Dos decenios después, los padres de la multinacional han dado un paso a un lado. Abandonan la gestión activa de Alphabet, la matriz de Google, para dejarla en manos del indio Sundai Pichar, el actual CEO de la compañía, quien tendrá que comerse unos cuantos marrones: acusaciones antimonopolio, de invasión de la privacidad de los usuarios, denuncias por discriminación salarial o acoso... Líos varios, en definitiva.
Page y Brin, cuya relación se deterioró en el 2013 a causa del divorcio del segundo, podrán dedicarse en adelante a otros menesteres. Seguirán teniendo, eso sí, el control de Google. Así que quién sabe. Igual no han dicho la última palabra...