Invertir más y mejor en I+D para aumentar productividad y salarios

Mario Beramendi Álvarez
M. Beramendi SANTIAGO / LA VOZ

MERCADOS

31 dic 2017 . Actualizado a las 04:45 h.

Está en la primera línea de la agenda. Y prueba de ello es el acuerdo firmado por el Gobierno y los sindicatos. Ha llegado la hora de subir los salarios. La falta de demanda interna de la economía española y, sobre todo, gallega, está precisamente relacionada con la pérdida de poder adquisitivo de los salarios: no ha mejorado la capacidad de consumo como debería en una economía que crece por encima del 3 %. «El principal reto de la economía española pasa por la consolidación del empleo y la participación de los trabajadores en la mejora de la economía por la vía del incremento de los salarios, permitiendo así una recuperación más igualitaria e inclusiva que, además, permita afianzar el crecimiento económico», subraya el profesor Miguel Ángel Vázquez Taín.

nueva realidad

El objetivo de subir el salario mínimo ligado a unos objetivos es percibido por el panel de expertos como una buena señal, pero lo consideran insuficiente. «Tal vez lo más positivo de esta subida del SMI sea que el Gobierno reconozca la necesidad de que el mercado de trabajo esté regulado, y la necesidad de negociar y de llegar a acuerdos con los agentes sociales en materia de empleo y salarios. Pero no nos hagamos ilusiones, la patronal ya se ha encargado de recalcar que esto no tiene nada que ver con la negociación colectiva», subraya la profesora Dolores Riveiro. Con esa subida, el SMI en España llega a ser poco más de la

mitad del de países como Francia, Holanda o Irlanda. Pero, además, hay muchos trabajadores en Galicia (y en el resto de España), especialmente entre las mujeres y los jóvenes, cobrando salarios que están por debajo del SMI.

Una de las claves para la mejora de los salarios está en cambiar el modelo de empresa. Y aquí Galicia está ante un desafío muy importante. España es uno de los países europeos donde menos está desarrollada esta cuarta revolución industrial. Y esto supone un importante reto para los próximos años. Nuestro país nunca ha sido un referente destacado en materia tecnológica, salvo casos puntuales. «Hoy en día, con la globalización económica se puede adquirir prácticamente cualquier bien con independencia de su procedencia, lo que significa que la competencia es cada vez mayor», aclara el profesor Alberto Vaquero. De ahí que la comunidad gallega, al igual que el resto de España, tenga que hacer un esfuerzo importante de adaptación.

una clara involución

El gasto total en I+D en Galicia refleja un continuo descenso. En el 2008 era del 1,04 de su PIB, frente al 0,87 % del 2014. Unos datos que contrastan con la inversión media nacional, situada en el 1,35 % en el 2008 y el 1,23 % en el 2014. Cierto es que hay algunas empresas gallegas que han venido apostando por esta digitalización de la economía, caso de grandes compañías como el Grupo PSA Citroën, Inditex o Navantia, pero nuestro tejido empresarial pivota en microempresas que operan en mercados estrictamente locales, y es poco permeable a los cambios. La cuarta revolución industrial, definitivamente, ha venido para quedarse. «Hace falta una mayor apuesta pública autonómica por la adaptación y, evidentemente, que el tejido empresarial se adapte si quiere mejorar sus niveles de competitividad. Si hoy en día da igual producir en un lugar que otro, Galicia puede aprovechar esta ventaja. El mercado es global, pero hace falta invertir más y mejor en I+D», apunta Alberto Vaquero.