Kernza, grillos, spirulina... así se cocinan las comidas del futuro

María Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

-non no

La dieta debe ser variada, equilibrada y moderada, pero también social, sostenible y solidaria. Las empresas responden a esa tendencia con productos que respeten el medio ambiente en línea con el Foro Económico Mundial

12 may 2019 . Actualizado a las 05:13 h.

Variada, equilibrada y moderada. Esos son los principios tradicionales sobre los que, según los nutricionistas, ha de estar sustentada la dieta ideal. Pero además ha de ser social, sostenible y solidaria para dar respuesta a las nuevas tendencias de compra responsable y respetuosa con el medio ambiente que empiezan a calar en el consumidor medio. El Foro Económico Mundial lleva tiempo poniendo el foco en la necesidad de realizar un cambio en nuestros modos de alimentarnos para frenar fenómenos como el cambio climático. La industria alimentaria lo sabe. Como ejemplo, no hay más que ver cómo muchas marcas han empezado a destacar en las etiquetas que sus productos están libres de aceite de palma. Pero además, para no perder el tren, ha empezado a buscar la colaboración de institutos de investigación y universidades para sacar partido a nutrientes hasta ahora infrautilizados, recuperar alimentos que han estado en la dieta de pueblos andinos como la quinoa o articular productos como la hamburguesa in vitro que puedan responder a la demanda futura de proteínas.

«Ahora no comemos solo para alimentarnos. Ahora puedes alimentarte y elegir con qué te alimentas. El consumidor busca productos más justos, más nutritivos y más sanos», apunta Alfonso Pérez Quintáns, responsable de proyectos de I+D+i en el aula de Productos Lácteos y Tecnologías Alimentarias del campus de Lugo de la Universidade de Santiago (USC). Recuerda además que la gente «está cada vez más abierta a probar cosas nuevas. Por ello, las marcas se animan a sacar e investigar nuevos productos».

De hecho, aunque no puede desvelar en qué proyectos concretos están investigando, su laboratorio trabaja con varias empresas gallegas en la creación de nuevas aplicaciones de nutrientes en diferentes alimentos. «No tardaremos en ver en Galicia nuevos productos en los que estamos trabajando para empresas gallegas», avanza.

No cabe duda de que la tendencia es esa. Hace un año, después de que entrara en vigor en la Unión Europea la regulación sobre nuevos alimentos que incluía insectos como producto apto para el consumo humano, la cadena de distribución Carrefour sacó en España, también en Galicia, una línea de productos elaborados con ellos. «El lanzamiento superó con creces nuestras mejores expectativas y a día de hoy contamos con muchos clientes que han incorporado este producto a su cesta de la compra», comentan ahora fuentes de la compañía.

Concretamente, ha lanzado diez referencias como barritas energéticas con grillos (con sabor a chocolate e higo y manzana, canela y caramelo); un snack de gusanos con hierbas y ajo; aperitivos de grillo con cebolla sabor barbacoa y con salsa chilly; pasta (fusili y macarroni) elaborada con harina de insecto; granola de insectos con chocolate negro o con frambuesa y semilla de calabaza y aperitivos de saltamontes crujientes con pimienta y tomates secos. La idea, añaden desde la empresa, es defender «nuestro posicionamiento medioambiental para potenciar alternativas de compra sostenible. Porque estos nuevos alimentos son ricos en proteínas, consumen pocos recursos de agua y producen un 99 % menos de gases de efecto invernadero».

Aunque comer insectos no es algo nuevo -son una fuente fundamental de proteínas que es usada ya por millones de personas en Asia, África o países centroamericanos como México- , la dieta entomológica se perfila como una de las apuestas de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para surtir de proteínas a la población del futuro. Además de emitir menos gases de efecto invernadero que el ganado vacuno, este organismo internacional destaca su gran aportación de hierro, cinc, cobre o selenio.

Las nuevas tendencias alimentarias han impulsado la investigación y, al igual que las grandes farmacéuticas buscan principios activos en el entorno natural para elaborar nuevos remedios, los laboratorios dedicados a la alimentación buscan moléculas saludables o profundizan en los poderes de determinados alimentos. «Ha pasado con la quinoa -explica Pérez Quintáns-, calificada ahora como un superalimento. Pero no olvidemos tampoco la espirulina que, por ejemplo, se mezcla con patés. O la chía que se mezcla con frutas. Son alimentos que ya había, pero que hemos redescubierto».

Estos son algunos de los alimentos del futuro:

Grillos. Los chapulines son un aperitivo tradicional en México. Pero ahora la FAO destaca la carga de proteínas que pueden aportar. Además, mientras el consumo de carne de vacuno aumenta la huella ambiental, el consumo de insectos resulta más ecológico.

Kernza. Es una variedad de grano perenne y, por tanto, evita tener que arar la tierra cada año. Además, sus raíces llegan a gran profundidad, por lo que son capaces de ir en busca del agua que permanece en el subsuelo, disminuyendo el riego. Podría ser un buen sustituto del trigo.

Cereal madre. Aunque no es un cereal, es lo que quiere decir su nombre en quechua. Con un alto contenido en proteínas, la FAO cree que es uno de los alimentos del futuro.