Las herramientas con las que cambiarán el mundo

M. V.

MERCADOS

PACO RODRÍGUEZ

Tres son los instrumentos que hoy están relegando a las tizas en las aulas: los kits de Lego, las placas Arduino y el lenguaje Scratch.

02 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Lego WeDo

La primera piedra. Ideado para los más pequeños (a partir de 7 años), este paquete de la línea de robótica de los clásicos bloques interconectables se compone de un par de motores y sensores de distancia e inclinación. Con las piezas de colores, los niños crean sus propios cacharros -norias, cocodrilos, coches- y, luego, los programan para que respondan a instrucciones básicas, como por ejemplo que el animal de plástico cierre la boca en cuanto detecte un dedo en su interior.

Arduino

El rey del «DIY». Es una placa programable con un microcontrolador, como un chip que contiene un ordenador, muy limitado, pero un ordenador. Tiene su propia CPU, su propia memoria. Y tiene una serie de entradas y salidas, conectores. Lo que permite Arduino es programar este chip, darle instrucciones para que envíe electricidad por los pines o mida la que le llega. ¿Esto que quiere decir? Que a la placa se puede conectar cualquier tipo de componente electrónico, desde lo más simple, como un LED (podemos hacer que se encienda y se apague cada medio segundo), hasta cosas más complejas como motores, sensores de temperatura, acelerómetro, brújulas digitales, pantallas de todo tipo... Incluso construir un robot. Lo ideal es utilizarlo con niños mayores de 10 u 11 años, que tienen ya cierta experiencia. Trabaja con electrónica pura y requiere un lenguaje de programación profesional, no de aprendizaje.

Microbit

Para iniciarse. Similar a Arduino, pero más adecuado para edades más tempranas es Microbit, un ordenador didáctico de bolsillo, del tamaño de una tarjeta de crédito, que funciona con un lenguaje visual basado en bloques, muy parecido al Scratch. A esta placa se le pueden conectar componentes utilizando cables de cocodrilo, con pinzas y conectores grandes mucho más fáciles de manejar. ¿Para qué se utilizan? Para aprender, de forma experimental, conceptos relacionados con la programación y la robótica, desde crear videojuegos a robots que solucionan laberintos, alarmas antirrobo para mochilas o juguetes electrónicos.

Scratch

Como un juego. Es un lenguaje de programación, desarrollado por el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) en el año 2011. Visual y muy intuitivo, introduce a los niños en el mundo de la programación sin que apenas se den cuenta de que están aprendiendo a dar las instrucciones necesarias para que una máquina funcione. Ellos mueven bloques y la figura que tienen en el ordenador obedece esas órdenes. Manipulan audios, gráficos y secuencias de comandos y, así, dan forma a sus propias historias y videojuegos, convirtiéndose en creadores. Scratch es gratuito y puede descargarse e instalarse en el ordenador, o ejecutarse a través de un navegador. Para sacarle el máximo partido es necesario que el pequeño potencie su creatividad (debe saber qué quiere hacer y a dónde quiere llegar) y sepa resolver problemas. No pasa nada si el niño se equivoca: en este lenguaje se aprende fallando, corrigiendo y buscando la solución.