«El súper de hoy nada tiene que ver con el de hace veinte años»

Susana Luaña Louzao
Susana Luaña REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

Angel Manso

Representa a la tercera generación de una empresa que nació de la mano de uno de los mayores emprendedores de Galicia, Ventura González, fundador de Vegalsa-Eroski. Su nieta, Gabriela González, pasó por todos los departamentos de la firma, «pero lo más importante es el cliente». Y a él se dedica: «Vengo encantada todos los días a trabajar»

13 may 2018 . Actualizado a las 05:10 h.

Es nieta de Ventura González Prieto, fundador de Vegalsa-Eroski, que en la actualidad cuenta en Galicia, Asturias y Castilla y León con 262 establecimientos propios o franquiciados, e hija de Joaquín González Iglesias, actual director general de la firma, pero Gabriela González (Vigo, 1980), ni sospechaba de pequeña que acabase siendo la directora de RSC, Comunicación y Área de Clientes de la sexta compañía gallega por facturación y referente en el sector de la alimentación en su zona de influencia.

-¿Se planteaba trabajar en la firma familiar cuando pensaba en lo que quería ser de mayor?

-No, para nada, mi padre trabajaba un montón de horas y disfrutábamos poco de su compañía, así que yo entonces pensaba que ese sitio no podía ser bueno para trabajar...

-Y sin embargo, supongo que crecería oyendo las anécdotas sobre los inicios de su abuelo...

-Sí, tengo muchos recuerdos, él también trabajó mucho pero le gustaba disfrutar y los domingos se iba de pícnic con la abuela y con los hijos, y contaba cómo empezó, llevando embutidos de Valderrey, en Astorga, a Vigo. Los traía en tren y los repartía en una furgoneta y así conoció a mi abuela, que tenía un puesto en O Calvario. Allí empezaron con el primer ultramarinos, y luego se hizo con la distribución de las galletas Cuétara, después vinieron las tiendas Spar... Fue el primero en comprar una furgoneta. Son muchas las anécdotas que nos cuenta, que afortunadamente podemos seguir disfrutando de él.

-¿Por qué decidió estudiar Hostelería?

-Me encantaban las bodas, banquetes y bautizos, así que me matriculé en el Centro Superior de Hostelería de Santiago, una carrera que me encantó. Luego hice las prácticas en Barcelona y también un máster, pero la verdad es que es un mundo muy sacrificado, cuando todo el mundo se va de vacaciones es cuando más trabajo tienes.

-¿Y le tentó su padre?

-Sí, en cierto modo. Nos ofreció a mí y a mis hermanas estudiar el mercado de la distribución de alimentación en Londres y en Estados Unidos. Él nos pagaba el viaje y a cambio nosotros le mandábamos un informe diario. Ahí descubrí todas las posibilidades que ofrecía el sector y entendí que el supermercado de hoy en día no tiene nada que ver con el de hace veinte años. Así que a la vuelta me propuso entrar en la empresa y le dije que sí. Fue una experiencia muy interesante, aprendí inglés, viajé mucho, conocí a mucha gente y me unió más a mis hermanas.

-A usted le gusta el contacto con la gente y, por lo tanto, con los clientes. ¿Entró directamente en ese departamento?

-No, tenía claro que para conocer una empresa tienes que pasar por todos los departamentos, aunque lo más importante es el cliente. Conocí el negocio, a los responsables de tiendas, áreas como márketing y luego estuve cuatro años en dirección organizando reuniones con los clientes, para que nos diesen su opinión y cómo podíamos mejorar. Hice informes de tendencias a nivel mundial, porque seguía utilizando las bases de datos que usaba cuando viajaba. Y por supuesto, seguí conociendo el mercado internacional, porque tenemos un director general que es innovador y nos hace viajar a todo el equipo directivo. También me formé en el Instituto de Empresa en Madrid y, al volver, creamos el departamento de responsabilidad social.

en familia alrededor de una mesa, como buenos gallegos

el detalle

Un miembro más de la cuarta generación de la saga viene de camino, ya que Gabriela está embarazada de siete meses. «Tardé un poco, hoy en día nos relajamos mucho. Como estuve viajando y me apasionaba lo que hacía, lo he ido retrasando». Ella misma se pone como ejemplo de una empresa que cumple con la conciliación. «Tenemos cuatrocientas personas que se benefician de esos planes, pero hay que tener en cuenta que si la plantilla es en su mayoría femenina no podía ser de otra manera». Así que cuando apaga el ordenador, pasea, y le gusta especialmente hacerlo por Santa Cristina, «que es el primer sitio al que me fui a vivir cuando me independicé». Su hija, Olivia Jara, no tardará en disfrutar de esas multitudinarias comidas familiares en Vigo, presididas por el abuelo. «Con producto gallego, por supuesto». Eso sí, las conversaciones giran inevitablemente en torno al trabajo, claro. «Pero bueno, de una forma más relajada», dice Gabriela divertida.

«No sé si la próxima directora será una mujer, pero en la empresa somos mayoría»

Estoy de siete meses y tengo que hacer diez mil pasos al día, y qué mejor que caminar por Santa Cristina, que es mi rincón»

Ni se lo planteada de pequeña, y lo cierto es que ahora no lo cambiaría por nada. «Vengo encantada todos los días a trabajar, para mí esto no es un trabajo».

-¿Cuál es el perfil del cliente gallego?

-Ha cambiado mucho en los últimos años, ahora está mucho más informado y preocupado por lo que come. Nos pide producto local y nosotros se lo damos porque es un interés común, estamos identificados con el crecimiento de Galicia. En la cesta de la compra el producto fresco pesa un 10 % más que en el resto de España. El precio le afecta, pero tiene en cuenta los servicios que ofrecemos y el trato. Somos una empresa de personas para personas.

-¿Y los más jóvenes?

-Tienes que estar al tanto de las novedades porque las demandan, ya sea en la tienda o en la venta online.

-¿Y las personas mayores?

-La venta online les cuesta, aunque se van sumando porque nuestro sistema es sencillo, pero ellos buscan sobre todo el mercado de proximidad, la tienda de familia del barrio donde se encuentran con los vecinos.

-¿La próxima directora será mujer?

-No sé si será una mujer, pero en la empresa somos mayoría, de 5.900 trabajadores, 4.700 son mujeres, y muchas están en la cadena de mando.