«Los países productores deben diversificar su economía para una transición justa»

M. Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

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Inigo Sierra ISO100FOTO

08 sep 2019 . Actualizado a las 05:17 h.

Un nuevo orden energético ha comenzado a fraguarse en el mundo. El petróleo no va a desaparecer, pero su omnipotente poder va a ir diluyéndose a medida que la revolución tecnológica que ahora sobrevuela sobre el sector energético vaya tocando cada vez más campos hasta hacer realidad el Acuerdo de París. Ante la transición que se está gestando, Mikel González-Eguino, investigador en el Basque Centro for Climate Change (BC3), lanza un mensaje: «Los países productores de combustibles fósiles han de comenzar a diversificar ya sus economías».

-¿Esa misma tarea es la que han de hacer las empresas que dependen de combustibles fósiles?

-Es muy importante tener en cuenta los riesgos que supone el seguir invirtiendo en tecnologías asociadas a combustibles fósiles porque puede ser que en el futuro tanto las empresas como los países se expongan a unos riesgos económicos y financieros que eran innecesarios. Las empresas del petróleo y gas también han de diversificar su cartera de activos para que la transición no afecte ni a su rentabilidad futura y ni a sus trabajadores. Incluso en estos sectores tan directamente afectados es posible aprovechar las oportunidades de la transición energética y no dejar a nadie atrás, pero para ello es necesario comenzar cuanto antes.

-¿Por qué el petróleo comenzará a tener menos influencia a nivel global?

-La motivación clara que está detrás de la futura reducción en la demanda de petróleo es el cambio climático. Los informes científicos existentes al respecto urgen que la economía global se vaya descarbonizando y vaya dejando de depender de los combustibles fósiles para evitar las peores consecuencias de las crisis climatica. Pero también es posible que la revolución tecnológica en el sector transporte puede ayudar a acelerar el proceso. En el caso del carbón y de los países desarrollados, está claro que hay energías renovables que hacen posible producir electricidad con otras tecnologías muy competitivas. Al petróleo puede pasarle algo parecido.

-Para cumplir con París hay que pasar de los 150 hexajulios que se consumen ahora a nivel global a 100 en el horizonte del 2030. ¿Cómo puede cumplirse eso?

-Es necesario que gobiernos y empresas desplieguen políticas que impulsen una movilidad sostenible. Esta puede hacerse con coches más eficientes o bajos en emisiones, aunque una parte muy importante de esta reducción seguramente vendrá de la utilización a gran escala de los coches eléctricos.

-Las grandes compañías petrolíferas ya no quieren denominarse de esa manera. Ahora son empresas energéticas. ¿Es esa otra prueba de que la transición está apretando el acelerador?

-Las empresas de petróleo y gas comienzan a ver que ellas mismas han de hacer una transición en sus modelos de negocio. El Acuerdo de París va a prevalecer, y por eso es importante que empiecen a diversificar su negocio. De la misma forma, los países deberían hacer lo mismo, especialmente aquellos cuya economía depende mucho del petróleo.

-Se refiere a los países de Oriente Medio...

-Sí, pero también hay otros países como Angola, Nigeria, Rusia o Noruega, entre otros, con un porcentaje importante de sus ingresos que proceden de las exportaciones de petróleo. De no abordar una adecuada diversificación de su economía pueden verse en una situación comprometida en el futuro. Esto no va a suceder de la noche a la mañana, pero acabará afectándoles. No hay tiempo que perder. Ni en el cambio climático, ni en la diversificación de estas economías.

-Los hay que ya están tratando de cubrirse las espaldas.

-Arabia Saudí está invirtiendo también en energías renovables, porque saben que son más baratas que otras alternativas para producir electricidad. Otros como Noruega también han decidido desinvertir 11.000 millones de euros de su Fondo de Pensiones para redirigirlo hacia las renovables. Es un ejemplo de un país que se está adelantando porque no quiere que sus ciudadanos estén expuestos a los riesgos de los combustibles fósiles. Es verdad que es un país rico donde la venta de coches eléctricos supone cerca del 50 % del total.

-¿Y qué pasa con los riesgos financieros de invertir en combustibles como petróleo o gas?

-Es algo de lo que no se habla mucho. Pero hay datos que maneja la Agencia Internacional de la Energía que hablan de que para poder cumplir con el Acuerdo de París solo se debería utilizar un tercio de las reservas probadas de combustibles fósiles. Lo que pasa es que un aparte de esas reservas están ya incluidas en las cuentas de las empresas y no muestran su valor real porque podrían convertirse en lo que se conoce como activo inservible o varado. Un estudio de Carbon Tracker calcula que el 90 % de todos los activos varados que en conjunto suponen en torno a 1,6 billones de dólares se concentran en la industria del petróleo y del gas.

-En Galicia a veces vemos el cambio como muy lejano.

-No es algo tan lejano. El abaratamiento del coche eléctrico, las mejoras previstas de sus prestaciones y autonomía y la extensión de red de recarga puede hacer que las transición sea más rápida de lo que pensamos. No obstante, la movilidad sostenible es algo más que sustituir nuestros coches de combustión, ya sean diésel o gasolina, por coches eléctricos o de bajas emisiones. Es igualmente necesario impulsar un transporte público asequible y de calidad, que llegue a las zonas rurales e seguir impulsando el uso de la bicicleta y el caminar.