El salto del barco de madera al de acero y al mercado europeo

J. Sande / A. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

MERCADOS

sande

El astillero Lago Abeijón se ha especializado en la transformación de barcos pesqueros; la firma de Outes acumula la experiencia de varias generaciones

03 jun 2018 . Actualizado a las 05:06 h.

La fabricación de barcos tiene en la localidad de O Freixo, en el municipio de Outes, a dos astilleros de referencia que han sabido adaptarse a las necesidades del mercado y reconvertirse para mantenerse a flote. Uno de ellos es Lago Abeijón, herencia de una larga tradición de profesionales de la fabricación naval en madera que parece tener asegurada la continuidad con las nuevas generaciones de la familia. Con la caída en la demanda de embarcaciones de carpintería de ribera, la empresa decidió abrirse camino hacia la fabricación en acero y dar el salto internacional, convirtiendo a armadores de Portugal y Francia, principalmente, en nuevos clientes.

Hace 64 años, el ebanista Domingo Lago cogió el testigo de su suegro al frente del astillero y reconvirtió sus conocimientos sobre la madera para aplicarlos a la construcción de barcos. El resultado no pudo ser más satisfactorio, porque la compañía continuó avanzando con rumbo firme y sorteando con agilidad las dificultades derivadas de un descenso en el encargo de construcción de buques pesqueros.

En 1991, Domingo Lago decidió constituir una sociedad y nació así Lago Abeijón, un nombre nuevo para un experimentado astillero.

La compañía no solo comenzó a trabajar en acero, lo que le permitió abrir horizontes conservando la tradición de la fabricación y reparación en madera, sino que se especializó en el mantenimiento y transformación de embarcaciones.

La adecuación de barcos se ha convertido en uno de los principales ámbitos de actividad de esta empresa de Outes. La modificación de las popas para adecuarlas mejor a la pesca del arrastre o el alargamiento de las naves, que se efectúa cortándolas por la mitad para proporcionarles la amplitud deseada.

Búsqueda de clientes

Es aquí donde el mercado europeo cobra gran relevancia, porque buena parte de quienes solicitan este tipo de reformas son armadores franceses. Precisamente, a tierras galas viajó esta semana José Lago, gerente del negocio junto con su hermano Javier, que han tomado las riendas tras la jubilación de su padre, Domingo.

José Lago explica que las reformas constituyen actualmente el 90 % de la actividad, porque prácticamente no hay contratos para la construcción de barcos. La compañía, que proporciona empleo fijo a 49 personas, también tiene numerosos encargos procedentes del País Vasco o Santander, además de Galicia y alguno que otro de Italia.

El arreglo de embarcaciones de vigilancia pesquera o los pedidos para cabotaje también figuran en su amplia cartera de trabajo.

Apasionado de su actividad, no hay día que Domingo Lago no acuda al astillero para ver cómo van las cosas. Asegura que le satisface saber que el negocio tendrá continuidad, ya que dos de sus nietos se han decantado por mantener la tradición familiar estudiando ingeniería naval y administración de empresas.

De hecho, comenta que en verano acuden a la instalación para realizar prácticas y que no podrían elegir otro sitio mejor para prepararse para el futuro laboral que les aguarda.