Aquí se forma el trabajador del futuro

María Viñas Sanmartín
María Viñas REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

MARCOS MÍGUEZ

El lenguaje tecnológico será crucial para acceder el día de mañana a un empleo, ya casi lo es ahora: más del 90 % de las profesiones existentes en territorio comunitario requieren alguna competencia TIC. En Arkitas saben que la alfabetización digital desde la infancia es ineludible

16 dic 2018 . Actualizado a las 13:26 h.

Los niños son curiosos, y es precisamente a esta expectación y a esta intriga, a este interés intacto por lo desconocido y a la extraordinaria capacidad de aprendizaje y también de ingenio de los más pequeños a la que se aferraron los chicos de Arkitas Robótica cuando decidieron poner en marcha su particular academia para formar a los profesionales del futuro ya desde sus primeros años de vida. Estima la Agenda Digital para la Unión Europea que el sector de las tecnologías de la información y la comunicación -que según datos de Ametic el año pasado facturó en España 25.000 millones de euros y generó más de 200.000 empleos directos- creará en Europa 16 millones de puestos de trabajo más solo de aquí a dos años. Hoy, más de la mitad de los procesos de selección de perfiles digitales no son capaces de encontrar candidatos adecuados. Urge formación, urge especialización.

Las administraciones públicas en general y el sector educativo en particular son desde hace años muy conscientes de ello: la tecnología, disciplina imperativa en los currículos de secundaria, suele completarse con asignaturas optativas de programación y robótica, con un considerable esfuerzo de los centros por equipar de aparatos electrónicos las aulas e incluso con métodos académicos, como el Flipped Classroom, basados en que los alumnos adquieran conocimientos de manera virtual y practiquen en clase, presencialmente. Un apoyo extra, sin embargo, no solo no está de más; la alfabetización digital desde la infancia es una necesidad ineludible: a más conocimientos sobre aplicaciones, diseño o impresión en tres dimensiones, a más destrezas tecnológicas y más dominio del mundo inteligente, más salidas laborales y más habilidades en otros campos. Aprendiendo a programar, el ser humano desarrolla su creatividad, potencia la lógica y entrena el razonamiento.

«El Internet de las Cosas ya está aquí y ha venido para quedarse -reflexiona Begoña Juárez, socia de Arkitas-. A partir del trepidante desarrollo tecnológico en el que viven inmersas, las nuevas generaciones demandan de manera creciente entender los entresijos de sus videojuegos o de cualquiera de los dispositivos inteligentes que les rodean, pero también de la interacción entre ellos». En este contexto, nació hace cuatro años en pleno corazón de A Coruña una academia de programación y robótica a partir del interés común por tales competencias como método de aprendizaje para la resolución de problemas de los tres gallegos que la pusieron en marcha: Carlos Méndez Rodríguez, profesor de primaria y secundaria, Juan Carlos Rodríguez Queiruga, gestor administrativo, y la propia Juárez, gestora de proyectos europeos.

Aprender para crear

Echando la vista atrás, explican hoy que querían dar respuesta a una demanda muy concreta: la de los niños que, alrededor de los ocho y los diez años, comenzaban a reclamar algo más que el paquete de Office básico que se les enseñaban en los colegios. «El mundo de la tecnología es de forma natural su mundo, su medio, les gusta aprender, ya no solo para entender, sino también para crear y ahí es precisamente donde vimos claro nuestro objetivo como empresa: hagamos que aprendan para crear, mientras disfrutan, juegan y se divierten».

Arkitas, sin embargo, no discrimina a nadie: recibe a todo aquel -ponga en su DNI la edad que ponga- que tenga interés en aprender a programar y en conocer de cerca las tripas de la robótica. Sus profesores -cinco profesionales del ámbito tecnológico especializados en distintas tecnologías- imparten actividades extraescolares para todas las edades en colegios y entidades, públicas y privadas; organizan campamentos de verano y Navidad; y forman a otros formadores. «A los cursos de monitores -detallan- se puede asistir a partir de los 16 años y no es necesario tener experiencia o conocimientos previos, por lo que es perfecto para personas en búsqueda activa de empleo o para quiénes quieran reciclarse profesionalmente».

Estos coruñeses empezaron dando clases de robótica y lenguaje informático a niños y niñas y, desde entonces, aseguran, no han hecho más que «abrir nuevas vías de actividad». «Actualmente, nuestro equipo está investigando cómo acercar a nuestro alumnado al mundo de la realidad virtual, pero pronto habrá que ponerse a estudiar otro capítulo más, otra fase más del desarrollo tecnológico en constante cambio y movimiento». El futuro, sentencian, ya es hoy.