Sibarita, infiel y viejo: así será el consumidor del futuro

MERCADOS

CHRIS WHITEHEAD

Un estudio reciente dibuja un sorprendente perfil sobre la forma de comprar del ciudadano del 203. La crisis demográfica de Occidente provocará el surgimiento de negocios hasta ahora inimaginables

15 abr 2019 . Actualizado a las 08:03 h.

Una década. No hará falta más tiempo para que veamos paseando por los lineales de los supermercados, por los pasillos de las tiendas y también por los intangibles corredores del comercio digital a un perfil de consumidor totalmente diferente al que estamos acostumbrados. Ya lo han bautizado. Tiene su propio nombre. Es el consumidor 3.0 y la realidad es que será bastante diferente al actual. Al menos, eso es lo que sostiene un reciente estudio publicado por la EAE Business School, que atribuye a los ciudadanos del futuro características tan llamativas como exigentes, sibaritas, infieles, emocionales y viejos.

Según el informe El consumidor del 2030 los usuarios del futuro serán los más preparados y tendrán más criterio que nunca. Y es que el acceso a un caudal de información sin precedentes les permitirá poseer una capacidad de elección realmente interesante. «Tendremos tanta información, que llegaremos hasta el punto de vernos desbordados por una avalancha de datos, pudiendo incluso llegar a confundirnos a la hora de tomar la decisión final de compra», asegura el profesor Eduardo Irastorza, director del informe.

El comercio on-line seguirá ganando terreno al más tradicional. De hecho, en el futuro tendremos a nuestro alcance todo tipo de productos sin que importe nada en absoluto la distancia física que nos separe de ellos. Y esto tendrá sus consecuencias. Lo querremos todo y lo querremos ya. Por ello, la velocidad a la que el consumidor pueda acceder a la mercancía se convertirá en un factor tan determinante como el precio: «La actitud de espera que por un producto ansiado que tenían las anteriores generaciones desaparecerá por completo», explica Irastorza.

Si miramos más allá de nuestras fronteras, los datos dejan cuestiones realmente interesantes. Porque el consumidor del 2030 será más rico que nunca. Eso sí, porque entrarán en juego países como China, India, Indonesia, Rusia o Brasil, que contarán con centenares de millones de consumidores de clase media que demandarán más y mejores productos, y a los que desde Occidente también trataremos de atender.

Serán ricos, pero también tendrán que hacer un desembolso mucho más importante. Porque los ciudadanos tendrán que seguir el pulso de las tendencias y las modas para verse reconocidos por sus pares. Si sale un móvil nuevo, habrá que comprarlo. Si el coche que tenemos en el garaje se queda desfasado -aunque siga funcionando- nos obligará a dejar sitio a uno nuevo. «Y eso exigirá un desembolso muy importante».

Y mientras la riqueza se apodera de los países del este, a este lado del mundo lo harán los años. Dicen que a la vejez viruelas, pero también consumo. La población avejentada que dominará Occidente requerirá la aparición de productos específicos para todas sus necesidades: «Muchos servicios estarán pensados para personas con capacidades físicas algo disminuidas. Y esto abrirá muchas oportunidades de negocio nuevas», explica el profesor de EAE Business School. Asegura este experto que aunque los asistentes virtuales y el comercio electrónico serán dos importantes bazas a jugar para competir con ventaja, el futuro no será para el que disponga de la más sofisticada tecnología, sino para aquel que sea capaz de hacerla más accesible, sencilla y comprensible para todos.

No tendrán, disfrutarán

Pero hay más. Porque una de las mayores revoluciones que se avecinan será el cambio de mentalidad frente a las suscripciones. «Será más importante disfrutar que poseer», sentencia Irastorza. Y aquí será donde entren en juego los negocios de las suscripciones. Los consumidores del futuro preferirán suscribirse a todo tipo de servicios y contenidos en lugar de tener cosas sin utilizar en casa: «Con el dinero que ahora invertimos para tener un coche, en el futuro apostaremos por invertirlo en disfrutar del alquiler de vehículos en función de las necesidades de cada momento», sentencia el profesor.