es lo más económico.

-¿Cómo se siente al aparecer en la clasificación Choiseul?

-La verdad es que no sabía que existía. Es bastante conocida, sobre todo en Francia, y tiene mucha repercusión mediática. En España lleva cuatro años.

«La educación en España deja mucho que desear en la parte de emprendimiento»

Hija, nieta y sobrina de comerciantes, a Viviana Fernández-Pico le costó menos lanzarse a emprender. Cree que ser mujer la ha beneficiado a la hora de montar Lolita Blu, «porque estamos en un momento en que se pone más atención en las mujeres». Y se reconoce feminista, «de siempre», aunque rechaza «algunas corrientes que consisten casi en humillar al hombre».

-¿Emprender va en el carácter?

-La educación en España deja mucho que desear en la parte de emprendimiento, estudié dos carreras y no tuve ninguna asignatura de esta materia. La gente no se plantea montar su propio negocio, no lo ve, salvo que se fije en un empresario. Creo que es un error, mientras que en otros países ya están concienciados desde muy jóvenes.

-¿Quién compra en Lolita Blu?

-Nuestro perfil de cliente suele ser una mujer de entre los 30 y los 45 años, que sigue bastante la moda y le gustan las cosas novedosas. Nos caracterizamos por los zapatos joya, de terciopelo, modelos en hasta 15 colores diferentes. Empezamos haciendo el tacón muy alto y ahora ya hacemos medio y bajo, porque nos lo han pedido y se venden muy bien, pero siempre con diseños llamativos e innovadores.

-¿Venden fuera de España?

-En casi toda Europa. Y fuera de España, donde más, en Portugal.

-¿Quiénes son sus competidores?

-Competimos con los gigantes, como Inditex o Mango, y con todas las zapaterías tradicionales que también tienen su página web. Por eso la importancia de tener una marca fuerte y ofrecer un producto diferente.

Escritora de vocación, trabaja en su segundo libro

«Mi mayor pasión es la literatura, escribo y leo», remarca Viviana Fernández-Pico. La vocación de escritora es anterior a la de empresaria. «Pero no encontraba una editorial que apostara por mí, y como de esto no se puede vivir, al menos yo, monté la empresa», explica. En febrero del 2019, la editorial La Esfera de los Libros publicó su primera obra, «Te dibujaré una armadura», en la que relata la historia de su hijo mayor, Otto, con un trastorno del espectro autista: «Quería sensibilizar a la sociedad porque me he encontrado en muchas situaciones muy comprometidas, donde la gente no es consciente del daño que puede estar haciendo, sin ninguna maldad». Y ha recibido mensajes de otros padres en circunstancias similares, «para llorar de emoción»; y también de psiquiatras, neurólogos, logopedas o docentes. Ahora trabaja en su segundo libro: «¡A ver si tengo la suerte de que me lo publiquen!».