Los fertilizantes orgánicos, una vía para reducir las emisiones de CO2

Carmo López REDACCIÓN / LA VOZ

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La UE aprobó en primavera un nuevo reglamento que potencia el uso de estos abonos dentro de su estrategia de promoción de la economía circular y protección del medio ambiente

15 dic 2019 . Actualizado a las 05:06 h.

Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera es el gran objetivo marcado en la Cumbre del Clima COP25 de Madrid. No es un tema baladí. La UE es líder en marcar el camino a seguir. Por eso, la Comisión Europea ha anunciado su green deal o pacto verde para Europa: un paquete legislativo, que incluye distintas medidas para facilitar el logro de ese objetivo.

Los estados y ponentes participantes han dejado claro que es hora de tomarse en serio las consecuencias que determinadas prácticas aplicadas en la agricultura intensiva tienen sobre la Tierra. De hecho, el cuidado del medio ambiente se ha convertido en uno de los ejes principales de la política agraria común (PAC) de la UE de cara a los próximos años. Para conseguir esa reducción de emisiones, sobre todo en el sector agrícola, juega un papel fundamental el uso de fertilizantes orgánicos frente a otros mucho más extendidos en el mercado como los minerales o inorgánicos.

De ahí el giro dado el pasado mes de mayo por la Comisión Europea con la aprobación del Reglamento sobre Comercialización de Productos Fertilizantes con el marcado CE, una normativa que favorece el uso de fertilizantes producidos a partir de materias primas orgánicas o secundarias, esto es, más respetuosas con el medio ambiente.

La Comisión Europea había presentado ya hace tres años una propuesta dentro de su Plan de Acción de la UE para la Economía Circular para incentivar la producción de fertilizantes a gran escala a partir de materias primas orgánicas o secundarias no importadas. La idea es transformar los residuos en nutrientes para los cultivos.

La nueva norma aprobada la pasada primavera no solo recomienda el uso de los fertilizantes orgánicos, sino que también fija límites para componentes presentes en minerales fosfatados, que tendrán que reducir su presencia. De ese modo, pretende disminuir el riesgo para la salud y el medio ambiente.

Pero el objetivo último de la UE, dentro de su estrategia de promoción de la economía circular, es que esta medida contribuya a la dinamización de la comercialización de los fertilizantes orgánicos, facilitando su entrada en los mercados hasta lograr que estos estén al mismo nivel que ahora tienen los fertilizantes inorgánicos o minerales.

La principal modificación que incluye este reglamento europeo está en que los productos fertilizantes de la UE que lleven marcado CE han de cumplir una serie de condiciones para poder acogerse a la libertad de circulación en el mercado interior de la UE. La trazabilidad de estos productos está totalmente garantizada. Sobre todo los que estén elaborados a partir de materiales orgánicos. Ninguno podrá sobrepasar, además, los niveles máximos fijados de determinados elementos marcados por la UE.

procesos químicos

Esta normativa modifica otro reglamento del 2003 relativo a la libre circulación en el mercado interior de los abonos inorgánicos convencionales, responsables de una gran cantidad de emisiones de CO2 en el momento de su elaboración debido a la extracción de recursos cada vez más escasos en la Tierra y a los procesos químicos a los que son sometidos.

Para la UE era urgente modificar esa norma, dado que no prestaba atención al cuidado y preservación del medio ambiente. Tampoco a la contaminación de los suelos, las aguas continentales, las aguas marítimas o, en última instancia, a los alimentos producidos en los campos donde eran aplicados los abonos.

Pero de momento el reglamento al que dio luz verde en mayo la UE está pendiente de la redacción de una versión definitiva para su firma y posterior publicación en el Diario Oficial de la UE. A los veinte días de hacerlo entrará en vigor , y su aplicación será tres años más tarde.

Con esta medida se garantizará que solo puedan venderse libremente en toda la UE los abonos que cumplan requisitos y normas de alta calidad y seguridad a escala de la UE, con lo que poder alcanzar una agricultura cada vez más respetuosa con el medio ambiente. Porque Bruselas tiene claro que no puede perder más tiempo. El mensaje quedó claro en la COP: es tiempo de actuar. No puede haber más tregua.

Para Bruselas era urgente modificar la norma del 2003, dado que no prestaba atención al medio ambiente