Agua, el negocio que fascina al gurú que predijo la crisis

Sara Cabrero
Sara Cabrero REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

KOEN VAN WEEL

Michael Burry, una de las voces más respetadas de Wall Street, lleva años invirtiendo en negocios relacionados con el líquido elemento, al que 750 millones de personas ya no tienen ya acceso

23 sep 2019 . Actualizado a las 16:43 h.

¿Cuánto vale un vaso de agua? ¿Qué dinero se invierte en una simple ducha? ¿Y cuánto nos cuesta regar el campo? El agua es el elemento más abundante en nuestro planeta y, sin embargo, se ha convertido en un objeto de deseo para algunos y en un quebradero de cabeza para otros. Empieza a codearse con materias como el petróleo o el oro. Sí, con materiales finitos y de importante valor económico. Y ya hay sesudas mentes financieras que empiezan a poner su dinero en firmas relacionadas con este líquido.

Uno de ellos es Michael Burry. Probablemente a muchos no les suene el nombre, pero se ha convertido en toda una eminencia entre los corrillos de Wall Street. Este neurólogo de formación, amante del heavy metal gestionaba antes de la última crisis -de la que muchos aún siguen lamiéndose las heridas- el fondo Scion Capital LLC, el primero en darse cuenta de que las hipotecas subprime tenían todas las papeletas para convertirse en crisis y acabar colapsando. No solo supo leer la bola de cristal, sino que además llenó sus bolsillos con la predicción. Fue de los primeros en apostar por una caída del mercado inmobiliario en los Estados Unidos. Y vaya si acertó. Con la cuenta bien engrosada y engrasada, Burry se apartó de los escenarios bursátiles y se dedicó -durante unos años- a disfrutar de lo ganado. Pero hace poco volvió a aparecer en escena con una nueva obsesión que ha vuelto a encender todas las alarmas en los parqués. Y es que Burry ha empezado a invertir su fortuna personal en agua, un bien que, según él mismo explica, nunca dejará de tener demanda y no tiene sustituto posible. «Agua fresca y potable es algo que todos damos por sentado que habrá en abundancia, pero no está garantizado. El agua es un bien político».

Raúl Sanchidrián

Dicen los que saben que hay suficientes datos como para ponerse a pensar en el tema. «Mientras crece la población mundial, el consumo de agua puede hacerlo el doble de rápido. De hecho, uno de los procesos que amenazan con infligir un daño duradero en la capacidad del planeta para sustentar la vida es el agotamiento de los suministros de agua dulce», explica Gonzalo Rengifo, director general de Pictet AM en Iberia y Latam, la gestora de fondos de inversión del grupo suizo Pictet. Este experto asegura que el agua se ha convertido en un asunto estratégico a nivel mundial: «En 40 años, sus tasas han subido al ritmo del petróleo, pero con una volatilidad anual del 4 %, frente al 40 % del oro negro».

Y en algunos países las cosas ya se han puesto negras. Tanto como para que muchas voces aseguren que el próximo conflicto de gran dimensiones puede ser, precisamente, una guerra derivada de este preciado líquido. De hecho, la escasez de este fluido ni siquiera es un problema del futuro. Más de 750 millones de personas carecen de acceso al agua potable y casi dos millones mueren cada año a causa de ello. Y si miramos más allá, las cifras se tiñen todavía más oscuras. El futuro podría parecerse incluso a la apocalíptica Mad Max. Porque según la Organización Meteorológica Mundial, en el 2025 dos de cada tres personas en el planeta sufrirán restricciones en los suministros, mientras que en el 2050 -según los últimos estudios de las Naciones Unidas-, una de cada cuatro personas vivirá en un país con un problema crónico de escasez. No hay que viajar mucho en el tiempo para encontrase estas realidades. Para Jordania, por ejemplo, es más una cuestión de presente que de futuro. En Amán, los cortes son constantes y los ciudadanos nunca saben qué día o a qué hora volverán a ver correr agua de sus grifos. Limpiar la ropa o ducharse es todo un lujo en estos territorios. Y a veces, incluso cocinar con este líquido es imposible. Por ello, Jordania camina sin remedio hacia un hito del que nadie querría presumir. Podría convertirse en el primero en quedarse virtualmente sin agua.

Como siempre, la moneda tiene dos caras. A la tragedia ya hay quien ha sabido sacarle brillo. Y han decidido poner su dinero en manos de empresas que se encuentren inmersas en soluciones que consigan atajar un problema que es de todos. «Los inversores pueden aprovechar esta oportunidad de situarse a la vanguardia del rápido crecimiento de esta tendencia, especialmente mediante una estrategia de inversión temática», explica el portavoz de Pictet AM.

¿España está preparada?

Urge poner medidas a un problema que nos viene pisando los talones. Pero tampoco debemos obsesionarnos. Porque en España estamos bastante preparados. «Nosotros tenemos la ventaja de que tenemos una tradición muy grande y consolidada en lo que a planificación hidrológica se refiere», asegura Fernando Morcillo, presidente de la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS). De hecho, según este experto, en los últimos años, y fruto de las continuas campañas de concienciación, el consumo por habitante se ha reducido considerablemente.