Hay inversores de éxito. De mucho éxito. Verdaderos hachas en esto de los mercados. Inversores que se las saben todas. Y luego esta Buffett, que lo lleva en la sangre. Tanto talento tiene para esto, que posee la tercera mayor fortuna del planeta, con 86.500 millones de dólares. Palabra de Forbes.
Empezó pronto. Tanto como a los 11 años. A esa edad compró sus primeras acciones. Con su hermana Doris. Tres títulos de Cities Service Preferred (CISV). Una petrolera. Y, claro está, ganó un dinerillo con ello. Ahí empezó todo. Y sigue, incombustible. Porque es lo que más le gusta del mundo comprar y vender acciones. «No puedo comprar tiempo, no puedo comprar amor, pero sí puedo hacer cualquier otra cosa con mi dinero. ¿Que por qué me levanto todos los días de la cama para ir a trabajar con entusiasmo? Porque amo lo que hago. Me divierto más que cualquier persona de mi edad». Más claro, agua.