Alquilar el talento: el reto de las empresas gallegas para triunfar

Laura García del Valle
Laura G. del Valle REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

maria pedreda

¿Contratar o formar? A la hora de plantearse esta cuestión la mayoría de firmas se decantan por reciclar la plantilla; España está a la cola de Europa en el uso de externos, pese a que los expertos aseguran que son imprescindibles para especializarse y ahorrar costes a largo plazo

24 may 2019 . Actualizado a las 12:50 h.

Existe la idea generalizada de que vivir de alquiler es invertir a fondo perdido. Esta creencia está tan extendida en Galicia que, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), solo una de cada nueve familias que habitan las tierras de Breogán renuncia a tener una vivienda en propiedad. Cuesta en la comunidad, y esto es extensible al resto de la geografía española, tomar prestado cualquier bien, pese a que los vecinos europeos lleven años dando lecciones sobre lo bien que les va con eso del si te he visto no me acuerdo.

Se aplican especialmente este cuento en las cuestiones laborales, donde las empresas recurren a trabajadores externos para que, ante nichos de mercado emergentes, puedan resolver asuntos coyunturales que les hagan más competentes en una era en la que la especialización es conditio sine qua non para subsistir.

Según los expertos, las compañías gallegas van a la zaga en materia de alquiler de talentos, y prefieren que su plantilla se ponga las pilas en cuanto surge una nueva oportunidad empresarial. No obstante, «si se trata de un trabajo en concreto con una duración determinada», no hay duda posible: la formación está de más. «Es muy importante tener en cuenta cuánto nos va a costar enseñar a nuestros empleados a realizar una tarea, porque mientras se forma al personal se gasta un tiempo que cuesta dinero y no se está invirtiendo en otra cosa», explica Alberto Fernández, director de Servitalent y especialista en el alquiler de directivos.

Dinámica de trabajo

Según Rodríguez, a España le queda mucho por aprender de Holanda o Reino Unido, países totalmente familiarizados con la contratación de servicios externos. Sin embargo, comenta, hay determinados sectores que comienzan a experimentar con esta dinámica de trabajo y les funciona a la perfección. «Las empresas relacionadas con las nuevas tecnologías son las más avanzadas en este campo, y dado que constantemente están apareciendo nuevas oportunidades de negocio y es imposible que la plantilla tenga todos los conocimientos que se requieren, contratan esporádicamente a externos; sería el caso, por ejemplo, de desarrolladores web», relata el experto en recursos humanos.

Maruxa Amieiro, directora de la consultora viguesa de Recursos Humanos QTalento, comparte la opinión de Rodríguez, pero añade que hay determinadas áreas de conocimiento que deben quedarse en la compañía y permanecer en su ADN para garantizar la viabilidad de la misma, casos en los que lo recomendable sería formar a los empleados.

Eso sí, no de cualquier manera. «Para ahorrar costes, que es algo que preocupa especialmente a las empresas cuando tienen que afrontar nuevos retos, lo mejor es que se contrate a un mentor para que imparta formación en cascada. El problema es que hay un orgullo muy típico en nuestro país que nos impide reconocer que no sabemos hacer algo, así que intentamos abarcarlo todo y suele resultar un desastre». Esta catástrofe es, según Amieiro, tan aplicable a los nichos de mercado que dejan escapar las compañías como a la falsa creencia de los elevados costes que les supone tirar de externos para afrontar un nuevo proyecto. «Es posible -argumenta- que haya que realizar una inversión inicial más elevada, pero a largo plazo saldrá rentable, es una cuestión que el propio mercado pone en evidencia».

Todo es externalizable

En cuanto al perfil del contratado, según esta experta, no hay distinciones entre gerentes, directores o mandos intermedios: todos los puestos son externalizables. Y teniendo en cuenta esta premisa, la profesora de Dirección y Gestión de Recursos Humanos en el grado de Relaciones Laborales de la UDC Belén Varela matiza que es preciso analizar la necesidad en cuestión al tomar la decisión. Opina Varela que si bien es cierto que «para un proyecto corto de alta especialización no hay duda de que una empresa externa lo hará mejor, no hay que confundirse y despreciar el talento interno: si se tiene a personas con el potencial para hacer un trabajo, lo lógico es que se les ofrezca la oportunidad de realizarlo».