
Galicia tiene parajes que desbancarían cualquier paraíso lejano que emerge en Instagram; los que saltan a la Red no dejan de recibir turistas pero... ¿Están preparados para rentabilizar su potencial?
19 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Un día de julio del 2015, cuando el banco de los acantilados de Loiba aún comenzaba a hacerse famoso, no había apenas gente sacándose fotos con el cabo Ortegal de fondo. Únicamente algún que otro caminante hacía la ruta que bordea el mar antes de parar a echarse un refrigerio en la cantina abierta a escasos metros del banco. Pascual Caínzos, un percebeiro retirado, estaba aquella mañana de julio tomando algo en el bar. Contaba que era natural de Loiba y que incluso había tenido una vez un papel como actor en la película Matías, juez de línea. Escuchar su historia y la del dueño de aquel chiringuito de verano era agradable. Enriquecedor. Ahora, tres años después, el flujo de turistas que llegan hasta el banco en verano es mucho mayor. «El banco es un atractivo para que la gente descubra la Costa da Capelada. Lo mismo pasa con O Fuciño do Porco como polo de atracción para explorar O Vicedo o A Mariña. Pero más allá de explotar lugares emblemáticos, lo importante es planificar y distribuir los flujos turísticos», apuntan desde el Clúster de Turismo de Galicia.
El banco de Loiba puede usarse como ejemplo de cómo un encuadre que ha dominado miles de fotos subidas a Instagram o Facebook en los últimos años ha contribuido a promocionar turísticamente una zona alejada de las grandes ciudades, ubicada en Ortegal. El gerente de Sherpa Project Consultores, Guti Martín, es consciente del potencial de las redes sociales en la promoción turística porque, comenta, «vivimos en una época en la que las personas queremos ser protagonistas de momentos que nos hagan sentirnos únicos y diferentes. Las redes sociales están siendo utilizadas como herramientas de difusión, promoción de lugares y destinos, así como una fórmula inmediata de poder compartir las sensaciones que estamos viviendo en un momento concreto de nuestro viaje».
La pregunta que hay que formular ahora en el caso de Loiba es dónde está la línea roja que no hay que traspasar para no acabar muriendo de éxito. Esa misma cuestión es aplicable a otros muchos puntos de Galicia que, aunque no reciben turistas en masa como As Catedrais, en el concello de Ribadeo, o el recién inaugurado Pórtico de la Gloria, en la catedral de Santiago, han experimentado un fuerte impulso en los últimos años. Desde el parque de O Carreirón, en A Illa de Arousa, a los cañones del Sil, entre las provincias de Lugo y Ourense.
No cruzar la raya
El equilibrio perfecto es el que tratan de buscar los vecinos de Noalla, en el concello de Sanxenxo. Ellos son impulsores de una puerta colocada en punta Faxilda desde la que puede fotografiarse la puesta de sol con Ons al fondo. «O obxectivo é que a xente coñeza a parte rural do concello e promocionar isto no inverno», explica uno de los promotores de la idea, Fernando Martínez. Ellos no van a ferias de turismo. «Usamos o boca a boca e as redes sociais», apunta. No les va mal. Con ellas llegan muy lejos. Para enero, febrero, marzo y abril tienen ya una reserva de cinco parejas de jubilados de Maine (Estados Unidos) que harán base en Noalla para descubrir la Galicia rural. «Van ir ás augas de Ourense, a Muxía... E paran aquí en Noalla», apunta. Punta Faxilda es uno de esos lugares que estaban por descubrir. Porque, como apunta Guti Martín, el interior y la costa de Galicia, su red de parques naturales y espacios imán, esconden muchos tesoros. Nuestra misión como expertos y la de la Administración y resto de agentes involucrados es su promoción».
A su juicio, esta «debe centrarse en alcanzar un desarrollo turístico que no sea efímero y que tenga en cuenta acciones de puesta en valor, difusión y mantenimiento en el tiempo. Conocer otras realidades y ejemplos es fundamental para no cometer errores e identificar los factores claves para conseguir un desarrollo turístico sostenible. Los lugares que se pueden dar a conocer a través de las redes sociales siempre han de tener en cuenta el alcance que pueda tener dicha difusión y demostrar capacidad suficiente para generar un plan de acogida de todos los curiosos y viajeros que se puedan acercar a un destino que se dé a conocer mediante una simple fotografía acompañada de una etiqueta».
Eso es fundamental porque entiende que «gestionar la capacidad de acogida y el impacto en el día a día de un destino es una cuestión clave para asegurar su sostenibilidad a medio y largo plazo». De hecho, hay innumerables lugares con gran potencial como las carballeiras del interior de la provincia de Lugo donde no hay servicios adecuados o suficientes para dar respuesta a la demanda de turistas que quieran pasar allí más de un día. Emprender un negocio desde cero también resulta arriesgado, mientras no hay un plan de desarrollo de la zona claro. Es la pescadilla que se muerde la cola.
hoja de ruta
En este sentido, el director de la empresa de gestión turística Trivium, César Abella, apunta que «la actividad turística es poliédrica y afecta a una multitud de sectores. De ahí que la presencia de un recurso cultural por si solo a veces no es capaz de generar una visita a ese lugar y, por tanto, no se alcanza un impacto económico, social o cultural. Sin embargo, si este recurso se empieza a convertir en un producto, el cambio es sustancial».
Para realizar ese cambio del que habla, entiende que hay que establecer «una hoja de ruta que fije los objetivos que se buscan mediante la puesta en valor del recurso, pero garantizando al mismo tiempo su conservación y su protección, atendiendo además a valores de sostenibilidad». Porque una buena gestión puede contribuir al desarrollo de la economía local y, de ese modo, a asentar población.
Pero no solo los lugares pueden ser un polo de atracción. También las personas. Lo explica la gerente de Ponle cara al Turismo, Alexandra Touza, una empresa de Vigo dedicada al turismo industrial y la promoción de proyectos de responsabilidad social. Habla de cómo tratan «de poner nombre y apellidos a la gente. Son recursos humanos, patrimonio inmaterial que las personas quieren conocer».
Como ejemplo, habla de cómo explotar personajes como las famosas hermanas Touza, unas mujeres que ayudaron a cruzar a Portugal a más de 500 judíos para escapar de los nazis. «Tendría un potencial tremendo que diferenciaría Ribadavia de otros lugares, además de generar valor», señala.
1 Imagen de punta Faxilda, en Sanxenxo. Los vecinos de Noalla reivindican la otra cara de uno de los municipios más turísticos de Galicia. Impulsan la visita, pero de modo sostenible.
2La foto muestra las pozas do río Mao, en el concello ourensano de Lobios, en el corazón del parque natural da Serra do Xurés.
3Varios turistas acuden al popular banco de Loiba, en la costa de Ortegal.