Una empresa de artesanos que apuesta por la tecnología

María Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

Angel Manso

Con 30 años recién cumplidos, Ardentia surgió comode unas piezas hechas en Galicia Pueden verse en series como «Serramoura» o «Viradeira»

18 feb 2018 . Actualizado a las 05:02 h.

En el capítulo de Serramoura del pasado miércoles, la sargento Neira -interpretada por la actriz Lucía Regueiro- llevaba unos pequeños pendientes de plata que emulaban hojas de papel dobladas. Las piezas pertenecen a la colección Origami de Ardentia, una empresa levantada en el polígono coruñés de Bergondo hace ya treinta años. Justo este año están de cumpleaños. También son la prueba de que el esfuerzo continuado, apoyado ahora en la innovación que ofrece la tecnología 3D, es capaz de lanzar un proyecto ideado por un autodidacta hasta lo más alto del sector en Galicia. Porque Ardentia, como explican desde la compañía, «es una de las pocas empresas de joyería que tienen el calificativo de Galicia Calidade». Todo el proceso, desde el diseño al acabado, se hace en Bergondo. Son puro talento gallego.

La aventura empezó cuando Luis González -actual gerente y diseñador- cursaba lo que entonces era COU. «Había un rastro en A Coruña e iba a veces. Veía lo que hacían en cuero y metal. Empecé a hacer alguna cosa. En un año estaba viviendo de eso. Pero desde el primer momento tenía claro que quería crear una empresa que fuera competitiva». Además de leer libros, tuvo un gran maestro que le enseñó todo lo que hay que saber del arte de hacer piezas de joyería artesana. Fue el orfebre de Santiago Jesús Vázquez. Más de un 90 % de sus productos usan como material principal la plata.

El taller que Luis abrió en Bergondo acabó convirtiéndose rápidamente en «nuestro taller». Porque todos los que trabajan forman un equipo en el cada uno es parte fundamental de ese motor que ha llevado las piezas que salen de sus manos a más de veinte países. «Hay trabajadores que llevan veinte años en la empresa», dice.

Su público objetivo eran las tiendas de artesanía y alguna joyería. Mientras trabajaban en el diseño, Luis recorría las ferias de España en un Seat Panda hasta que en 1992 fueron por primera vez a Ifema. Ahora también exponen en eventos de toda Europa. No solo eso. A pesar de las dificultades que supuso la crisis, pudieron capear el temporal. No dejaron nunca de innovar. Ese fue su secreto. Fueron ellos quienes comenzaron en Galicia a usar impresoras 3D de prototipado rápido. Eso permite dar al cliente un amplio abanico de servicios que van desde el diseño a la fabricación. Porque otro de sus potenciales son los trabajos personalizados. Tienen los oídos abiertos.

El reto de avanzar con proyectos como consolidar la marca y abrir tienda propia

Cuando a Luis le preguntan cuál es ahora su objetivo, contesta raudo: «Continuar avanzando». Es lo que lleva haciendo los últimos treinta años, lo que ha hecho que Ardentia llegue a donde está. En mente tiene varios proyectos para continuar abriendo camino. Más allá de su moderna web, donde tanto clientes profesionales como cualquiera al que le guste algún diseño pueden encargar un producto online, piensa en la alternativa de poder abrir también una tienda propia en una calle o centro comercial.

Pero sobre todo el gran reto es continuar creciendo y consolidándose como marca. Por eso, es tan importante para ellos potenciar la política de internacionalización. En ese proceso, las redes sociales son fundamentales. Lo saben y como prueba de que el buen hacer de un artesano no está reñido con la modernidad, han emprendido una fuerte campaña de márketing digital. No solo están presentes en redes como Facebook o Instagram, también son una empresa que apuesta por estar presente en el audiovisual. Su presencia en series como Serramoura o ahora Viradeira lo acredita. «Hemos hecho hasta unas pulseras con un doblón para Viradeira», cuentan. Lo que está claro, dicen, es que «la empresa está orientada a alcanzar la perfección en los proyectos donde colaboramos. La calidad del producto y el servicio es el objetivo que buscamos, desde luego, el principal».