«O comercio local está en guerra, a ver quen sigue vivo en 5 anos»

Marta López CARBALLO / LA VOZ

MERCADOS

Ana Garcia

La firma Todo Lar, de Carballo, está especializada en productos para el hogar de bajo coste; la empresa está analizando fórmulas para hacer frente al gigante Internet

11 mar 2018 . Actualizado a las 04:58 h.

Una decena de establecimientos repartidos por toda la provincia de A Coruña, una plantilla que oscila entre los 25 y los 30 empleados y una nave central, en Carballo, desde la que sirven para toda la comunidad. Ese es el balance obtenido por la modesta cadena Re100 y Todo Lar, con más de un cuarto de siglo de actividad, y dirigida en todo momento por las mismas cuatro manos.

José Manuel Naya (Sísamo, Carballo, 1960) es uno de los dos socios fundadores. Primeramente llevó la empresa con su cuñado, y ahora con los hijos de este. Todo queda en familia. «Nós tiñamos salas de xogos, con futbolíns e demais, pero no 1991 decidimos cambiar de negocio. Eu vin que en Madrid isto dos todo a 100 pesetas estaba funcionando e, dado que aquí non estaba demasiado explorado, trouxémolo nós», explica Naya. Solo Cadena 100 -ahora cerrada- operaba entonces, y la acogida no pudo haber sido mejor.

Abrieron una tienda Re 100 en el centro de Carballo, en plena Praza de Galicia, pero enseguida se les quedó pequeña. Al año siguiente vino otra, y el siguiente otra más, hasta que se hicieron con un almacén de 500 metros cuadrados para guardar todo el stock que tenían que traer en tráileres para abaratar costes. De 500 pasaron a 1.000, y de ahí a expandir su marca por la provincia. «En Carballo chegamos a ter cinco tendas», recuerda Naya.

Sin embargo, poco dura la alegría en la casa del pobre, reza el dicho, y la llegada de los bazares orientales enseguida azotaría con fuerza. Como estrategia para contrarrestar los precios tirados y los bajos costes en personal formaron la marca Todo Lar, ideada para crear una diferenciación respecto a la concepción tradicional de bazar: mobiliario más cuidado, personal especializado y diversificación de productos. Y les fue francamente bien, explica Naya: «Os anos 2003, 2004, 2005, 2006 e 2007 foron moi bos. Vendéronse moitos pisos e a xente precisaba útiles e cousas para os seus novos apartamentos».

Y ahí, en el 2008, llegó el siguiente palo para esta pequeña empresa nacida en la Costa da Morte: el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. A menos pisos, menos ventas, y a más crisis, menos ventas también. La recesión se tradujo en bajadas de hasta el 30 % en las ventas, siete establecimientos cerrados y una mengua en la plantilla de hasta veinte personas. «Despois de ver como sucedera en crises anteriores, como a dos noventa, eu agardaba que durase uns dous ou tres anos, pero nada máis lonxe da realidade». No les fue mal en el 2010, de hecho parecían ver la luz al final del túnel, «pero veu 2011, e foi aínda moito peor». Desde entonces focalizaron su estrategia en mantener los establecimientos de mayor tamaño, ya que a más dimensión, menos personal se necesita por metro cuadrado, «tristemente esa é a realidade».

Si de algo presume Naya al hablar de la firma Todo Lar es del personal trabajador. Para él son el elemento clave, el que aporta calidad y les diferencia de la competencia. «A nosa encargada de Carballo leva 17 anos no negocio, coñece aos clientes polo seu nome. Esa cercanía no trato é unha fortaleza».

«Algunha tiñamos que ter!», añade Naya, en clara referencia al reto más grande al que han tenido que enfrentarse en los más de veinte años que llevan de andadura: Internet. Y más concretamente, el gigante Amazon. Pese a que desde Todo Lar estudian ganar presencia en la red -«De este ano non pasa que comecemos a ofrecer unha venda online de calidade»-, es difícil hacer frente a un competidor que gestiona millones de servicios por todo el mundo y que ofrece tantas facilidades, sobre todo a la hora de comprar y devolver con total rapidez. No hay muchos negocios locales y de tipo físico que se resistan a la influencia digital, y eso se deja notar: «O comercio local está en guerra, a ver quen sobrevive de aquí a cinco anos, porque tal e como está a demanda, sobramos a metade».

Pese a todo, Naya afronta los años venideros con optimismo y con intención de prosperar aferrándose a sus dos valores de marca: la familiaridad y el trato cercano.

Tienen 9 tiendas propias, unos 30 empleados y una facturación de 2.398.172 euros el pasado 2017