Sergio Couto (Barcelona, 1976) tiene una consultoría de ingeniería en A Coruña, un salto al emprendimiento que coincidió con la crisis y que le lleva a viajar por medio mundo para cumplir con sus obligaciones.
-¿Por qué Caminos?
-Siempre me habían llamado la atención las grandes obras de ingeniería (grandes presas, grandes puentes...). Al haber Escuela en A Coruña, donde vivo desde los cinco años, la decisión fue fácil.
-¿Le resultó difícil?
-Los primeros cursos son duros, en especial el primero. El cambio con el colegio era muy grande, demasiado quizás. La salida de la zona de confort es brutal.
-¿La carrera prepara para el día a día del trabajo o es demasiado exigente?
-La carrera profesional es muy exigente en algunas ramas, por lo que cuanto mayor nivel de exigencia en los estudios, más sencillo será adaptarse al mercado laboral. La carrera es el principio de algo, no el fin, y prepara para poder adaptarnos día a día a un mercado tan volátil.
-¿Cuándo pensó en la consultoría? ¿No quería estar a pie de obra?
-Tenía claro que me gustaba más el trabajo de oficina, pero siempre en contacto con la obra. De hecho ahora mismo estoy en México para controlar una maniobra en un puente. Nunca hay que perder el contacto con la obra porque es la realidad y objetivo de nuestro trabajo (construir cosas), pero me siento más cómodo en la oficina que no todo el día a pie de campo.
-¿Qué le aconsejaría a un estudiante que esté pensando en hacer la carrera?
-Que piense que, pese a que venimos de varios años muy duros, la variedad de campos que tenemos para trabajar es infinita. Aunque haya menos demanda que en los años del bum de la construcción, cada vez cuesta más encontrar gente preparada, ya que el número de matriculados ha bajado mucho. Por eso les digo que estudien con ilusión y ganas de aprender y trabajar. El mercado actual y futuro va a exigir perfiles muy preparados.