Jubilados y de camino a Portugal

María Signo ROMA / LA VOZ

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Cientos de pensionistas transalpinos emigran hacia ciudades como Lisboa para disfrutar del clima y la calidad de los servicios y, sobre todo, extraer mayor rendimiento de su dinero

05 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

 La silver economy es ya una realidad porque cada vez son más los jubilados y mayores sus necesidades. Quieren viajar, disfrutar del merecido descanso y, sobre todo, vivir lo mejor posible. En Italia son más de 16 millones las personas que reciben cada mes una pensión. La edad media ronda los 69 años para los hombres y los 72 años para las mujeres y muchos empiezan a buscar zonas con clima más templado y, sobre todo, donde se pueda disfrutar mejor de su dinero.

A esta tendencia, de la que ingleses y alemanes han sido pioneros comprando segundas casas sobre todo en la España mediterránea, se apuntan ahora también los italianos, sobre todo los de regiones del norte, donde los inviernos son fríos y duros. Pero la emigración hacia otros países también tiene como objetivo mejorar el nivel de vida, sobre todo de aquellos con una pensión baja. Según datos del Instituto de Estadística italiano (Istat), casi el 40 % de los jubilados transalpinos cobran una pensión de entre 500 y 1.000 euros, el 23,5 % de entre 1.000 y 2.000 y solo el 3,2 % superan los 3.000 euros mensuales. Muchos de ellos están emigrando de Italia hacia países como España y Portugal, donde no solo el coste de la vida es mucho más bajo, sino que además la presión fiscal es, de media, un 5 % inferior.

Canarias, especialmente Tenerife, se ha convertido en una de las metas más interesantes. Al buen tiempo se unen precios más bajos que en Italia: una casa se alquila por 400 euros y por 10 euros se puede comer en un restaurante. A los dos o tres años, gran parte de los jubilados se animan a comprar casa en las islas ya que con 70.000 euros se pueden convertir en propietarios de un espléndido apartamento a pie de playa. A los mayores de 65 años que más les gustan las islas afortunadas son a los de las grandes ciudades, Roma y Milán a la cabeza.

Pero quien se está llevando el gato al agua es Portugal, donde solo en el 2017 ya se han instalado unos 300 italianos, además de numerosos polacos, ingleses y alemanes. La culpa la tiene la política de exenciones fiscales aplicada por los lusos y que permite una exención de impuestos en los primeros diez años de residente. Además, para obtener la residencia es suficiente con pasar seis meses en Portugal. La meta preferida de los italianos es Lisboa, según explica Grazia Pracilio, responsable de relaciones de la plataforma Made in Italy, que asesora a quienes quieren emigrar: «Quienes van a Portugal tienen en cuenta el coste de la vida y el régimen fiscal, pero también la calidad de los servicios sanitarios y por eso prefieren la capital, donde ya se ha formado una amplia comunidad italiana».

Elevada tributación

Si el éxodo lo habían iniciado los jubilados con pensiones de en torno a 1.000 euros, ahora se han apuntado los que acumulan ingresos más altos, que también se trasladan a otros países como Túnez o Bulgaria. Para Ivan Pedretti, secretario del sindicato Spi-Cgil, el fenómeno es cada vez mayor a causa de los elevados impuestos a los que están sujetas las pensiones en Italia, que se tasan igual que las rentas por el trabajo y que además no pueden aprovecharse de varias de las desgravaciones. Muchos de los que abandonan Italia son ex profesores, pero también numerosos profesionales que siguen trabajando como asesores de pequeñas empresas.

En el Inps (Seguridad Social) no hay preocupación sobre este éxodo. Para su presidente, Tito Boeri, los números son bajos y no hay motivo para alarmarse. De todas formas, está tomando forma un plan para contraatacar y atraer a los jubilados de los países del norte de Europa, de Escandinavia a Holanda, basándose sobre todo en una buena calidad de los servicios médicos, aunque no se descarta también algún incentivo de tipo fiscal. «Si nos organizamos, también nosotros podemos ser competitivos», afirma Boeri, que confía en presentar su proyecto en el 2018.