Galicia vio nacer 4.533 negocios a lo largo del 2017

Rosa Estévez
Rosa Estévez REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

Juan Salgado

El índice de emprendimiento gallego está por debajo de la media española, pero un 66,26 % de los negocios que nacen en las tierras de Breogán responden a una oportunidad detectada en el mercado

18 feb 2018 . Actualizado a las 14:56 h.

Sí, Galicia es una tierra de emprendedores. Los colectivos empresariales de las cuatro provincias están convencidos de ello. «El emprendimiento forma parte inherente de nuestra genética, de ahí la larga lista de grandes empresarios que tienen apellido gallego», explica Lois Babarro, presidente de los jóvenes empresarios de Ourense. «En Galicia tenemos grandes ejemplos de emprendimiento que todos conocemos, y grandes potencialidades en sectores muy variados que pueden resultar una gran oportunidad de desarrollo», continúa Rodolfo Ojea, de la Fundación CEL. Pero si somos un país de emprendedores, ¿cómo es posible que los números nos coloquen casi siempre en la mitad de la tabla? Echemos una cuenta sencilla. Dividamos el número de habitantes por el de negocios que arrancan en cada comunidad autónoma. En Galicia, por cada 597 habitantes se fragua una empresa. En términos globales, el año pasado se pusieron en marcha 4.533 firmas en las tierras de Breogán. Estamos a leguas de Baleares (320 habitantes por negocio), pero también de Madrid (325,1). Atendamos ahora a una estadística más elaborada, la tasa de emprendimiento activo. Los datos del 2016 indican que la TEA gallega está fijada en un 3,99, bastante por debajo de la media nacional (5,23) y a mucha distancia de Cataluña, que encabeza la tabla con un índice de emprendimiento del 6,99.

Los datos, pues, parecen desmentir el carácter emprendedor de los gallegos. ¿O no? Las estadísticas utilizan el lenguaje matemático, pero la realidad no siempre cabe en el código de los números. A la hora de medir la capacidad emprendedora de un país hay que tener en cuenta el contexto de partida. En Cataluña o Madrid, los dos motores económicos del país, el tirón del emprendimiento es evidente: ambas comunidades juegan en otra liga. Junto a ellas, a la cabeza de la tabla en lo que a creación de nuevas empresas se refiere, se sitúan comunidades en las que el tirón turístico es incontestable, convirtiéndose esta actividad en un factor capaz de desdibujar el frío mundo de los números.

De hecho, desde el servicio de creación de empresas de la Confederación de Empresarios de A Coruña se indica que «Galicia es una tierra de oportunidades» y cada vez más gallegos son conscientes de ello. El informe GEM, que monitoriza los cambios que se producen en el escenario del emprendimiento, ha constatado con el paso de los años que cada vez son más quienes, desde aquí, se deciden a poner en marcha un negocio por convencimiento, oportunidad, y no por desesperación.

Y es que la desesperación fue, durante unos años, la responsable de que muchos trabajadores, expulsados de sus puestos por la crisis, decidiesen capitalizar su paro y lanzarse a todo tipo de empresas. El 43 % de los negocios que abrieron en Galicia durante el 2015 obedecían a ese apremio. Un año después, el peso de la desesperación caía hasta un 30 %. Una cifra que sigue siendo alarmante para el presidente de UPTA, el vilagarciano Eduardo Sabarís, que ha acuñado el término «burbuja del emprendimiento».

«Es verdad que durante unos años se ha lanzado de una manera un tanto irresponsable a la gente a emprender. Era gente en estado de necesidad, poco o nada preparada, sin conciencia de a qué se enfrentaban, que no conocían los sectores en los que se introducían y dichos emprendimientos no duraban. Ni duran, ni durarán», señala el responsable de la CEL. «Solemos ver en los medios las cifras de creación de nuevas empresas... Pero el 80 % de ellas no llegan a los dos años de vida», remacha el presidente de la AJE Ourense. A su juicio, «no podemos animar a emprender a todo el mundo que tenga una idea». Porque emprender es algo muy serio.

Dificultades añadidas

Y en Galicia es, también, algo relativamente complicado. «Somos una región periférica, con graves problemas demográficos, de pérdida constante, envejecimiento y dispersión de la población; las infraestructuras de comunicaciones son malas y escasas, y con un tejido empresarial formado por empresas demasiado pequeñas en general y con escasa orientación hacia mercados exteriores». El panorama que dibuja Ojea no resulta muy alentador. Todos esos factores son obstáculos para el emprendimiento. Y a ellos se suman otros que parecen ser comunes a todos los rincones de España. Echemos, de nuevo, mano del informe GEM Galicia. Según ese documento, el acceso a la financiación, las políticas del gobierno y la educación en cultura emprendedora son tres de los problemas que debe sortear cualquiera que quiera poner en marcha un nuevo proyecto.

«Es preciso continuar con los esfuerzos por simplificar los procedimientos para la constitución y la supervivencia de las empresas, impulsar la teletramitación y la coordinación entre administraciones», aseguran desde los empresarios de A Coruña. Acercar la cotización a la Seguridad Social de los autónomos a sus ingresos reales y reformar el sistema de pago de impuestos a los emprendedores serían dos asuntos que contribuirían a aligerar la pesada carga que estos llevan a sus espaldas y que hace que, en muchos casos, los proyectos nunca vayan adelante por un proverbial «miedo al fracaso» del que también habla el GEM.

Pero algunas cosas se están haciendo bien. Hay más programas de formación y apoyo a emprendedores; más startups, mayor apoyo a la innovación y a la introducción de ella en las empresas... Pequeños pasos que nos deberían conducir hasta un final feliz.