Miramar mueve ya desde Galicia a más de 8.000 cruceristas al año

Manuel Blanco REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

MARCOS MÍGUEZ

La firma ha rebasado la cifra de 25.000 desde que nació en el 2011; trabaja para dar el salto en el 2018 al Reino Unido y a varios mercados latinoamericanos

31 dic 2017 . Actualizado a las 05:02 h.

En España hay casi medio millón. En el mundo se disparan hasta los 27 millones. Una parte del jugoso pastel de los cruceristas está en manos de una joven empresa gallega focalizada en la venta a través de Internet: Miramar Cruceros. La sociedad que Hugo Iglesias y Diego Leira Pan fundaron en el 2011 en el vivero de empresas de la CEL en Lugo mantiene sus velas desplegadas, hoy plenamente asentada en sus modernas instalaciones en A Coruña. La compañía moverá este año algo más de 8.000 cruceristas (25.000 desde su nacimiento), una cifra que crece exponencialmente y que permitirá cerrar el 2017 con algo más de cinco millones de euros en ventas.

Iglesias se muestra satisfecho al hacer balance. «Vamos a cerrar el ejercicio con un crecimiento del 25 % en relación con el año pasado y hemos cumplido nuestros objetivos tanto cuantitativos como cualitativos, así que estamos satisfechos». Con una veintena de personas en plantilla, Miramar se ha especializado en comercializar cruceros por Internet en el mercado español y el francés, segmentos ambos en los que aún tiene recorrido. «Nosotros -explica el socio de la firma- movemos 8.000 cruceristas, pero solo en España hay casi medio millón. Y que compren por Internet... Ahora estamos en el 18 % y la tendencia apunta a que este canal seguirá creciendo». En este sentido, afirma rotundo que la barrera para usar la Red como vía de compra se ha desmoronado. «Al principio sí que teníamos todos los días a alguien que nos decía: ‘Uy es que Internet’. Hoy eso lo puedes escuchar una vez cada dos semanas», argumenta.

Un ejemplo ilustra esta nueva tendencia. Miramar tiene hoy clientes que le compran «seis o siete cruceros al año. No son especialmente ricos, sino que se trata de personas que acumulan muchos días (personal sanitario, policías...) y que aprovechan para hacerse escapadas. En estos momentos hay mucha competencia entre las navieras y surgen muchas ofertas».

La afinidad del idioma

Los planes de la compañía para el 2018 pasan por consolidar el crecimiento de estos años y potenciar la estructura interna de la firma, así como por explorar nuevos mercados. Reino Unido, con un enorme atractivo por sus dos millones de cruceristas, y los países de Latinoamérica, por la evidente afinidad del idioma, figuran en la hoja de ruta para el año que viene, pero el reto no es en absoluto menor.

Aparece en este extremo la clave de bóveda del negocio de Miramar: el posicionamiento. Y para desembarcar en nuevos mercados, se ha de hacer un esfuerzo específico en cada país. «Esto es lo que determina el crecimiento de la empresa -explica Hugo Iglesias-. Tenemos una masa crítica en Internet para vender nuestro producto, pero para posicionarte tienes que invertir país por país y para eso necesitas verdaderos especialistas en cada mercado local». La empresa gallega trabaja en una colaboración con una empresa especializada en varios mercados latinoamericanos, una de sus plataformas naturales de crecimiento.

El otro objetivo para el 2018 es consolidar la estructura impulsada desde aquellos comienzos con cuatro personas en el vivero de empresas. Un equipo que representa un hecho diferencial, pues Miramar ofrece un tratamiento personalizado a sus clientes por medio de su red de comerciales, a los que atiende desde sus instalaciones de A Coruña, el secreto seguramente que les ha permitido fidelizar a ese potente contingente de cruceristas. «Nosotros apostamos por un modelo de negocio que cierre la venta de forma personalizada. Venta online pero con un componente humano. Esto representa un valor añadido importante», arguye. Iglesias esboza además una sonrisa al afirmar que, desde que Miramar empezó su actividad, ha constatado un crecimiento de cruceristas gallegos a los que dan servicio, toda una satisfacción para dos emprendedores que siempre creyeron que el puerto base de esta aventura debía estar al oeste del telón de grelos.