Pokémon Go y Tinder, en la lucha por los derechos civiles de Hong Kong

Javier García Ortigueira | D. C.

MERCADOS

Adryel Talamantes / ZUMA Wire / dpa

Estas aplicaciones son las ballestas y los rifles de los «millennials», Las utilizan en manifestaciones contra el Gobierno chino para organizarse y evitar el control policial

27 ago 2019 . Actualizado a las 12:32 h.

Desde el comienzo del verano, la ciudad de Hong Kong acoge en sus calles una gran cantidad de protestas contra el Gobierno chino. A pesar de que ya existían tensiones en la región debido a la futura y definitiva anexión a China, la chispa que ha encendido las manifestaciones ha sido la propuesta de ley de extraditar al país asiático a los sospechosos de cometer delitos en Hong Kong. Este movimiento alentó a cerca de 2 millones de habitantes a ocupar las calles, reivindicando sus derechos y protestando por la unión a China, que limitaría sus libertades. Consiguieron tumbar el proyecto de ley.

Para evitar el control policial y gubernamental, los opositores se sirven de diversas aplicaciones, sorteando la vigilancia a la que están sometidos. No es la primera vez que la tecnología se convierte en garantía de las libertades civiles: cinco años atrás, otra ola de protestas azotaba Hong Kong en la conocida Revolución de los Paraguas, causada por la decisión de China de limitar los candidatos a las elecciones de Hong Kong.

Ahora la región vive una situación similar, pero los manifestantes ya no utilizan WhatsApp o Facebook, como hicieron en el 2014. Debido a que el control es cada vez mayor, los ciudadanos se sirven de aplicaciones más disparatadas para poder comunicarse entre ellos, como Pokémon Go, Tinder, Uber, FireChat o Telegram.

Las armas «millennials»

La policía de Hong Kong ha prohibido algunas de las manifestaciones, deteniendo a sus asistentes por revuelta y quebrantamiento de la paz. Para salvar este obstáculo, los hongkoneses han recurrido a Pokémon Go, la popular aplicación de Niantic que salió al mercado hace tres años. Amparándose en que simplemente disfrutan del juego, los manifestantes organizan reuniones multitudinarias disfrazadas de meros «eventos pokémon», con los que consiguen reclutar a una gran cantidad de simpatizantes. Aunque el evento desemboque en una revuelta, los asistentes le plantan cara a las autoridades argumentando que tan solo estaban cazando «pokémones», y evitando así que la policía pueda presentar cargos contra ellos por organizar concentraciones no autorizadas.

Tinder también juega un papel muy importante. La aplicación de citas se reinventa en Hong Kong, donde aún sirve para conocer gente, pero ya no con intereses románticos. Los ciudadanos usan ahora esta herramienta para crear perfiles que difundan información sobre las próximas manifestaciones, reclutar apoyos y divulgar consejos para evitar la censura. Aquellos que hagan match con estas personas, de las que se desconoce su identidad, recibirán avisos y datos más detallados sobre las protestas, que han sustituido a las citas.

En caso de que la policía actúe, los opositores deben huir, y aquí entra en juego Uber, que facilita una vía de escape rápida y segura. Pero la aplicación utiliza el GPS, por lo que podrían ser rastreados. Para evitarlo, los conductores de estos vehículos deshabilitan su ubicación y utilizan Telegram, donde hay una gran cantidad de grupos de ciudadanos simpatizantes con la causa. Envían su placa y localización a la aplicación de mensajería, para que los hongkoneses pueden verlos en un mapa en tiempo real, y soliciten sus servicios si fuera necesaria una evacuación precipitada de las zonas de protesta.

Telegram ya se usaba para compartir información sobre el estado de los frentes, la ubicación de las fuerzas policiales y las estaciones de primeros auxilios, así como los lugares donde encontrar botellas de agua, gafas o máscaras de gas. Pero Telegram podría no ser tan seguro como parece, pues su fundador y CEO, Pavel Durov, anunció recientemente que estaban sufriendo ataques informáticos, la mayoría procedentes de China.

A pesar de que las aplicaciones anteriores facilitan una difusión rápida de los mensajes, los habitantes de Hong Kong has encontrado una forma más eficaz e inmediata de contactar entre ellos, alcanzando incluso a desconocidos. Bautizada como FireChat, su funcionamiento es similar al servicio AirDrop de Apple, pues permite la transferencia de archivos entre teléfonos móviles cercanos de manera inalámbrica y segura, sin ser necesaria la conexión a Internet. Gracias a esta herramienta, los mensajes activistas se propagan rápidamente por toda clase de lugares, siendo de gran utilidad en espacios públicos como el metro o los centros comerciales.

La primavera asiática

La fuerza de las protestas y el papel esencial de la tecnología ha provocado que este movimiento se compare con la Primavera Árabe y, en este caso, reciba el nombre de Primavera Asiática. Uno de los aspectos clave es la carencia de un líder que encabece las manifestaciones, lo que complica enormemente que el Gobierno chino pueda ejercer su represión en Hong Kong, pues no existe un jefe en quien centrarse.

El historial de su relación con China destaca por varias protestas y choques, que hallan su origen en el año 1997, cuando Hong Kong dejó de ser una colonia británica y comenzó un lento proceso de integración en el país asiático que culminará en el 2047. Pero China se intenta adelantar, forzando la adaptación cuanto antes, lo que significaría la desaparición de la democracia y otros derechos y libertades fundamentales en Hong Kong, donde la mayoría de sus habitantes se identifican como chinos, pero luchan por mantener un cierto grado de autonomía. A raíz del temor y la inestabilidad, las solicitudes de emigración se han incrementado un 30 %.

Al igual que en otras protestas históricas, como las de París en mayo del 68, los estudiantes son fundamentales. En la región asiática el movimiento estudiantil ha sido uno de los responsables de incitar las revueltas, y su facilidad para adaptarse a las nuevas tecnologías ha hecho posible que Pokémon Go o Tinder se hayan convertido en la bandera de los millennials para defender sus libertades civiles.

No obstante, estas reivindicaciones no entienden de edades, pues la concentración en el parque Victoria celebrada el domingo 18 de agosto reunía a personas de todas las franjas de edad. Entre los cientos de miles de paraguas que soportaron la intensa lluvia había incluso adultos que dimitieron de sus trabajos para poder dedicarse a tiempo completo a las protestas: una muestra más de la situación especialmente crítica que vive la región del sudeste asiático.