Sol Vázquez: «Decidir sobre una compra es apostar o no por unos valores»

Susana Luaña Louzao
Susana Luaña REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

SANDRA ALONSO

Si alguien necesita un teléfono en el área de Comercio, en la Xunta, se lo pregunta a la directora xeral, Sol Vázquez, que pasó por todos los departamentos que ahora dirige. Le gusta el servicio público y se le nota; un gran perfil para escuchar las demandas de unos comerciantes en apuros y las reclamaciones de unos consumidores cada vez más exigentes

08 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Sol María Vázquez Abeal (Ferrol, 1976) pasó por todos los departamentos de la Administración en el área de Comercio. Licenciada en Derecho por la Universidade de Santiago, cursó un máster en Dirección e Xestión de Comercio Exterior. Entró en la Xunta como interina en el año 2002 y, a partir de ahí, su carrera no dejó de evolucionar hasta ser nombrada, en el año 2013, directora xeral de Comercio e Consumo.

-¿Apostó desde siempre por la Administración?

-Sí, porque siempre tuve vocación de servicio público. Me senté en todas las sillas de Comercio, por eso soy la que se sabe todos los teléfonos, siempre recurren a mí para eso -dice entre risas-. Primero como interina en un puesto base, luego como funcionaria en prácticas, después como jefa de servicio, luego como subdirectora con Nava Castro y desde el 2013 y hasta ahora, como directora. La oposición la aprobé en el 2005. Bueno, en realidad aprobé dos, porque cuando estás desesperada te presentas a todas. Yo fui a las de la Xunta y a las del Estado, y al final, las aprobé las dos. Hay años buenos.

-Cada día cierran dos pequeños comercios en Galicia. ¿Esto tiene solución?

-Es difícil. Vivimos momentos de transformación, cambian los hábitos de compra, tenemos escaparates en el móvil, los horarios nos condicionan... Antes estaba el pequeño comercio y estaban las grandes superficies, y ahora se suma la venta por Internet, y esto es muy complicado para el comercio de proximidad, que tiene que buscar su nicho. Pero lo que tenemos todos claro es que nos gustan nuestras ciudades tal y como son, con sus escaparates y sus calles peatonales, y también nuestros mercados y las ferias tradicionales.

-¿Qué puede hacer la Administración?

-A la Administración le toca apoyar, impulsar y orientar. Tenemos líneas de actuación para guiar al comerciante y ponemos a su disposición gestores de redes sociales y otros profesionales que les enseñan a montar un vídeo, a ponerse al día en márketing 4.0 o a hacer uso de la realidad aumentada. Y luego otra vertiente es la que ya ha puesto en marcha Inditex, la de la sostenibilidad, porque tenemos que ser los primero en levantar la bandera de la Galicia verde y en el comercio de proximidad es posible porque genera menos residuos. Tenemos la obligación de enseñar a ser un consumidor responsable que sepa dónde se fabrica un producto o cómo llega a su casa; y si lo compra por Internet, que sea consciente de que el embalaje y el transporte también contaminan. Decidir por una compra es apostar o no por unos valores. Es necesario reivindicar el empoderamiento del consumidor.

-Pero el poder adquisitivo suele condicionar la compra.

-Cada uno toma decisiones dependiendo de muchos factores, y la economía es uno de ellos, por supuesto. Pero también depende de la educación adquirida y de las pautas de consumo. Cuando yo era pequeña se recogían los envases, se reutilizaba la ropa, los restos de comida eran para los animales... Recuperar esas costumbres es posible.

-¿Esa modernización también está llegando a los mercados?

-Sí, la Federación de Prazas de Abastos de Galicia acaba de sacar un sistema de venta online y la práctica totalidad de los placeros atienden vía teléfono o móvil. Las plazas se están reinventando, y adaptarse a los horarios del cliente es fundamental.

«El ciudadano tiene que saber que con su actuación puede cambiar las cosas»

Las telecomunicaciones y el recibo de la luz siguen siendo los sectores que más consultas y quejas trasladan a Consumo. «Es lógico -puntualiza Sol Vázquez-, porque es lo que más utilizamos».

-¿El consumidor reclama o calla?

-En el primer semestre del año hubo unas 20.000 llamadas al teléfono de atención gratuita, y de ellas, la mayoría están relacionadas con esos sectores mencionados. Es cierto que nosotros hacemos charlas informativas, pero al final es muy importante tener ese teléfono para que la gente lo tenga presente en el momento en el que tiene que reclamar.

-¿Y vale la pena hacerlo?

-Por supuesto, lo pedimos encarecidamente porque es muy importante. El ciudadano tiene que saber que con su actuación puede cambiar las cosas. Es algo que estaba muy presente, por ejemplo, en los años 80. No podemos aceptar abusos o que alguien se quede con un euro que es mío, porque un euro más otro, al final importa. Tenemos que tener la vocación de mejorar las cosas. Y de hecho, a través de las reclamaciones hay cosas que han ido mejorando, como la instalación de contadores de la luz digitales, o la corrección de abusos de las compañías aéreas. Es cierto que hoy en día todo va muy rápido y que van a aparecer otras reclamaciones, pero tenemos que ser conscientes de que somos nosotros los que podemos reconducir la actuación de las empresas porque, a fin de cuentas, ellas viven de la atención al cliente. Nuestro granito de arena sí importa.

 Un nuevo miembro que está a punto de sumarse a la familia

«Venís en un momento muy especial para mí», dice Sol antes de la entrevista. Tiene razón; la directora xeral está esperando un niño y todo a su alrededor huele a ilusión. Ferrolana, hija única de padres trabajadores, no ha superado todavía el dolor que le produjo la muerte de su padre, una persona que le dio fuerzas para conseguir sus objetivos. «Yo me parezco mucho a él, mi padre era una persona increíble». Nunca un nuevo miembro suple la ausencia de otro en la familia, pero el entorno de Sol Vázquez, y en especial su madre, esperan con los brazos abiertos la llegada del pequeño. Mientras, nuestra protagonista disfruta de su escaso tiempo libre en Ferrol, con la familia y con los amigos. A veces tocando el piano, a veces leyendo, y casi siempre, paseando por una ría «maravillosa» que, asegura, es una gran desconocida.