La subida de tipos en EE.UU. obliga a España a hacer cuentas

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / LA VOZ

MERCADOS

JUSTIN LANE

El encarecimiento del pago de la deuda y el acceso al crédito para particulares y empresas se da por descontado; Draghi no quiere seguir la estela de la Fed hasta el año que viene

01 jul 2018 . Actualizado a las 05:12 h.

La Reserva Federal de Estados Unidos (FED) dio el pistoletazo de salida en diciembre del 2015, pero el estruendo que provocó el fin del dinero barato al otro lado del Atlántico no produjo réplicas en Europa. Todo lo contrario. Las economías de la zona euro empezaban un tratamiento de sedación con la morfina del Banco Central Europeo (BCE): tipos de interés negativos y un programa de compra masiva de bonos (2,4 billones de euros) para garantizar la estabilidad.

Y es que mientras la liquidez inundaba Estados Unidos por tercera vez (2012), la austeridad encorsetaba a la eurozona. Sus economías trataron de digerir sin anestesia una crisis que hundió el empleo, los salarios y la inflación. Solo la inyección de liquidez del BCE consiguió abrir la puerta al crecimiento robusto (2,3 % en el 2018) y la caída del desempleo hasta el 8,4 %. Como suele ocurrir cuando se imprime dinero, el presidente del BCE, Mario Draghi, puso a funcionar la máquina de billetes y abarató el euro empujando la inflación hasta el 1,5 % actual.

Con este paisaje más optimista, los expertos y entidades bancarias se preguntan, ¿ha llegado el momento de emular a la FED y subir los tipos de interés desde el 0 % de referencia? ¿Qué impacto puede tener sobre la economía española? El gobernador de la Reserva Federal estadounidense, Jerome Powell, apuntaló la senda alcista de los tipos de interés (1,75-2 %) el pasado 13 de julio. Grégory Claeys y Maria Demertzis, expertos del think tank Bruegel, sostienen que el BCE debería dar pasos hacia esa «normalización» de la política monetaria, lo que se traduce en una retirada gradual de los estímulos y la subida de los tipos de interés hasta un nivel precrisis. «Creo que tiene sentido la discusión sobre una reducción del grado de facilidad de la política monetaria, aunque no para el futuro inmediato», sostiene su compañero, Francesco Papadia.

Primero habrá que retirar el paraguas del programa de compra (QA). Después vendrá la subida gradual de tipos de interés. «Es importante hacerlo de forma previsible, dar certidumbre al mercado», sostienen. Pero Draghi no teme un sobrecalentamiento de la economía o la hiperinflación que tanto aterra a Alemania. Es más, el italiano aplazó al verano del 2019 la primera subida de tipos tras observar indicadores de riesgo en el horizonte, desde la posibilidad de una guerra comercial con Donald Trump a la volatilidad de los mercados y una débil inflación apoyada casi en exclusiva sobre el precio de la energía.

¿Por qué el BCE se resiste?

No quiere volantazos en la política monetaria. El italiano insiste en actuar con «cautela» para no dañar la enjuta recuperación. Hay dudas del buen desempeño de algunas economías, que empiezan a ralentizar el ritmo de crecimiento. Las perspectivas para España se enfrían. En el 2019 acumulará cinco años consecutivos de ralentización del crecimiento (del 3,4 al 2,4 %). La inestabilidad política en países como Italia también ha puesto sobre alerta a Draghi, preocupado por las enormes bolsas de deuda pública que la eurozona trata de absorber a un ritmo desesperadamente lento. «El terreno es fértil para los riesgos», admitió.

¿Cómo afectará a España?

La subida de los tipos de interés no podrá aplazarse mucho más allá de otoño del 2019. Los mercados ya lo dan por descontado. La deuda estadounidense gana atractivo a ojos de los inversores. Ofrece más rentabilidad que las europeas. Para competir por atraer ese capital y evitar presiones inflacionistas, el sucesor de Draghi no debería perder el ritmo de Powell. El ultraortodoxo gobernador del Bundesbank, Jens Weidmann, uno de los más férreos defensores de encarecer el euro, se postula como el favorito para ocupar el cargo. Para España, una eventual subida de los tipos de interés puede afectar especialmente al bolsillo de los ciudadanos endeudados.

Hipotecas

Para los particulares que dispongan de créditos hipotecarios a tipo variable se avecinan malas noticias. Tanto el precio de las nuevas como el pago de la deuda contraída se encarecerá sí o sí, ya que los bancos tendrán más dificultades para disponer de liquidez.

Depósitos

Pueden respirar tranquilos los ahorradores porque por fin sus depósitos podrían volver a ser rentables tras años de sequía e incluso pérdida de valor.

Empresas

La teoría dice que la subida de tipos dificulta el acceso al crédito de las empresas para financiarse. Algunos expertos sostienen que será tan tímida que la podrán compensar con los márgenes de beneficio que pueden obtener de una demanda doméstica al alza empujada por una mejora salarial. Pero esta ecuación no cuaja con facilidad en la casuística española, a la que hay que añadir el nivel de endeudamiento privado. Todavía hay un importante volumen de familias de bajas rentas con hipotecas variables que se verán forzadas a restringir el consumo para hacer frente al encarecimiento de la deuda y eso puede pasar factura al tejido empresarial. No obstante, el crédito para consumo aumentó el pasado año un 15 %, según el INE. Las familias vuelven a endeudarse para comprar.

Finanzas públicas

El capital pone rumbo a los países que ofrecen mayor seguridad-rentabilidad por la compra de deuda pública. Estados Unidos está atrayendo las inversiones con la subida de tipos en detrimento de España y otros países donde sus empresas tienen presencia (Latinoamérica). Si el BCE sigue la senda de la FED, podría reequilibrar los flujos. De lo contrario, la infrafinanciación podría obligar al Gobierno a acometer nuevos ajustes para cuadrar las cuentas, ya bajo presión por la deuda acumulada (97,6 % PIB en el 2018) y las bajas perspectivas de ingresos. ¿De qué forma? Restricción del gasto público a la espera de abrir de nuevo el apetito de los inversores. Bruselas ve riesgos por ese flanco, por eso apremia a los países de la eurozona a quitarse de encima el peso de la deuda.

Exportaciones

Al igual que está pasando con el dólar, la subida de tipos de interés revalorizará el euro. Será positivo para las empresas que importen desde el exterior. Con una moneda fuerte resulta más barato comprar. Pero también perjudicará a sus exportaciones. A los socios comerciales de España les saldrá más caro el intercambio. En términos de consumo energético, la economía española, muy dependiente de las importaciones, también se verá beneficiada por la fortaleza del euro. Todas estas cábalas para el sector exportador podrían caer en saco roto si Donald Trump arrecia su ofensiva arancelaria contra los sectores más competitivos de la UE.

Las familias con rentas bajas e hipotecas a tipo variable se verán amenazadas

Los inversores se están focalizando en la compra de bonos estadounidenses por su mayor rentabilidad. | JUSTIN LANE

Los inversores se están focalizando en la compra de bonos estadounidenses por su mayor rentabilidad. | JUSTIN LANE