La petrolera más rentable del mundo

Alicia Medina Beirut

MERCADOS

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Aramco, la joya de la corona de la monarquía saudí, saldrá a bolsa en unos días ante las expectativas de los inversores La compañía extrae el 10 % del crudo a nivel internacional

17 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

 La joya de la corona de la monarquía saudí sale a bolsa. Aramco, la compañía que extrae un 10 % del petróleo mundial y que en el 2018 obtuvo un beneficio de 111.000 millones de dólares (superando a Apple, Facebook y Microsoft juntos), debutará en la bolsa de Riad (Tadawul) al colocar un pequeño paquete del 2 % de sus acciones, todo un hito que ha despertado el interés de los inversores a escala internacional.

Con un valor bursátil de 1,5 trillones de dólares según Bloomberg, y de 2 trillones según el príncipe heredero saudí, Mohamed Bin Salman (MBS), su desembarco bursátil representa la oferta pública inicial más grande de la historia.

La brecha entre el valor que persigue el Gobierno saudí y la estimación de inversores internacionales explica la elección. Según el analista de la firma Energy Intelligence Abhi Rajendran, aunque MBS aspiraba a mercados internacionales como Hong Kong o Londres «Tadawul era la mejor opción para obtener el tipo de valoración que espera el Gobierno». Esta bolsa también permite al Ejecutivo saudí «avanzar con la OPI sin cumplir los requisitos de los parqués internacionales», según el doctor Kristian Ulrichsen, del Baker Institute for Public Policy. Ambos analistas coinciden en que la cotización en bolsas internacionales tardará dos años.

Gestores de fondos e inversores particulares saudíes y del Golfo, así como grandes fondos extranjeros, podrán comprar acciones de la empresa más rentable del mundo, que fue nacionalizada en 1980. Pero existe cierto recelo sobre el control del Gobierno saudí en la petrolera. «Un gestor de fondos con un gran número de acciones es posible que no pueda opinar sobre la gestión o la distribución de fondos, como lo haría en una compañía cotizando en otros parqués internacionales, ya que en última instancia, depende del Ejecutivo», explica Rajendran.

Para disipar dudas, Aramco ha prometido dividendos de 75 billones de dólares en el 2020, ha anunciado que pagará antes a los accionistas que al Estado saudí y se baraja la posibilidad de eximirla de impuestos.

Bajo amenaza de drones

Los ataques aéreos a las instalaciones de Aramco en septiembre frenaron la mitad de la producción de la compañía, afectando al 5 % de la producción global de petróleo. Esa vulnerabilidad, así como las tensiones entre Arabia Saudí e Irán, llevaron a la agencia Fitch a rebajar su calificación de A+ a A. Según el analista Rajendran, si bien el ataque expuso la vulnerabilidad de las instalaciones, «la compañía operacionalmente demostró su profesionalidad, ya que se recuperaron y restablecieron los trabajos de manera rápida». Aunque recalca que las preocupaciones sobre la seguridad pueden conllevar una pérdida de valor.

Con todo, quizás una de las mayores incógnitas relacionadas con esta operación es la huella climática de Aramco. Según The Guardian, es la empresa más contaminante del planeta, contribuyendo en 59 billones de toneladas de CO2 desde 1965, un tercio más que sus rivales. El problema para las autoridades saudíes que impulsan la salida a bolsa radica en que, a raíz del debate climático y la transición energética, el interés de los inversores por las compañías relacionadas con los combustibles fósiles se ha aminorado.

 Asociaciones ecologistas como 350.org han pedido incluso a los inversores que no participen en la OPI de Aramco. «No hay tiempo para continuar perforando como hasta ahora, incluso si inviertes tus beneficios en energías renovables», afirma Hoda Baraka, directiva de la entidad. Las consecuencias no se han hecho esperar. El fondo de inversión de Singapur Temasek ha anunciado que no invertirá en Aramco por las «preocupaciones climáticas».

Lo cierto es que MBS ha enmarcado la salida a bolsa de Aramco como la pieza clave de su programa de reformas estructurales (Vision 2030), que pretende reducir la dependencia de la economía saudí del petróleo. La economía verde que promete el príncipe heredero dista de la realidad actual y necesita de estímulos reales. Ulrichsen señala por ejemplo que, tras anunciar un proyecto de energía solar valorado en 200 billones de dólares con el banco japonés SoftBank Development Vision en marzo del 2018, «este fue cancelado seis meses después discretamente».