La Vespa gallega se llama Carolina

María Viñas Sanmartín
María Viñas REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

Colibrí

Ese es el nombre de la hija de Vicente Gulías, apasionado del motociclismo desde niño e impulsor de la firma viguesa Colibrí Timeless Scooters, especializada en el desarrollo y la venta de modelos de motos que aúnan diseños tradicionales y tecnología del siglo XXI

16 sep 2018 . Actualizado a las 05:09 h.

Dice Gulías - economista, vigués, 45 años- que el colibrí es un animal ágil, pero robusto, que es el único capaz de volar hacia atrás, mantenerse suspendido en el aire y retomar, de nuevo, el vuelo hacia delante. Que su aleteo describe en su movimiento el patrón del símbolo de infinito, representando la intemporalidad, «el ayer, el hoy y el mañana enlazados», «la continuidad, el dinamismo, la libertad y la independencia». «Nuestros scooters quieren recoger ese espíritu que representa el colibrí, motos atemporales, capaces, fiables, atractivas, eficientes, inteligentes, para disfrutar del día a día, de la libertad de movimiento, aportando alegría y satisfacción continua a quien los conduce», se recrea a continuación para explicar por qué una firma de motos tiene nombre de ave minúscula y colorida.

Desde luego, sus vehículos llaman la atención: azul noche, rojo cereza, marrón rioja, plata acerada. Capas y capas de una pintura que se llama caramelo, tapa del motor cromada. ¿Y todo esto qué tiene que ver con la innovación tecnológica? «Creamos la marca con el objetivo de desarrollar y comercializar modelos que aúnen un cautivador diseño atemporal y la más avanzada tecnología del siglo XXI, con piezas reales y accesibles económicamente». Joyas motorizadas eficientes, que se encienden remotamente desde el mando a distancia, que incorporan intermitentes y faros led.

Colibrí Timeless, elegida en la quinta edición del programa de aceleración VíaGalicia, pero también en la segunda de VíaExterior -el Consorcio de la Zona Franca de Vigo escoge cada año a las pymes con mayor potencial de crecimiento y capacidad para generar empleo-, fabrica cinco modelos distintos de motos con un motor monocilíndrico de cuatro tiempos con una cilindrada de 125 centímetros cúbicos: cualquiera con carné de conducir y tres años de antigüedad puede conducirlas. También los mayores de 16 años con el carné A1.

Cuentan además estos scooters con encendido electrónico -también a pedal-, refrigerador por aire, una potencia de 8,25 caballos a 7.500 revoluciones por minuto y cambio de marchas automático. Alcanzan una velocidad máxima de 85 kilómetros por hora. Son la Motoretta, la Scooter10, la Avanti, la Motorino y la Carolina. ¿Carolina? Así es como se llama la hija de Gulías. La Motoretta toma su nombre de un modelo mítico de bicicletas de la década de los años 80. La Scooter 10 está inspirada en la Lambretta menos conocido, la LD.

«A diferencia de las marcas generalistas, nosotros ofrecemos también el gusto por el detalle, que se concreta en una pormenorización específica en el acabado de cada unidad y en varios frentes para trasladar el espíritu Colibrí», precisa el vigués, que actualmente forma equipo con Alfonso Lago, químico, 46 años. ¿Cuáles son esos frentes? «El estético, con una elevada personalización (equipamientos de serie superior, complemento y accesorios); el técnico, con componentes seleccionados, control y mejora de acabados; y el de la venta y posventa -enumera-. Cuidamos la imagen en el punto de venta, intentamos contar con documentos comerciales innovadores y diferenciadores, hacer un seguimiento del cliente... Detalles que el comprador detecta, valora, y que provocan que la balanza vaya a nuestro favor».

Colibrí está asentada desde hace unos tres años en el área Portuaria de Bouzas, en terrenos de la Zona Franca. Arrancó con muchas ganas, tras años de vueltas y vueltas y capital privado, después de que sus impulsores se diesen cuenta de que no existía en España una única marca de motos especializada en el sector vintage. Sí modelos retro de grandes compañías, pero no una firma centrada exclusivamente en las scooters de diseño antiguo. Sus piezas se fabrican en China y en Taiwán, pero se montan (y se dotan de personalidad) aquí, en Vigo. Se definen, se modifican, se ajustan (los tornillos, las empuñaduras, los sillines se individualizan) y se ensamblan - y se pintan- en un pequeño taller que consigue una definición y un acabado de tipo artesano a pesar de ser un producto en serie. Hacia el horizonte se suceden mercados selectivos: «Nuestra idea es consolidarnos en el español y expandirnos en determinados países de Europa y Latinoamérica».

Hoy, una Carolina o una Motoretta se pueden adquirir en su página web (www.colibri-scooters.com) y en algunas tiendas físicas de Vigo, como Racer Moto, y de A Coruña. ¿Y cuánto cuestan? Los precios actuales oscilan entre los 1.700 y los 2.300 euros, con posibilidad de financiación durante 18 meses sin intereses.