Turismo con destino a lo más extraño

Sara Cabrero
Sara Cabrero REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

cedida

Desiertos con esculturas de hielo o formados por sal en vez de arena, agujeros en el mar muy profundos o islas con plantas únicas son solo algunos de los parajes más exóticos del mundo

28 jul 2019 . Actualizado a las 11:45 h.

Lejos de los cruceros, los chiringuitos de playa y las largas caminatas por las ciudades más concurridas existe un circuito de destinos pensado para los más intrépidos. Para aquellos que buscan experiencias exóticas o diferentes. Para los que quieren llegar a donde (casi) nadie ha llegado. No buscan rascacielos. Tampoco palmeras o arenas pisadas por masas de veraneantes. Ellos quieren cosas extrañas. Y con estos requisitos como bandera, las opciones son inimaginables.

Dentro de estos destinos sorprendentes y extraños acaba de entrar la región de los Andes de Chile y Argentina, donde la naturaleza ha creado una de las imágenes más sorprendentes. En pleno desierto, con la arena y el calor extremo zozobrando, se erigen unas enormes láminas de hielo en forma de daga alineadas verticalmente. Sí, hielo en el desierto. Bautizadas como los Penitentes, estas pequeñas cuchillas heladas están situadas a una altura superior a los 4.000 metros. Tampoco es un desierto al uso el Salar de Uyuni, un lugar que demuestra que no todos los yermos arenales son marrones. Ubicado en Bolivia, es el mayor desierto de sal del mundo.

Pero estos no son los únicos parajes extremos que los trotamundos incluyen en su imaginario. Por todo el mundo se erigen lugares de lo más exóticos que a muchos sorprenderán. Los que busquen una imagen única con la que sorprender a su propia vista tienen en el océano Pacífico occidental un auténtico deleite. La fosa de las Marianas, a unos 200 km. al este de las islas Marianas, ofrece una estampa única en su especie. Y tanto que es única. Porque aquí se encuentra el punto más profundo de nuestros océanos. Su máxima profundidad conocida son 10.994 metros y la combinación de colores azules y negros que posee la convierten en un lugar insólito.

Y en esto de impresionar con el color como principal arma, el lugar que se lleva la palma es Caño Cristales, cuya explosión de tonalidades le ha valido convertirse en el río más bonito del mundo. Los que se acerquen hasta la colombiana sierra Macarena podrán disfrutar de fotografías en las que se mezclan los amarillos, los azules, los verdes y los rojos. No hay que ir muy lejos para encontrar un regato peculiar. Porque uno patrio compite con el del otro lado del charco. El río Tinto, de tonos rojizos, atraviesa la provincia de Huelva y ofrece imágenes realmente curiosas y que además se utiliza para simular los hábitats de Marte. También juega con la ventaja del color el Lago Hillier, en Australia, una charca completamente rosa. Otro de los lugares que consiguen escapar al entendimiento de la comunidad científica es el llamado Ojo de África. Perdido en medio del desierto del Sáhara, este lugar de suelos erosionados de más de 24 kilómetros de diámetro parece ser el resultado del impacto de un asteroide.

Algo más peligrosos son los lagos de lava. Existen cuatro en el mundo, pero uno de los más espectaculares se encuentra en África, en el volcán Erta Ale. Eso sí, llegar hasta allí no es apto para todas las piernas.

Para ver cosas completamente desconocidas para la mayoría de ojos humanos, el lugar elegido debe ser la isla de Socotra; todo un reto para Darwin. Al sur de Yemen se erige este extraño paisaje con árboles y animales únicos en su especie. Más propia de una película como Avatar, todo en Socotra ha ido evolucionando al margen del resto del mundo, con un clima, paisaje y flora completamente diferente a lo que conocemos a este lado del planeta.

No todo el mundo está preparado para afrontar unas vacaciones tan exóticas. Pero lejos de lo que muchos creen, esto tampoco es cuestión de edad o de veteranía viajera. Así lo asegura Almudena Teulón, responsable de comunicación de Mint57, una agencia de viajes dedicada a organizar las experiencias más extremas. «Te sorprendería saber cuál es el perfil de gente que busca este tipo de turismo. Tenemos de todo, desde familias con niños hasta parejas de jubilados, pasando por grupos de amigos o gente que quiere ir sola», explica esta experta que además asegura que tampoco es la opción que buscan los que ya lo han visto todo: «Es verdad que la tendencia es que cuando has visto cosas más tradicionales, buscas cosas más extrañas y cuando vas perdiendo el miedo a los destinos más cómodos, buscas salirte de lo que hace todo el mundo. Pero también hay el perfil de gente que, aunque sea la primera vez que viaja, decide buscar uno de estos lugares raros como experiencia».

Pero estas andanzas no son aptas para cualquiera. «Para ver estos lugares o disfrutar de cosas especiales hay que asumir que nos salimos de las vacaciones más estándar. Hay que ir con la mente muy abierta y saber que en muchas ocasiones ni vamos a viajar en coches cómodos ni vamos a dormir en estupendos resort con todas las comodidades».

Lo que sí tiene claro esta experta es que, cada vez más, los españoles buscamos no solo ver, sino también empaparnos de culturas extrañas: «Cada vez queremos más tener contacto con comunidades locales y que hacen cosas completamente diferentes a lo que hacemos nosotros, ver animales en su propio entorno y disfrutar mucho de la experiencia, no limitarse simplemente a visitar y ver un lugar».