Los reguladores no paran de lanzar advertencias sobre la situación de España, pero lo cierto es que la tendencia es y ha sido hasta el momento recortar gastos, en lugar de aumentar los ingresos. Y eso, en un país con más de 8,7 millones de pensionistas, es urgente. La Seguridad Social ingresó en el 2017 18.800 millones de euros menos de lo que gastó en pensiones. De los casi 67.000 millones que acumuló la hucha de las pensiones, quedan unos 8.000. ¿Será inevitable que las pensiones se completen con los llamados y publicitados planes de previsión social complementarios? «Hay tres vías de ahorro: las pensiones públicas, los planes de pensiones empresariales y los planes de pensiones individuales. Son complementarios, pero nunca una alternativa. El problema es que solo un 10 % de los asalariados en España cuenta con un plan de empleo y únicamente el 20 % tiene contratado algún plan de previsión social», dice Alberto Vaquero, que apunta a Holanda, Dinamarca o Suecia como ejemplos de países donde el plan de previsión empresarial es casi obligatorio. «Coa desvalorización salarial e a perda de emprego, parece unha tomadura de pelo falar de plans de pensións privados. En todo caso, son complementarios. Hainos e podería haber máis en empresas que están a obter beneficios. Esa tamén é unha fórmula para remunerar o traballo», comenta Maica Bouza. «Lo que no te pueden decir es que cambian las reglas del juego y que ahora la jubilación hay que completarla con inversión privada. La mayoría de los trabajadores no pueden con la vida diaria, como para aportar para su jubilación», dice Judel.
El retraso en la edad de jubilación está en marcha de diferentes formas. En el 2027 la edad para retirarse será de 67 años. Eso, si no se han cotizado 38 años y seis meses. Se busca tener a los trabajadores más tiempo activos. Y eso que la aplicación del factor de sostenibilidad (desvincular la revalorización de las pensiones del IPC y calcular la prestación en base a la esperanza de vida) se retrasa hasta el 2023. «Hai que incrementar os ingresos con melloras no emprego, subindo as bases máximas, loitando contra a fraude e usando impostos como complemento», sentencia Maica Bouza. «Necesitamos trabajadores: empleo serio, conciliación y políticas de inmigración», apunta Carmen Judel. «Hay que reducir la temporalidad del empleo y crear puestos de calidad. Las pensiones no contributivas deben pasar a los Presupuestos y establecer líneas de cooperación entre el sector público y privado con sistemas de previsión social, tanto a nivel individual, con aportaciones del trabajador, como de la empresa», concluye Alberto Vaquero.