Retener el talento

Dolores Pérez PROFESORA DE QUÍMICA ORGÁNICA Y COORDINADORA DE LA RED DE CENTROS SINGULARES DE INVESTIGACIÓN DE LA USC

MERCADOS

11 mar 2018 . Actualizado a las 04:45 h.

En los últimos años hemos visto cómo ha cambiado el perfil de los españoles que buscan y encuentran trabajo en el extranjero. Hoy en día son los arquitectos, ingenieros o científicos los que se establecen en países de nuestro entorno, muchos con el deseo de regresar. Demasiados jóvenes brillantes se van porque el sistema no es capaz de incorporarlos, o porque los salarios y condiciones de trabajo que aquí encuentran no corresponden a su nivel de formación y experiencia. Esta realidad es síntoma y consecuencia de una economía poco competitiva, de un modelo productivo que no demanda expertos, técnicos o investigadores porque no está basado en el desarrollo de conocimiento y tecnología propios.

Todo ello tiene un coste para el país, no solo desde la perspectiva de la pérdida de la inversión en formación, sino incluso desde el punto de vista demográfico. Está claro que esto tiene que cambiar, debemos ser capaces de atraer y retener talento. La situación es compleja y no hay soluciones que vayan a dar la vuelta al panorama de la noche a la mañana. Pero sin duda se pueden dar pasos destinados a enderezar el rumbo. Necesitamos actores del ámbito político y de la economía capaces de renunciar al rédito a corto plazo en favor de las expectativas de éxito futuro: empresarios que ofrezcan salarios dignos y posibilidades de desarrollo profesional a los mejor preparados, instituciones que fomenten la cultura del emprendimiento e inversores que apoyen a los que den el difícil paso de emprender, políticas que faciliten la creación de empresas de base tecnológica alrededor de los centros de generación de conocimiento (tenemos casos de éxito en nuestro entorno más cercano). Además, es imprescindible un incremento sustancial de la inversión en I+D: estamos en el furgón de cola de Europa en cuanto al porcentaje de PIB dedicado a la investigación, mientras vemos cómo este indicador no deja de crecer en países de nuestro entorno que continúan apostando por la economía basada en el conocimiento. No es casualidad que sean estos mismos países los que mayoritariamente reclutan a nuestros jóvenes cualificados. Revertir esta tendencia ha de ser una prioridad.