«Los pros son continuar ligado al deporte y contras tienes pocos»

María Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

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VÍTOR MEJUTO

06 may 2018 . Actualizado a las 04:45 h.

Ente 1986 y el 2000, Jordi Grau era un chico de la ACB. Jugó 267 partidos en esa categoría. Pero como a todo deportista le llegó el momento de terminar su carrera sobre la pista. «Cuando estás en activo te das cuenta cuándo va a ser tu última temporada y para continuar ligado al mundo del deporte o eres entrenador o pocas alternativas más puedes encontrar», explica desde una de las salas del edificio donde tiene su oficina en Oleiros. De hacer botar el balón dio el salto al sector inmobiliario, hasta que un día se le iluminó una bombilla y pensó en regresar al baloncesto, pero de una forma muy diferente a lo que lo había hecho antes. Porque Jordi Grau ha hecho de su hobby su profesión dos veces. Antes jugando en las pistas, ahora como tipster, un trabajo de nueva generación basado en dar consejos para realizar apuestas deportivas. «Los pros de ser tipster son que puedo continuar vinculado al mundo del deporte y los contras son pocos. A veces, aguantar comentarios que no son agradables o que no hay horario porque hay que interactuar con los seguidores a cualquier hora», dice.

Hasta ahí llegó por casualidad. «La gente te empieza a preguntar ‘oye, cómo ves este partido’ y llega un momento en el que te paras a pensar si estarás dedicándole muchas horas a esto. Entonces, un día, en una conversación trivial tomando una caña, pensé pues lo mismo puedo hacer esto mismo de modo profesional», explica. De ese modo nació Tip Duncan Club, una página web desde la que este ex baloncestista da consejos a aquel que quiera escucharlos. Su ventaja es que sabe de lo que habla y, además de interpretar las jugadas o el estado del equipo, sabe leer los gestos que indican que un jugador no está en su mejor día. «Estudio los partidos, los veo repetidos varias veces. Además, hago llamadas para ver cómo lo ven otras personas que conozco en el sector del deporte», cuenta. Jordi Grau es un tipster atípico. No le importa dar la cara en la red y no oculta el rostro a la hora de explicar sus pronósticos. Desde ese púlpito virtual aprovecha para hacer una llamada al juego responsable porque, como dice, «nadie se hace rico con las apuestas. Hay que tomarlas como un divertimento, como algo que te puede dar para unas cañas, pero no como algo para retirarse».