Las seis habilidades personales para ser un gran emprendedor

MERCADOS

Según los expertos contar con determinadas cualidades emocionales es tan importante como la parte técnica cuando uno quiere montar un negocio son herramientas básicas

22 oct 2018 . Actualizado a las 09:28 h.

Conseguir financiación. Desarrollar un plan de negocio. Enfrentarse a los latosos trámites burocráticos o descubrir el perfil de empresario que uno quiere ser. Son algunos de los retos a los que tienen que enfrentarse los emprendedores. Ese todavía reducido grupo de la población española con respecto a Europa (según el Informe GEM España 2017-2018, estos valientes representan el 6,2 % de los trabajadores, mientras que la media del Viejo Continente está en el 7,8 %) suele poner el foco en cuestiones técnicas cuando el menester es iniciar un negocio. Dejando de lado la importancia que los expertos atribuyen a las habilidades sociales a la hora de asumir un desafío que les cambiará, irremediablemente, la vida para siempre.

Los japoneses, místicos, aplican el ikigai, un concepto filosófico que hace referencia a analizar el sentido de nuestra existencia y trasladarlo a cada aspecto de nuestra vida, también a los negocios. Aseguran que es así como viven -y felices- 100 años. En la esquina del noroeste peninsular parece que aún estamos en las Antípodas de este planteamiento, pero hay pautas sencillas que ayudarán a los emprendedores a salir airosos, psicológicamente, en esta batalla implacable contra el mercado. Ahora, no va a ir todo mil sobre hojuelas. De hecho, Alba Formoso, una de las expertas consultadas advierte: «No todo el mundo está preparado para emprender. Hay gente que por su personalidad no es capaz de gestionar la incertidumbre de este tipo de empleos».

1. Sé valiente y créete que la idea es poderosa

No todos los días uno tiene la sensación de que acaba de idear un proyecto novedoso, que va a cumplir una función en la sociedad y al que, para más inri, le puede sacar rédito económico. Por eso, Alba Formoso, que hace unos años decidió montar Talkk, una escuela de oratoria y debate en A Coruña, que además ofrece formaciones sobre emprendimiento, habla con doble conocimiento de causa. Y comenta: «Hay que aprovechar esos momentos. Aunque parezca una idea loca, si pesan más las agallas hay que intentarlo. Pero eso sí, sin perder la perspectiva de que desde el momento que asumamos el proyecto nuestra vida dará un vuelco».

2. Escucha mucho y aprende a asumir los «feedback»

«Atendamos a todos. Desde los que piensan parecido a los que ofrecen sus ideas y no te convencen. Escuchar es una herramienta importantísima para abrir la mente y desarrollar nuevas perspectivas», explica Formoso. Esto, aclara, no tiene nada que ver con lo que tiene que aprender un emprendedor con respecto al feedback. «Todos estamos preparados para escuchar, pero no para recibir la valoración del otro sobre nuestro trabajo en concreto». Escuchar, explica la especialista, «es estar abierto a descubrir nuevas ideas. Fijarte en las conversaciones de otras personas. Parece obvio, pero es que cuando pensamos en abrir un negocio tenemos que tener en cuenta a todos los potenciales clientes, no solo a los que piensan como nosotros». Un factor que influye en cómo recibamos la opinión del resto es el sector en el que vaya a inmiscuirse cada uno. «La media de edad de la gente con la que tratamos, por ejemplo, nos hará sentirnos más o menos cómodos».

3. Optimismo y autoconocimiento

Según Belén Varela, profesora de Dirección y Gestión de Recursos Humanos en el grado de Relaciones Laborales de la UDC, una cualidad básica que debe tener una persona emprendedora es el optimismo «entendido como visión esperanzada y, sobre todo, como autoconfianza». Además, explica que ligado a estas virtudes, una persona que va a iniciarse en este tipo de aventuras debe conocerse muy bien: saber cuáles son sus cualidades personales, «sus fortalezas, conocimientos, talentos y aprovecharlos al máximo», comenta esta docente y, aprovechar las carencias para buscar personas complementarias que solventen las dificultades personales. Pone un ejemplo. «Si eres una persona creativa, innovadora y llena de ideas y que empiezas muchas cosas, necesitas un colaborador o socio que compense con una función ejecutiva importante para que se puedan llevar a término los proyectos».

4. Búscale el alma al proyecto

«Tener tu propia empresa supone una altísima dedicación y, desde mi punto de vista, solo compensa si tu empresa tiene alma. Es decir, si tu misión empresarial tiene sentido para ti». Belén Varela menciona, nada más dar esta explicación, a Simon Sinek, el autor del best seller La clave es el porqué. «Él dice que nadie compra lo que haces, sino la razón por la que lo haces», comenta Varela. Efectivamente, Sinek piensa que los empresarios viven obsesionados con los resultados y no le prestamos la atención suficiente a los procesos y, mucho menos, a la motivación profunda. «¿Por qué hacemos lo que hacemos?, ¿por qué nos dedicamos a lo que nos dedicamos?, ¿por qué vendemos los productos que vendemos?», se plantea este gurú. En una línea similar se encuentra el pensamiento de Formoso, que piensa que cuando emprendes «el proyecto deja de ser parte de tu trabajo para ser parte de tu familia. Por eso hay casos en los que no creo que pueda aplicarse la frase que dice que ‘se trabaja para vivir’».

5. No malgastes la energía. hay que aprender a parar

«Cuando se emprende hay una tendencia generalizada a dejar a un lado el objetivo por el que nos embarcamos en el proyecto y malgastamos nuestra energía». Según Formoso, «creemos que podemos con todo y nos olvidamos de nosotros mismos. A mí me pasó. A veces me daba cuenta de que llegaba cansada a casa sin ningún sentido». Por eso, explica esta emprendedora, «hay que aprender a parar, aunque sea diez minutos al día para analizar las decisiones que tomamos, que deben ir de la mano del objetivo, claro. Parece obvio, pero en la vorágine del día a día es complicado tomarse un respiro».

6. La vida y los negocios, mejor sin prisa

«Hay que tomarse muy en serio a los clientes y el trato que les damos. Quererlos bien y saber que, al principio, nos costará cautivarlos, pero una vez lo hagamos valorar que nos escojan a nosotros entre la gran variedad de negocios que hay en el mercado». Formoso lo explica claro. «Al principio a los clientes se les atiende de la mejor manera por interés, pero a la larga son ellos los que permiten que tu proyecto siga vivo, así que hay que darles todas las prioridades y escucharlos. Tengan lo que tengan que decirnos. Demostrémosles que han tomado la decisión correcta viniendo a nuestra casa a visitarnos».