Obsesionados con el ahorro

Patricia Baelo BERLÍN / LA VOZ

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La estricta política de endeudamiento cero del Gobierno alemán ha dejado a varios servicios públicos en una situación crítica. Hospitales y colegios demandan inversiones urgentes

06 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Colegios sin calefacción, transportes que operan bajo mínimos y hospitales que se caen a pedazos. Ese es el panorama al que se enfrentan a diario miles de ciudadanos alemanes, que desde hace tiempo solo se hacen una pregunta: ¿Acaso no somos la primera potencia europea y uno de los países más ricos del mundo? Pese a que las arcas no dejan de batir récords de ingresos en los últimos años, el Ministerio germano de Finanzas insiste en mantener su estricta política de endeudamiento cero. El resultado es una inversión insuficiente que, sumada a la falta de mano de obra por la evolución demográfica y las prácticas laborales neoliberales, hace que la situación sea insostenible.

El mejor ejemplo son los hospitales públicos de las grandes ciudades como Berlín, donde no es raro encontrar un solo médico de guardia por turno o incluso celadores que toman la tensión a los pacientes que acuden a urgencias. Para el Instituto alemán de Remuneración Hospitalaria (InEK), las clínicas de la capital necesitan unos 219 millones de euros más por año para poder sanear sus edificios, aumentar la cifra de camas libres en una ciudad en la que más del 80 % están ocupadas de manera permanente, y pagar como corresponde a su personal, que trabaja bajo condiciones precarias. Tras intensos debates, el Gobierno regional prevé un incremento presupuestario de unos 164 millones de euros.

Mientras, el empobrecido land de Sajonia acumula un retraso en el pago de las inversiones a los hospitales que alcanza ya los 145 millones. «Dos terceras partes de esa carencia repercute en las tecnologías. La mayoría de nuestros ordenadores tienen un hardware y un software desactualizados, y tampoco disponemos de repuestos, lo que implica un riesgo enorme a la hora de procesar la información de los pacientes, que es muy sensible», admite Wolfgang Fleig, presidente de la clínica universitaria de Leipzig, donde muchos aparatos de radiología se han quedado obsoletos y hasta ha sido necesario alquilar un segundo robot quirúrgico. Aunque los estados federados ricos también presentan el mismo problema.

El otro sector que más acusa la escasa inversión pública es la educación, que al igual que la sanidad, es competencia directa de los gobiernos regionales. Según el último informe del Banco alemán de Fomento KfW, las ciudades y municipios del país precisarían de unos 55.000 millones de euros adicionales solo para sanear sus guarderías y colegios, muchos con gimnasios visiblemente deteriorados. Si bien ahora se está empezando a invertir más, la mayor parte del gasto va a parar a la construcción de nuevos edificios, explicó el economista jefe del KfW. Jörg Zeuner considera que, incluso si las regiones llegan a cumplir con las expectativas, se tardará siete años en revertir la decadencia del sector.

A ojos de la Asociación de Escuelas alemanas, se necesitarán al menos 118.000 millones de euros más en la próxima década si se desear reformar centros antiguos y levantar nuevos, renovar la tecnología y, sobre todo, crear más plazas de profesores, trabajadores sociales y cuidadores de guardería. A día de hoy hay como mínimo 40.000 puestos vacantes de maestro en todo el país. Una falta de mano de obra que se ha agravado tras la llegada de inmigrantes en edad escolar. Por ello, el Parlamento acaba de acordar por mayoría una reforma constitucional, con el fin de permitir que el Estado central pueda apoyar financieramente a los gobiernos regionales con inversiones relacionadas con la educación.

De hecho, el primer proyecto que se realizará bajo esta normativa será una inyección de 5.000 millones de euros destinada a la digitalización de las escuelas. Asimismo, la reforma permitirá que los estados federados reciban dinero de Berlín para la construcción de vivienda social y la mejora de la infraestructura de transportes, que en los últimos tiempos se ha visto afectada por recortes drásticos.