«Somos a única empresa que fabrica corchos en Galicia»

María Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

Santi M. Amil

Fue el padre de Francisco Almeida el que en 1966 cruzó la frontera entre España y Portugal para asentarse en Ribadavia

15 ene 2018 . Actualizado a las 13:08 h.

Fue el padre de Francisco Almeida el que en 1966 cruzó la frontera entre España y Portugal para asentarse en Ribadavia. Había nacido a unos 75 kilómetros al sur de Oporto, en una zona de una larga tradición en la fabricación de corchos. Por eso, no lo dudó e instaló en ese concello de Ourense una fábrica de lo que mejor sabía hacer: corchos para las botellas del vino o para envasar licor. Desde entonces ha habido tiempos buenos, otros regulares, pero ha sabido sostenerse para seguir surtiendo al mercado más de cincuenta años después. Ahora es su hijo el que pilota esta empresa. «Somos a única en Galicia dedicada a un produto fundamental para o sector vitivinícola», apunta. En un momento en el que ha de luchar con la competencia del desembarco del material sintético para hacer tapones, mantiene el nivel, sobre todo, con pedidos de la propia comunidad. «A maioría dos nosos clientes son de Galicia, O Bierzo e Asturias», apunta Francisco, que recuerda que su mayor competidor es la industria de Portugal. «En torno a un 70 % do consumo mundial de corcho natural procede duns pobos que hai a uns 75 kilómetros ao sur do Porto, onde hai unhas duascentas fábricas. Contra iso non podes loitar, porque calquera que queira mercar doutro continente colle un avión a Porto e logo baixa ata alí no coche. Ten todo», indica.

Además, da la receta de cómo puede competir su sector: «Temos que defendelo dende un punto ecolóxico, porque procede da corteza da sobreira. Como mínimo, unicamente a lei permite sacala de nove en nove anos. Con iso faise corcho para os tapóns, pero tamén para isolar paredes ou para decorar».