Galicia se juega un negocio de 2.500 millones entre el «brexit» y Trump

Manuel Blanco REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

Juan Salgado

La incertidumbre sobre el futuro del Reino Unido y los vaivenes del presidente estadounidense generan un escenario incierto que podría a afectar a las más de mil firmas de la comunidad que operan en ambos países. Directivos e Icex recomiendan diseñar planes de contingencia

22 ene 2019 . Actualizado a las 15:42 h.

Un negocio de al menos 2.581 millones de euros. Eso es lo que Galicia se juega en el Reino Unido y Estados Unidos, dos mercados convulsionados por situaciones políticas cuyo impacto en la economía mundial aún está por desentrañar. El brexit, por un lado, y la ola proteccionista alentada por la Administración Trump, por otro, representan a día de hoy serias amenazas para las más de 1.000 empresas de la comunidad que exportan sus bienes y servicios a ambos países. El consejo para todas ellas que están lanzando desde el Instituto de Comercio Exterior (Icex) es inequívoco y toda una declaración de intenciones: hay que prepararse. Y hacerlo además ya. Sin dilación. El 70 % de las firmas gallegas que operan en territorio británico, según sus cálculos, no tienen planes de contingencia pese a que el desenlace de la salida de la UE está próximo. 

Hace solo unos días, la Asociación Española de Directivos (AED) organizó en Santiago una jornada con ejecutivos gallegos que trabajan en Estados Unidos y el Reino Unido para analizar precisamente la trascendencia de ambos fenómenos. Para tratar de arrojar algo de luz y ayudar a las empresas a afrontar escenarios con notables diferencias pero con un denominador común: la incertidumbre.

Un clima sombrío que quedó aún más de manifiesto esta semana después del varapalo de la votación en el Parlamento británico, que ha añadido aún más confusión al desenlace del brexit. En el Reino Unido, Galicia ha acabado por consolidar un jugoso pastel: las exportaciones en el 2017 se elevaron a 1.421 millones de euros. Bienes de consumo y de equipo, automóvil, materias primas, alimentos... Medio centenar de empresas de las tierras de Breogán tienen intereses en un mercado en el que las reglas del juego podrían verse alteradas a la vuelta de la esquina.

 Sergio Prieto, el director territorial del Icex en Galicia, lo tiene claro: «Espero y deseo que se lleve a cabo un brexit blando, pero deberíamos estar preparados para una posible salida sin acuerdo. [...] El que más tiene que perder no es un país o una empresa en concreto, sino aquel país o aquellas empresas que llegado el momento no hayan hecho sus deberes y no hayan establecido sus propios planes». Prieto cree que el Reino Unido va a dejar la UE «sí o sí», por lo que el contingente exportador ha de armarse para una nueva era con «controles aduaneros y paraaduaneros», aderezados además por cambios legislativos a medio y largo plazo. Una receta a la que también apelan los gallegos Diana Massis y Pablo Armesto, fundadores de la firma londinense de contenidos interactivos Realtimebox. «Hay que informarse bien sobre los cambios que podría haber en temas logísticos y regulatorios», subrayan. 

El consenso es unánime. Marco Amoedo, director tecnológico de PowerObjects & HCL, una multinacional que trabaja entre otras compañías para Microsoft, explica desde Londres que «cualquier empresa que tenga un negocio significativo con el Reino Unido tiene que prepararse para lo peor».

Los tres, no obstante, lanzan un mensaje de optimismo entre tanto nubarrón. Amoedo destaca que el británico es un mercado «favorable a los negocios, de hecho, está en el número nueve a nivel mundial por facilidad para hacerlos, mientras que España es el número 30», un argumento en el que también insisten Massis y Prieto: «Es global y muy dinámico; siempre está innovando y no hay que dejar de explorarlo». Con una población de más de 66 millones de habitantes y una renta per cápita de casi 40.000 dólares al año, el director territorial del Icex abunda en esta idea y argumenta que tanto el Reino Unido como Estados Unidos podrían acabar convertidos casi en una oportunidad para aquellas empresas que hagan sus deberes. «Pueden ser una magnífica ocasión tanto para desembarcar como para reforzar su presencia, pero para ello tienen que reorganizarse internamente para afrontar esta nueva situación», advierte.

Si el escenario en tierras británicas es complejo y salpicado de incertidumbres, el que se proyecta en Estados Unidos no parece caminar en una dirección distinta. Hace tiempo que Donald Trump entró en una senda rupturista que ha puesto contra las cuerdas décadas de integración de la economía mundial, una era que ha alumbrado grandes cadenas globales de valor. Cadenas que ahora están amenazadas, al albur del inestable carácter del líder estadounidense. La gallega Esther Diz, directora de desarrollo de negocio internacional de Covasolutions, una firma dedicada a ayudar a las empresas españolas a posicionarse en el mercado norteamericano, no cree que vaya a aflojar: «El proteccionismo de Trump es un movimiento pro USA y antiglobalización. Es muy probable que las empresas gallegas se encuentren con nuevas barreras de entrada como la expedición de menos visados, más aranceles y controles de seguridad, mayor riesgo del tipo de cambio, dificultades para acceder a financiación...»

En volumen económico, el negocio exportador que Galicia tiene en marcha en Estados Unidos no va muy a la zaga del que maneja en el Reino Unido: 1.160 millones de euros en el 2017. La cifra incluso se ha duplicado respecto del año anterior (564 millones en el 2016), lo que da cuenta del potencial de un mercado con 325 millones de eventuales consumidores, habida cuenta de que la renta per cápita del país se eleva a más de 59.000 dólares al año, según las cifras del Banco Mundial.

Análisis internos

En sintonía con lo que propone al calor del brexit, el Ministerio de Industria, a través del Icex, está recomendando a las sociedades que venden en EE. UU. que elaboren análisis internos para saber qué ocurriría con sus operaciones en caso de que Trump se enrocase en sus políticas. «Sería bueno -reitera Sergio Prieto- que cada empresa hiciera un análisis para ver hasta qué tipo de arancel sería capaz de asumir para poder seguir siendo competitiva en dicho mercado».

Prieto reconoce que a día de hoy es muy complicado saber «lo que va a pasar en un futuro», una falta de claridad sobre el terreno de juego que siempre genera un comportamiento reactivo por parte de las empresas exportadoras. «El proteccionismo en el comercio crea un terreno resbaladizo, mucha tensión y la proliferación de ideologías radicales», sostiene Esther Diz en alusión a movimientos como el texit o el calexit, que propugnan la independencia de estados como Texas o California.

La ejecutiva gallega está convencida en todo caso de que las empresas gallegas cuentan con bienes y servicios «de mucha calidad que sin ninguna duda podrían competir en el mercado estadounidense, pero para ello deben superar dos barreras principales: las económicas y las culturales, y ahora también las políticas». A su juicio, las compañías que quieran aterrizar en el país deben realizar un trabajo con un «plazo mínimo de once meses de dedicación casi exclusiva, que es lo que nuestra empresa ofrece como plan de entrada. A partir de ahí -continúa-, ya dispondrá de los contactos y el conocimiento necesario para desarrollarse en el mercado de la manera que más le convenga».