«Si se agota la hucha de las pensiones no pasa nada, no es el fin del mundo»

G. Lemos REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

PACO RODRÍGUEZ

Defiende que «en España siempre se pagarán pensiones», pero no niega que en el futuro serán menos generosas. Además, advierte de que los jubilados están condenados a perder poder adquisitivo durante los próximos años, mientras se negocia una reforma del sistema que, a su juicio, debe pasar por vincular la edad de retiro a la creciente esperanza de vida

17 dic 2017 . Actualizado a las 04:45 h.

José Antonio Herce, uno de los expertos que han pasado por la comisión parlamentaria del Pacto de Toledo para analizar la reforma de las pensiones, cree que los miedos de la población sobre el futuro de las prestaciones pública esconde mucho de desinformación: «La gente en vez de escuchar a su cuñado, lo que tiene que hacer es leerse la normativa y hacer caso a las personas que pueden informarles con detalle. Lo que tienen que hacer es pedirle al Gobierno que lo explique bien».

-Pero no hay rastro de la famosa carta naranja, que Empleo iba a mandar para informar sobre qué pensión podemos esperar...

-La ausencia de la carta naranja es en buena medida la responsable de la confusión. Es inadmisible que no la hayamos recibido ya, y hay que exigirle al Gobierno que la envíe cuanto antes, porque esa es la mejor manera de disipar la confusión.

-Usted es rotundo: las pensiones están garantizadas.

-Sí, siempre tendremos el 10 % del PIB para distribuir. Y eso es una enorme cantidad de recursos. Otra cosa es que, como el número de pensionistas va a subir mucho, las prestaciones podrían no ser tan buenas. Hoy, la Seguridad Social ha devuelto a los 10 años todo lo que cotizó una persona y sus empleadores a lo largo de su vida laboral, y los diez años que le quedan se los tienen que pagar los marcianos.

-¿Y cómo se puede conseguir que el sistema sea sostenible?

-Adecuando los recursos. Como cada vez vivimos más, necesitamos más dinero para pagar pensiones durante más tiempo. El gran recurso para la sostenibilidad y la suficiencia de las pensiones es retrasar la edad de jubilación, pero nos negamos a ello. Y la única solución alternativa, para no hacer estallar el sistema, consiste en ahorrar provisionalmente para el futuro. Muchos se sorprenderían del poco ahorro que hace falta para complementar las pensiones de la Seguridad Social que, obviamente, no van a ser tan buenas como ahora.

-Los pensionistas están condenados a perder poder adquisitivo, porque su paga solo subirá un 0,25 % anual por muchos años...

-Yo comparto el criterio de la autoridad fiscal de que en los próximos años el índice de revalorización de las pensiones (IRP), sin el suelo, va a ser negativo, pero creo que lo será más allá del horizonte que plantea. Yo, que tengo 66 años, creo que no veré en mi vida que las pensiones crezcan más del mínimo legal. Y como el IRP permite actualizar las pensiones un 0,25 %, si el BCE cumple su mandato de darnos un 2 % de inflación al año, las pensiones van a perder un 1,75 % de poder adquisitivo al año durante mucho tiempo.

-¿Qué alternativas hay?

-En los países más avanzados, como Suecia, Noruega o Italia, la pensión no es el 80 % del salario, es el 50 %. A cambio de ese palo enorme que se le da a la prestación al nacimiento, esta es actualizable todos los años con el IPC o los salarios. Y ese es un buen arreglo, porque evita que la pensión, aunque sea más baja, pierda poder adquisitivo en los años en los que nos volvemos más ansiosos con nuestra renta, que son las edades más cercanas al fallecimiento. Hay un dividendo emocional complementario. Y luego interviene una renta de capitalización, que es una segunda renta de jubilación, que se ha ido construyendo a lo largo de la vida laboral y que complementa más que dignamente la pensión. En los países en los que simultanean pensiones públicas y privadas, entre ambas cubren más del 80 % del último salario. Y se cotiza por ellas a ambos sistemas menos que lo que se paga en España para obtener algo peor solo por la vía de la Seguridad Social.

-¿Está justificada la alarma por el agotamiento de la hucha de las pensiones?

-Yo creo que no hay tanta preocupación. Hay debate en los medios y entre partidos, que se arrojan unos a otros la responsabilidad. El fondo de reserva de la Seguridad Social ha sido siempre insignificante y ha servido para poco. Y por eso su agotamiento no implica nada, no va a ser el fin del mundo.

-¿Pero cree que el Gobierno se atreverá a dejarlo a cero?

-No lo va a agotar, porque eso sería entrar en la historia de la infamia de este país. Entiendo que ningún Gobierno, este o el que sea, se atreva a sacar el último euro de la mal llamada hucha de las pensiones, porque aunque no pase nada le colocan un estigma de por vida e igual no vuelve a ganar unas elecciones. Bastante elegante ha sido afrontando el reto de sacar dinero de ese fondo, porque no tenía que haberlo hecho, bastaría haber hecho como ahora: emitir deuda.

-¿Por dónde debe ir la reforma de las pensiones?

-El debate en la comisión está encallado por el deseo de revertir el IRP. Sería un error hacer eso sin poner algo como lo que hay en Suecia, que preserve el carácter disciplinario de lo que el sistema puede gastar. Me parecería bien que hubiese un factor de sostenibilidad más agresivo al nacimiento de la pensión, y que luego el IRP preservase el poder adquisitivo.

-Otra alternativa sería vincular la edad de jubilación a la esperanza de vida...

-Lo que dicen los principales expertos es que la edad de jubilación debería calcularse como la esperanza de vida de cada individuo menos x. Dado x, que podrían ser 15 o 20 años, la edad de jubilación iría subiendo con la esperanza de vida. Ese sería el mejor mecanismo.

-¿Pagar con impuestos ciertas pensiones, como viudedad u orfandad, arreglaría el problema?

-Si sacamos el pago de las pensiones de supervivencia del sistema de pensiones incurrimos en una contradicción en los términos, pero nos ahorramos 22.000 millones al año con los que seguir pagándonos la fiesta de las pensiones de jubilación. A mí me parece una irresponsabilidad, porque... ¿de dónde sacaríamos esos 22.000 millones en los Presupuestos? Es un error garrafal.