«No suelen hacerse públicas las extorsiones»

Gladys Vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

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09 dic 2018 . Actualizado a las 04:45 h.

Lo suyo es resolver problemas al más alto nivel. Dicen de sí mismos ser una «boutique». Tarlogic lleva siete años galopando al ritmo de la tecnología. Son una empresa especializada en ciberseguridad y ciberinteligencia. Un equipo de 48 personas que prevé acabar el 2019 con 20 incorporaciones más. «Los sistemas se han vuelto más complejos, pero se repiten los mismos errores. Con la proliferación de los dispositivos IoT (Internet de las cosas), nos volvemos a encontrar con problemas de seguridad que había a finales de los 90 y que llevaban años resueltos».

Sus clientes son empresas del Ibex 35, «principalmente del sector financiero y las tecnológicas». Un exhaustivo control desde sus instalaciones de Madrid y Teo. «Estas compañías son conscientes de la importancia de su información. Ya sea por su competitividad, como por el impacto que tendría una fuga de datos», explica Andrés Tarascó, que mantiene que la inversión en ciberseguridad se puede acometer «sin invertir una gran cantidad de dinero». «Todo el mundo puede tener los sistemas actualizados, una copia de seguridad separada y una buena guía de prácticas».

También trabajan con startups tecnológicas y empresas medianas, «pero son las grandes las que tienen mayor percepción del riesgo. Una compañía pequeña piensa que no le va a pasar nada, precisamente por ser pequeña, pero son las más vulnerables».

Están muy acostumbrados a gestionar complicadas crisis. Las que saltan a los medios de comunicación y las que no. «No suelen hacerse públicas las extorsiones: que alguna estructura al completo esté en manos de ciberdelincuentes extranjeros, con la dificultad que eso supone para proteger su información y retomar el control de su red».

Tarlogic también desarrolla productos que blindan a sus clientes. Son un referente en soluciones de monitorización de dispositivos wifi. Entre ellas, sistemas para investigaciones destinadas a uso policial y militar. También practican el hacking ético. «Intentamos ‘asaltar’ un sistema o aplicación que esté en funcionamiento o esté a punto de publicarse. Así conocemos qué información podría llegar a robar o alterar una persona. Le damos a la empresa un diagnóstico. Lo hacemos de forma periódica a medida que la tecnología o los sistemas evolucionan».

«Las extorsiones son situaciones que no suelen hacerse públicas»