Después de más de tres años en Reino Unido, la coruñesa Sara González se siente feliz en su trabajo. «Las condiciones son bastante buenas. En la empresa respetan y valoran a los trabajadores». Se refiere a su empleo desde hace más de un año en un colegio de Exeter. Trabaja en admisiones, asesora a los alumnos y ahora mismo dirige a un equipo de 10 personas. Ella dejó Galicia junto a su pareja. Esta comunicadora audiovisual había perdido su trabajo. Su novio, también con carrera y máster, solo conseguía empleo en verano. «Buscaba estabilidad y por fin independizarme». Su primer destino fue Londres. Encontró trabajo en solo dos días en una cadena de sándwiches. «Fue durísimo. Turnos de 10 horas y madrugaba mucho. Estaba tan cansada que no podía buscar nada de lo mío. Tras un año lo dejé, con el vértigo de no tener trabajo. En España aprendes que hay que aferrarse a un empleo con todas tus fuerzas». El vértigo pasó cuando a los dos días consiguió trabajo de dependienta e incluso la ascendieron.
Exeter llegó a la vida de esta joven, que no ha cumplido los 30, por una oportunidad laboral para su pareja. «El paro es bajísimo y hay muchas ofertas». Así llegó al colegio en el que trabaja y consiguió que mejorase su calidad de vida en un lugar más pequeño. «Ahora veo el trabajo de otra forma. Ya no es una preocupación. Sé que si no estoy contenta, es fácil encontrar otra cosa y mejorar. Los sueldos son más altos que en España y hay estabilidad, te pagan las horas extra». Para regresar, la oferta tendría que ser buena para los dos. «Nos gustaría volver, pero no vemos que las cosas mejoren. Volvería con un contrato fijo y con una oportunidad para mi pareja. O con un sueldo lo bastante bueno para mantenernos los dos. Ha sido un camino duro, pero me siento orgullosa de a dónde hemos llegado»