Galicia afronta el reto de transformar el crecimiento en empleo de calidad

Mario Beramendi Álvarez
Mario Beramendi SANTIAGO / LA VOZ

MERCADOS

Juan Salgado

La comunidad deja atrás un año que ha servido para consolidar la recuperación económica, pero tiene ante sí enormes desafíos para corregir desequilibrios internos y ganar competitividad

31 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Son ya ocho trimestres consecutivos en los que la tasa de variación interanual del PIB es igual o superior al 3 %. El 2017 ha servido para certificar la consolidación de la recuperación económica, pero un análisis más pormenorizado de la realidad económica nos ofrece una lectura menos optimista y coloca encima de la mesa enormes retos. El principal y más preocupante es del mercado de trabajo, marcado por la tasa de temporalidad, el paro de larga duración y, sobre todo, por las dificultades que tiene la economía para generar empleo.

A diferencia de lo que sucede con la evolución de la actividad económica, donde sí se han recuperado ya los niveles precrisis, no puede decirse lo mismo del mercado de trabajo. La población activa de las personas de 25 a 35 años se encuentra 35,3 puntos por debajo de lo estimado en el segundo trimestre del 2008. Esto tiene que ver con la emigración de los jóvenes, ante la falta de oportunidades, y también con el problema demográfico: la falta de nacimientos que permiten garantizar los relevos en las cohortes de edad. He aquí dos desafíos para la economía gallega en el corto plazo: ampliar el tamaño de su estructura empresarial para ajustar la oferta a la demanda de empleo y, en cierta forma, contener el éxodo de jóvenes.

Si se compara el 2008 con el momento actual, la población ocupada en Galicia está 10,8 puntos por debajo, tal y como recuerda el Foro Económico de Galicia (FEG) en su último informe de coyuntura económica. El impacto de la crisis demográfica, visible en el desplome de los activos, tiene un efecto positivo sobre la tasa de paro, más baja en Galicia que en el resto de España. Si tuviéramos la cifra de activos de otras comunidades, Galicia tendría que estar creando mucho más trabajo para mantener la tasa de desempleo actual.

El panel de expertos consultados, con ligeras variaciones de matiz, coincide en el diagnóstico: Galicia, como todas las autonomías con serios problemas demográficos, se ha ubicado en una tendencia de crecimiento aceptable, pero con un menor dinamismo que el resto de España. Aunque muestra cifras de crecimiento que en ocasiones están en niveles similares a las del resto de España, no debe olvidarse que es a causa del sector exportador. Y al no ser intensivo en mano de obra, no es capaz de generar el mismo nivel de empleo que se crea en el resto del Estado, tal y como recuerda el profesor Venancio Salcines.

Algunos de los principales retos a los que se enfrenta la economía gallega en este 2018 no son nuevos, pero tal vez la crisis los ha evidenciado de una forma más notable. «Conviene tenerlos muy presentes porque de su evolución dependerá la del conjunto de la economía gallega: se trata de la demografía, el tamaño de las empresas y la movilización de tierras», sostiene el profesor Patricio Sánchez. De cara al año entrante, las perspectivas no son malas. Pero los expertos sostienen que hay que continuar con las reformas para consolidar un crecimiento económico más inclusivo. El panel de expertos apuesta por la mejora de los salarios sin que ello suponga dañar la competitividad de las empresas. Y advierten de la necesidad de introducir cambios en una Galicia que es socialmente cada vez más desigual, donde los estratos de renta más altos están cada vez lejos de los más bajos.

En la parte buena está el crecimiento económico, la mejora de la ocupación, pero en algunas ramas industriales, como la automoción, se han encendido las luces rojas. Si en lo positivo hubiera que elegir un sector económico, habría que destacar al naval, que vuelve a liderar la industria en España y se coloca entre las regiones de Europa. «Con todo, no podemos dejar de resaltar tres sombras: el declive demográfico, el impacto de los incendios y, sobre todo, la reforma del sistema bancario gallego con la compra del Popular: habrá que ver si se resiente y cómo queda en el futuro el músculo financiero gallego», sostiene José Francisco Armesto, economista.