Bimba y Lola, rachando la pana en la élite de la moda

MERCADOS

BIMBA Y LOLA

A punto de cumplir 20 años en el mercado, la firma del galgo rompe el techo de los 200 millones en ventas. Culmina un nuevo centro logístico y avanza en su expansión internacional con entrada en Hong Kong

03 dic 2019 . Actualizado a las 16:16 h.

Bimba y Lola es una empresa de moda casi veinteañera que sigue dando estirones en un mercado enrevesado y cambiante que parece dominar a base de diseño, versatilidad y rapidez de respuesta en un segmento de mercado medio tirando a medio alto.

Hace poco más de un año, la empresa de las hermanas Uxía y María Domínguez estuvo a punto de pasar a manos del fondo de inversión Permira, y entonces el grupo necesitaba suelo para crecer. Lo buscó en Portugal y a punto estuvo de comprar una parcela en Valença. Sin embargo, tras la mediación de la Xunta, optó por localizar la que iba a ser su nueva sede en el polígono de Porto do Molle, en Nigrán (Pontevedra), que es titularidad del Consorcio de la Zona Franca de Vigo.

La negociación con Permira se rompió, y el grupo vigués lanzó un plan estratégico en el que la nueva infraestructura dejó de ser una prioridad. Tal es así, que el proyecto se cayó, y la empresa cambió de planes optando por la creación de una nueva sede corporativa en la que centralizaría todo su negocio. Tras mucho buscar, la ha encontrado en Vigo, en la avenida de Madrid, a pocos metros de la plaza de España. Allí tiene previsto invertir en breve un total de 78.000 euros para demoler una instalación comercial y levantar en su lugar un edificio con sello y estilo propio.

Paralelamente, la compañía gallega de distribución de moda apuntalará su músculo logístico con la culminación de las obras de su nuevo almacén en Mos (Pontevedra), el mismo municipio donde se encuentra ahora la sede principal.

La firma tiene en nómina 1.481 trabajadores, y prevé reforzar la plantilla en las próximas semanas con cuarenta personas para hacer frente a la campaña de Navidad.

Su crecimiento en la última década está siendo meteórico. Cerró el 2018 con una facturación de 201,3 millones de euros, un 11,4 % más que el año anterior, operando en 272 puntos de venta en todo el mundo. La compañía tiene ya cien tiendas en el extranjero, en donde genera el 26 % de su cifra de negocio. Solo el año pasado, Bimba y Lola abrió 35 nuevos establecimientos en el exterior y aterrizó en Italia, Guatemala y Ecuador, con lo que está ya presente en alrededor de una veintena de países. Entre sus nuevas aventuras figuran Malasia y Hong Kong, una arriesgada apuesta, considerada uno de los mercados más relevantes para las marcas de lujo.

Salto corporativo con tres nuevas sociedades constituidas en el último año

Las buenas expectativas de negocio de Bimba y Lola exigen crecer también a nivel corporativo, con una estructura cada vez más compleja. Hace unos meses, la firma de moda ponía en marcha la constitución de Bimba y Lola Logística, para gestionar el conjunto de activos, el personal y otras actividades de la empresa.

También en enero de este año, la sociedad que desde hace un año dirige José Manuel Martínez Gutiérrez (consejero delegado), constituyó la filial, Bimba y Lola Inversiones, que, administrada por las dueñas de la firma, se encarga de gestionar la expansión de la compañía, bien a través de ampliaciones de capital (incluida una posible salida a bolsa) o de la incorporación de activos.

Esta misma semana, la compañía, pilotada desde el 2018 por José Manuel Martínez Gutiérrez, ha constituido una nueva sociedad para gestionar sus activos inmobiliarios.

La nueva filial, Bimba y Lola Real Estate, tiene como socio único a Bimba Lola, la matriz de la compañía. El domicilio social de la sociedad se encuentra en el Parque Tecnológico y Logístico de Vigo, donde la empresa tiene sus instalaciones logísticas.

«Dado que el grupo posee y gestiona activos inmobiliarios, Bimba y Lola Real Estate se ha creado para separar de forma más clara todas las actividades relacionadas con dichos activos», ha explica la empresa.

María y Uxía o la importancia de apellidarse Domínguez para triunfar en este negocio

La moda es un producto perecedero, como los tomates. Lo que no se vende en temporada, se pudre en el almacén. Este simple concepto que explica el fenómeno Inditex, complementado con diseños exclusivos y una firma bien lustrosa, dan como resultado la fórmula prácticamente perfecta.

Los expertos del sector dicen que el éxito de Bimba y Lola radica, además, en que todo está externalizado, desde la producción en Asia hasta la logística. «El secreto está en buscar buenas ubicaciones, locales pequeños, mucho márketing y la mínima estructura de personal, con gente joven y mucha rotación», aseguran. La ecuación funciona, pero el peso de la genética también debe de tener algo que ver.

Las hermanas Domínguez comenzaron su andadura en el sector en Sociedad Textil Lonia (STL), empresa que habían fundado Jesús Domínguez (padre de las dos hermanas), Josefina Domínguez y Francisco Domínguez cuando el cuarto hermano en discordia, Adolfo Domínguez, optó por hacerse con el 40 % de su firma homónima y sacar el 60 % restante a bolsa para comprarles sus participaciones en el grupo.

Una vez formadas y con un bagaje lo suficientemente extenso como para encarar la creación de una nueva compañía, las hermanas Domínguez (siempre con Jesús Domínguez en la sombra) constituyeron en el 2005 la sociedad Moet&Mos, que más adelante pasaría a denominarse Bimba y Lola.

Con una inversión inicial de 15 millones de euros (según recoge el libro Secretos de familia: las guerras del poder, escrito por Agustí Sala), Bimba y Lola abrió su primera tienda en Bilbao, para más tarde apostar por Madrid y Barcelona. En solo un año, la compañía familiar ya contaba con cerca de sesenta puntos de venta, convirtiéndose en un fenómeno del mercado y ganándose el título de la firma de moda femenina de más rápido crecimiento.

En el año 2013 recibió una inyección de 10 millones en préstamo del Instituto de Crédito Oficial (ICO) para hacer frente a su expansión. Fue el año del gran salto para Bimba y Lola: la empresa nombró por primera vez un director general, Nicolás Corral, y revisó toda su imagen para impulsar su crecimiento en el mercado internacional.

Las fuentes consultadas para este reportaje coinciden en poner en valor la figura de Jesús Domínguez, al que consideran «el cerebro» de STL y también de Bimba y Lola. «A diferencia de Adolfo, Suso no es tan filósofo, ni mediático, siempre ha sido más práctico», recuerdan.