«Necesitamos ayudas más allá de los primeros meses»

Rosa Estévez
R. Estévez REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

Santi M. Amil

20 ago 2017 . Actualizado a las 04:50 h.

Tenía 18 años cuando decidió que quería dedicar toda la vida que tenía por delante a la moda. Así que invirtió tiempo, esfuerzo y recursos en formarse en algunos de los mejores centros de Europa. Trabajó duro y logró que se le abriesen las puertas de algunas de las grandes empresas del sector. Podía haber seguido ese camino, pero en su cabeza una vocecita no dejaba de sonar. Le preguntaba por qué no intentar hacer algo suyo. Enteramente suyo. El interrogante la perseguía a todas horas, y llegó un momento en el que Begoña Mera sintió que debía responder a esa pregunta. «No podría vivir sin saber qué habría pasado», relata. Ella quería hacer algo suyo, y desde el primer momento tuvo claro que tenía que ser, también, algo con raíces en la mejor tradición de la moda gallega, esa que se caracteriza por «confecciones lentas, que se hace despacio, cuidando las prendas y utilizando tejidos de calidad, con todo el proceso hecho aquí». Y así se convirtió en empresaria y jefa de sí misma.

Reconoce que está encantada. Sus diseños gustan y la clientela no le falta. Aunque no todo en esta historia es bonito. «Yo estudié para ser diseñadora, pero no para ser empresaria», dice. Y llevar las riendas de un negocio como el suyo exige saber mucho más que diseñar los vestidos más hermosos para las ceremonias más especiales. Por eso considera que la Administración «debería acompañarnos durante todo el camino». «Los primeros meses te ayudan algo, pero una empresa no se crea en un año ni en dos, y llega un punto en el camino en el que te encuentras solo», relata esta ourensana. También cree que el sistema de tributación de los autónomos es un lastre que aprieta y, en demasiadas ocasiones, ahoga. «Es un suplicio. Todos los negocios tienen meses buenos y otros que no lo son tanto. Debería ser más flexible, deberíamos tributar en base a los ingresos que tenemos», argumenta.

Y a pesar de todos esos problemas que trufan su día a día de empresaria autónoma, Begoña Mera se siente una mujer afortunada. A fin de cuentas, señala con el rastro de una sonrisa, «trabajo en algo que me apasiona, así que más que trabajar, lo que hago es vivir de lo que me gusta». Tanto es así que lleva con tranquilidad eso de haberse quedado sin vacaciones. «Puedo cogerme algún fin de semana, o un día porque tengo algo especial. Pero vacaciones, lo que se dice vacaciones, no he cogido desde que puse en marcha el negocio».