Los latinos de EE. UU.: Todo para triunfar menos la unidad

Esperanza Balaguer

MERCADOS

El poder de esta comunidad se la juega a una segunda presidencia de Trump. Las empresas aún no reparan en los 15 millones de «hispennials»

25 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La imparable fuerza de los latinos en Estados Unidos se encuentra ante una encrucijada. Los casi 59 millones de personas de origen hispano, el 18 % de la población, tendrán que elegir entre unirse para aprovechar la revolución demográfica que protagonizan o continuar cada uno a lo suyo. En los próximos 40 años, serán 109 millones, según las previsiones de la Oficina del Censo de EE. UU. Una amalgama de ciudadanos de diferentes razas, estratos sociales e intereses procedentes de 21 países con raíces culturales parecidas y un elemento común: el idioma español. Y ni siquiera eso. Cerca del 37 % del total, todos ellos nacidos en suelo estadounidense, no lo hablan, según datos del Pew Research Center.

El potencial de los latinos en el a país es una realidad. Así lo muestran la mayoría de los datos. Sobre todo los económicos. Su poder adquisitivo crece el doble que el del resto de la población. Dentro de tres años, los hispanos tendrán una capacidad de compra de 1.900 billones de dólares, una cifra superior al Producto Interior Bruto (PIB) de países como Australia, México o España, según el estudio Oportunidad Latinx: Poder en el camino a la compra recién publicado por la consultora Nielsen.

«En estos tiempos difíciles para los latinos, es importante conocer la verdad sobre esta minoría», explica Stacie Armas, vicepresidenta de Iniciativas Estratégicas y Captación de Clientes de la consultora. La realidad es que la comunidad hispana ha crecido un 70 % entre el 2000 y el 2018, frente al 9 % de los no hispanos. Llenan las aulas, las universidades, las oficinas y las tiendas tanto físicas como digitales. Su influencia crece en el arte, los deportes, los medios de comunicación e incluso en los estantes de los supermercados.

Están llamados a redefinir lo que en el futuro significará ser estadounidenses. En ese camino les ha salido al encuentro el presidente, Donald Trump. Su retórica racista, acompañada de las duras políticas migratorias y del recorte de derechos ha puesto a la comunidad latina ante el desafío de unirse, o no, para batirle en las próximas elecciones de noviembre del 2020.

En primera fila del encontronazo se encuentran los hispennials, término que se usa para hablar de los hispano-millennials de entre 20 y 37 años. Jóvenes crecidos en la era digital que se acercan a su etapa de mayores ingresos y que representan el 75 % del crecimiento de la fuerza laboral del país de los últimos seis años.

Las empresas, sin embargo, todavía no se han dado cuenta de esta oportunidad. «Las marcas deben comprender no solo su trayectoria como consumidores, sino su trayectoria como estadounidenses», recalca Armas. Son cerca de 15 millones de consumidores con un poder adquisitivo mayor que el de sus padres y se sienten más representados por el sueño americano que los descendientes de europeos. En sus manos está arrastrar al resto de la comunidad latina.

Buenos ingresos

Muchos de ellos se encuentran ya en puestos relevantes dentro de las empresas, con sueldos por encima de los 100.000 dólares (90.200 euros). Compran en Amazon, se han casado -el promedio está entre los 25 y los 27 años-, algunos han tenido hijos e incluso han adquirido ya su primera casa. Su nivel de gasto se acelera a una edad muy temprana. Pero es aquí cuando llega la desafección. «La comunidad hispana es poderosa pero actúa débil», considera Claudia Romo Edelman, fundadora de We are all Human, una organización sin ánimo de lucro que lucha por fomentar la influencia de los hispanos en EE. UU.

Una vez conquistada la cima, entran en sus burbujas de comodidad. «Existen muchos líderes, que todavía no se han dado cuenta de su responsabilidad», dice Romo, antes de poner como ejemplo el caso del directivo de origen latino en el puesto más alto dentro de Microsoft, que llevaba años sin enterarse de su condición. Los hispanos necesitan historias de reconocimiento más allá de los buenos años que arrastra la cultura popular con su última gran estrella, el premiado actor y compositor Lin-Manuel Miranda.

En agosto del 2018, We Are All Human realizó el primer estudio para tratar de medir el sentimiento hispano en EE. UU. Un alarmante 77 % de los encuestados desconocía los logros alcanzados por su comunidad en todo el país. A pesar de servir como la fuente principal de mano de obra en las fábricas, las explotaciones agrícolas y los servicios, el 74 % de los latinos sienten que no pueden ser ellos mismos en el entorno de trabajo. Por el contrario, el 80 % consideran que juegan un papel importante en sus barrios y su entorno más cercano. «La fragmentación afecta mucho», explica Romo. El pasado mes de diciembre, reunió en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York a 350 miembros relevantes de la comunidad hispana para establecer por primera vez una agenda de prioridades de cara a las elecciones del 2020. El foco se situó en tres puntos: la educación, el empoderamiento financiero y el cambio de percepción. Todavía está por definir una causa común que agrupe a todos como fue el matrimonio para el colectivo LGTBI.

«Ese momento, va a ser muy espontáneo, muy orgánico, no se puede inventar», comenta David Cruz, portavoz de la League of United Latin American Citizens, organización fundada en 1929 y que actúa sobre el terreno. Los trabajadores latinos parecen todavía tenerle más miedo a los robots que a Trump. Pero la acumulación de ataques, sumada a la crueldad con los inmigrantes y el tiroteo masivo de El Paso (Texas) dirigido contra los latinos, han incrementando el activismo en las comunidades de vecinos, en los barrios, las escuelas y entre los jóvenes con dinero. Esta base representan el 12 % del PIB y serán 30 millones de votantes en el 2020. «Lo de hablar unas palabritas en español se acabó», apunta Romo. Ninguno de los candidatos demócratas ha presentado propuestas concretas dirigidas a la comunidad en su conjunto, que puedan levantar las altas cifras de abstención. «Estamos en una encrucijada, si vuelve a salir Trump, este país va a cambiar para siempre», advierte Cruz. Los latinos se juegan mucho. Por el momento, solo cuentan con sus votos. Uno cada uno.