«Un mundo global no concibe un trabajo que no sea en red»

Susana Luaña Louzao
Susana Luaña REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

PACO RODRÍGUEZ

Su experiencia en puestos de dirección en la Fundación Empresa-Universidad Gallega (Feuga) o en la Axencia Galega de Innovación le abrieron las puertas del Laboratorio Ibérico Internacional de Nanotecnología (INL), un centro intergubernamental creado por España y Portugal con sede en Braga donde se aplica el gran reto de I+D+i: generar y transferir conocimiento en beneficio de la sociedad

01 jul 2018 . Actualizado a las 05:07 h.

Sonia Pazos nació en Suiza, se crio en Ferrol, se estableció en Santiago y ahora vive a un lado y al otro de la Raia, ya que pasa la semana en Braga, impulsando el desarrollo de negocio y las relaciones estratégicas en el Laboratorio Ibérico Internacional de Nanotecnología (INL) , una de las más ambiciosas colaboraciones entre España y Portugal en el campo de la transferencia del conocimiento a la empresa. De hecho, el INL es el único centro intergubernamental de nanotecnología del mundo.

-Usted estudió Empresariales. ¿Cómo llegó hasta aquí?

-Sí, estudié Empresariales en la USC pero siempre me gustó todo lo que tiene que ver con la ciencia y la innovación, sobre todo lo relacionado con la biología, la química y el medio ambiente, así que me especialicé en temas medioambientales y, al final, acabé trabajando en el CIS en transferencia de tecnología, y ya nunca dejé ese campo.

-¿Cómo se llega a un centro de alta innovación como el INL?

-Fue todo muy natural, porque yo fui durante siete años directora de Innovación de la Fundación Empresa-Universidad Gallega (Feuga) y en el 2014, la Axencia Galega de Innovación (Gain) sacó plazas de dirección de área y me presenté a la de centros, donde entraban todos los centros de generación de conocimiento, universidades, centros tecnológicos, fundaciones de investigación biomédica... Es decir, investigación tanto básica como aplicada, y conocía mucho el terreno porque me relacionaba con las empresas y me relacionaba con los investigadores. Eso fue del 2014 a febrero del 2017. Entonces, el director del INL me dijo que el centro estaba creciendo, porque en ese momento tenía algo más de cien personas pero estaba dimensionado para cuatrocientas. Me gustó su proyecto y me uní al equipo.

-¿En qué consiste su trabajo?

-Desarrollo de Negocios y Relaciones Estratégicas. Es un departamento de soporte para los investigadores y también para captar la demanda de las empresas y de la sociedad. Al mismo tiempo, es un centro muy vinculado al sector público, por eso aparte de la competitividad industrial asume retos de interés público y social como el medio ambiente, la sanidad, la seguridad, las energías renovables... Hasta que no estuve en el INL no había visto la cadena de valor de innovación completa en un solo centro, desde la investigación básica a la aplicada, o la creación de startups, y eso es lo que más me gusta de mi trabajo.

-¿Por qué todo ese esfuerzo en nanotecnología?

-La nanotecnología es una manera de trabajar con las diferentes disciplinas científicas. La nanotecnología tiene sentido cuando trabaja con la medicina, la biotecnología, la robótica, las TICs, la tecnología de materiales, la física... Digamos que es un enfoque, una manera de trabajar y combinar distintas tecnologías y conocimientos científicos, y evidentemente, todos estos avances científicos y estos cambios de paradigma van a cambiar el sistema productivo y la manera de entender el mundo.

-¿También en las relaciones de trabajo?

-También, un mundo global no concibe un trabajo que no sea en red. Antes, el investigador estaba aislado en un laboratorio, pero ahora, incluso en investigación básica, tienes que estar en contacto con colegas que tienen una parte del conocimiento que tú necesitas en Alemania, en Corea o en Canadá. Cuando no había Internet, muchas veces estaban haciendo la misma investigación y no lo sabían, y eso era una pérdida de dinero y de productividad. Ahora, en cambio, se trabaja en economía y en ciencia colaborativa. Es necesario dejar de lado lo que nos separa y centrarnos en lo que tenemos en común. Cuanto más se abre la ciencia, más se gana.

Sonia Pazos acompaña la cadena de valor de un proyecto empresarial desde el laboratorio al mercado. | paco rodríguez

el poder de cambiar las cosas

el detalle

Hizo másteres en ingeniería ambiental, creación de empresas y gestión de talento, y hay toda una filosofía de vida detrás de ese currículo: «Siempre me interesaron las tecnologías, sobre todo las que ayudan a la sociedad. Dar con fármacos contra el cáncer que no sean invasivos, crear un exoesqueleto que le ayude a un niño a caminar... Me parece increíble, pagaría por trabajar en eso. ¿No tengo un trabajo bonito?». Cree que es un sentir común a la mayoría de las mujeres: «Buscamos cierto sentido a lo que hacemos y no solo que en la tarjeta ponga que si eres directora o si cobras más o menos... Buscamos otro tipo de poder, el poder de cambiar el mundo. No tendría sentido prescindir del talento de la mitad de la población». Su pasión por la ciencia va asociada a la pasión por el arte; sobre todo, el gusto por el arte contemporáneo. No concibe separar arte, ciencia y humanidades: «Debemos avanzar hacia una visión unificada del conocimiento». Y viajar: «Mezclarte con la gente, conocer culturas...»

No concibo la ciencia sin el arte y las humanidades; persiguen el mismo objetivo desde ángulos diferentes pero complementarios»

«Con los centros de investigación gallegos hacemos colaboraciones muy interesantes»

El Laboratorio Ibérico Internacional de Nanotecnología se creó en el año 2008 como una iniciativa pionera de un nuevo tipo de colaboración institucional internacional en ciencia y tecnología en Europa, con un coste inicial de 106 millones de euros. Sonia Pazos reconoce que sus promotores en España y Portugal fueron «visionarios» al ponerlo en marcha y apostar fuerte por una tecnología que entonces todavía no se sabía muy bien el potencial que iba a tener.

-¿Es importante el peso del I+D+i que desarrolla Galicia?

-Ahora tenemos aquí un centro de referencia a disposición tanto de la industria como de los investigadores de Galicia y de todo el mundo. Mi objetivo es trabajar para Galicia y para España porque me debo un poco a esto, pero realmente donde más colaboraciones surgen es en Centroeuropa y Asia: India, China, Israel... Pero con los centros de investigación gallegos estamos haciendo colaboraciones muy interesantes, porque las universidades gallegas llevan muchos años trabajando en líneas muy fuertes tanto en medio ambiente como en salud, alimentación, TIC o industria. Hay mucho conocimiento generado. Yo ya lo pensaba cuando estaba en Feuga, que tenía ese impulso de abrir los cajones de la universidad y aplicar todo ese conocimiento, que se queda en modo de espera al finalizar un proyecto. Realmente, su función es más bien académica y no podemos culparlos si no llegan al mundo empresarial. Los que trabajamos en esto tenemos que ser capaces de fomentar esa transferencia al mercado, no le podemos pedir al investigador que monte una spin-off y deje su laboratorio, pero sí pueden colaborar con el INL o con otras entidades que ayuden a convertir ese conocimiento, que es muy bueno, en soluciones aplicables a la sociedad o a la empresa.

-¿Qué hace una licenciada en Empresariales en el INL?

-Cuando iba a estudiar, el padrino de las promociones de Empresariales era Mario Conde y estaba de moda toda esa cultura del pelotazo. Yo quería hacer Biología y me aconsejaron que cambiase de idea porque era una fábrica de parados. ¡Qué error! Ahora están muy demandados, yo estaría diseñando las tecnologías del futuro...