Amores prohibidos

MERCADOS

Steve Easterbrook se ha visto obligado a dejar la dirección de McDonald?s por su relación con un trabajador de la empresa

10 nov 2019 . Actualizado a las 05:06 h.

Hay amores que matan. O eso dicen. Y otros, que destruyen carreras. Que se lo digan a Steve Easterbrook (Watford, Reino Unido, 1967), hasta hace solo unos días consejero delegado de McDonald’s. Ha tenido que dejar su puesto. De manera precipitada. Y todo por mantener una relación amorosa con un compañero de trabajo. O compañera, que no ha trascendido el sexo. Lo tenía prohibido. Por contrato. Sabía a lo que se exponía. Pero le pudo la pasión.

Puede que en España suene raro. Aquí las relaciones afectivas -consentidas, por supuesto- no son motivo de despido. Hasta están regulados los permisos por descendencia cuando los dos progenitores trabajan en la misma empresa. Pero, allende el Atlántico, la cosa cambia. Allí es frecuente la prohibición de las relaciones con subordinados para evitar los abusos de poder. Es también una forma de evitar el nepotismo y los tratos de favor. Y, por qué no decirlo, también de mantener a salvo la información sensible que manejan los ejecutivos. Que ya se sabe que el amor lo vuelve a uno tarumba. Y... le suelta la lengua.

El mismo Easterbrook entonó el mea culpa en un mensaje a sus empleados, admitiendo que había cometido «un error». Y, con 52 años, divorciado y con tres hijos, el hasta hace bien poco primer ejecutivo de la cadena está en la calle. Del futuro de su pareja, nada se sabe. Pero, descuiden, que no van a tener que aplicarse aquello tan castizo y romántico -a quien se lo parezca- del «contigo, pan y cebolla». Porque Easterbrook se va. Pero, se va con posibles. McDonald’s le va a pagar seis sueldos: unos 670.000 dólares en función de su salario base del 2018 (1,34 millones por año). Sumándole bonus, opciones sobre acciones y otras compensaciones, su remuneración total ascendía a 15,9 millones de dólares anuales. Así que, en este caso, viene más a cuento aquello de que «las penas con pan, son menos penas».

 A cambio, no podrá trabajar para un competidor de McDonald’s durante al menos dos años.

Una lástima. por que es todo un experto en el negocio. Licenciado en Ciencias Naturales por la Universidad de Durham, inició su carrera en Price Waterhouse. A McDonald’s llegó en 1993. Y en el 2011, lo dejó. Pero solo durante un tiempo. Fue en el 2011. Para tomar las riendas de Pizza Express, primero; y Wagamama, después.

Regresó en el 2013. Como director de la cadena para el Reino Unido y norte de Europa. Y apenas dos años después, en el 2015, ya estaba al frente de la compañía, lo que lo convirtió en el primer británico en hacerse con el timón de una de las empresas más emblemáticas de Estados Unidos. Llegaba con la misión de salvar la imagen de McDonald’s, sumida por aquel entonces en un momento complicado, salpicada por varios escándalos, acusaciones de racismo y explotación laboral, incluidas.

Una misión esta que tenía encarrilada (basta con decir que la compañía vale ahora el doble que antes de su llegada), pero que ya no podrá terminar. Pero, donde reina el amor, sobran las leyes.