Schufa, la autoridad más temida

Patricia Baelo BERLÍN / LA VOZ

MERCADOS

ARNE DEDERT

A la empresa germana que acredita la solvencia de los ciudadanos se le achaca falta de transparencia y el empleo de datos erróneos u obsoletos para elaborar sus perfiles

04 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Alquilar un piso, solicitar un crédito o incluso contratar una nueva línea de teléfono. Para todo esto y mucho más, en Alemania hace falta la llamada Schufa, un documento que mide la capacidad de una persona para hacer frente a futuros pagos, al tiempo que revela si tiene deudas pendientes. Esta especie de informe de morosos existe desde 1927, cuando se fundó Schutzgemeinschaft für allgemeine Kreditsicherung, hoy Schufa Holding AG, que con datos de más de 66 millones de personas, se ha convertido en la primera entidad de crédito del país.

La empresa privada, con sede en Wiesbaden, considera que ofrece un servicio de asistencia a las más de 8.000 compañías para las que trabaja. Pero a ojos de muchos no es más que un espía que evalúa el historial financiero de tres cuartas partes de los alemanes, al proporcionarles una puntuación que afecta directamente a su vida diaria. Por ejemplo, una Schufa negativa puede justificar que un banco no le conceda a uno una hipoteca o que solo acepte a cambio de un interés muy alto.

El principal problema es que no está claro qué datos influyen y de qué manera en el perfil crediticio individualizado, que en el mejor de los casos alcanza el 98 %, según la propia entidad. Durante un tiempo, la Oficina de Protección del Consumidor advertía de que menos cuentas bancarias y contratos se traducen en un mejor porcentaje, mientras que las mudanzas frecuentes restan puntos. Sin embargo, se trata de puras especulaciones, dado que Schufa emplea un sistema conocido como scoring basado en algoritmos secretos.

El Tribunal Supremo ha rechazado varias demandas de particulares en este sentido, y establecido que basta con que la empresa revele su fórmula así como las variables que utiliza a los organismos encargados de la protección de datos, como ya hizo en el 2010. Por eso, AlgorithmWatch y Open Knowledge acaban de lanzar la primera campaña dirigida a que la opinión pública tenga acceso al uso que hace Schufa de su información personal. Las oenegés desean recopilar el mayor número de perfiles posibles para, junto a una red de periodistas del semanario Der Spiegel y el grupo Bayerische Rundfunk, poder averiguar más sobre cómo funciona el scoring.

Existen dos versiones de la hoja de vida financiera: una simple, que puede solicitarse una vez al año de modo gratuito, y una detallada, por la que hay que pagar 25 euros y rellenar una serie de formularios. En cualquiera de los dos casos es necesario identificarse con un documento oficial antes de poder recibirla por correo al cabo de unas semanas. Eso sí, también los bancos, aseguradoras, comercios y propietarios de pisos la pueden comprar directamente a Schufa con una autorización firmada de la persona sobre la que requieren información. El tipo de cliente hace que la puntuación del perfil varíe, explica la entidad, que se jacta de que la nacionalidad, la profesión, los ingresos, el estado civil y la dirección de una persona resultan irrelevantes a la hora de elaborar su informe.

Y es que además de la falta de transparencia, a Schufa se le achaca el uso de datos erróneos u obsoletos. «O no eliminan del registro las deudas que un ciudadano ya ha saldado o se equivocan con los nombres y le atribuyen a una persona impagos que en realidad le corresponden a otra», explica Niels Nauhauser, experto de la Oficina de Protección al Consumidor de Baden-Württemberg. La revista especializada Finanztest revela que solo ocho de cada 89 Schufas son correctas, e insta a los alemanes a solicitar su perfil gratuito y comprobarlo. Sobre todo a principios de cada ejercicio, pues por ley la entidad crediticia está obligada a borrar las deudas tres años después de que hayan sido liquidadas. Es decir, que el crédito que uno terminó de pagar en la primavera del 2017 desaparecerá del registro de morosos el 31 de diciembre del 2020.