Medio siglo vinculado a la castaña

Marta Vázquez Fernández
Marta Vázquez OURENSE / LA VOZ

MERCADOS

Santi M. Amil

Posada Marrón Glacé es una de las dos fábricas españolas en las que se fabrica este producto; el negoció nació a mediados del siglo pasado, con la exportación a Brasil

19 jun 2017 . Actualizado a las 00:00 h.

En los años 50 del siglo pasado, Ourense era una provincia muy distinta a la que es hoy. Entonces ,la economía estaba basada fundamentalmente en la agricultura y pocos eran los productos de la tierra que traspasaban las fronteras locales. Sin embargo, hubo quien supo ver más allá, un ourensano que seguramente sin pretenderlo, se convirtió en uno de los precursores de la exportación. Se llamaba José Posada Torres y pensó que a los emigrantes gallegos residentes en Brasil y Venezuela les gustaría comer las castañas que se cosechaban en la tierra, así que enviaba a aquel país kilos de producto almacenado en las bodegas que hacían el largo viaje trasatlántico. Ese negocio, que se prolongó durante años y del que años después se hizo cargo otro José Posada, el segundo de la saga, fue el origen de la que hoy es una de las dos fábricas españolas -la otra también está en Ourense- que elaboran el marrón glacé, un producto selecto elaborado con castaña, ese alimento al que lleva vinculado desde hace más de medio siglo el destino de un negocio que ahora ya dirige la tercera generación de la familia.

Son los hermanos José y María Posada, que lideran una fábrica en la que se procesan, cada año, doscientas toneladas de producto. Con él se elaboran cremas, purés, harinas y otros alimentos que tienen mucha demanda fuera de España, sobre todo en Japón. «Mi abuelo comenzó exportando castañas a Brasil, en los barcos de emigrantes. Luego mi padre, en los años 60 viajó a Japón e inició también la venta de castaña a ese país, en un momento en el que el comercio exterior parecía cosa de otro mundo y vender en ese país debía ser complicadísimo porque aún hoy lo es», cuenta María, que describe a sus antecesores como «dos hombres adelantados a su tiempo». Con el tiempo, su padre fue ampliando la cartera de países en los que comercializaba la castaña gallega a clientes italianos y franceses que usaban esa materia prima para elaborar el marrón glacé. Así hasta que decidieron que ellos mismos podrían darle ese valor añadido al producto. Eran los años 90, que vieron nacer la actual fábrica. «Trajimos a técnicos italianos y franceses para aprovechar sus conocimientos, colaboramos con empresas líderes y con el paso de los años hemos logrado competir con ellos en igualdad de condiciones», explica José Posada.

El 80 % de todo lo que fabrican se vende fuera de España, siendo Japón el mercado que absorbe el 70 % de esas operaciones, un dato que condiciona el día a día en la fábrica, muy adaptada a los gustos del mercado asiático. «Somos una fábrica libre de gluten, de conservantes y colorantes; estamos muy adaptados al mercado japonés, lo que significa que no trabajamos con sulfitos, incluso con casi nada de vainilla, cuyo sabor no gusta mucho a los japoneses, y somos la única empresa que elabora marrón glacé natural, sin conservantes», asegura María.

La campaña, en otoño

El momento álgido de la empresa llega en los meses de otoño, con la cosecha de castaña, siempre procedente de Galicia y del Norte de Portugal. Los seis empleados que durante el año tiene Posada se convierten entonces en más de treinta, que son necesarios para acometer el proceso. Lo primero es seleccionar y calibrar el producto, por tamaño y peso, en el exterior de las instalaciones. Una vez elegida se introduce en la nave y pasa a alguna de las tres líneas de pelado al vapor, para luego almacenarse congelada. Ese proceso dura hasta finales de enero, momento en el que comienza la elaboración de los productos a base de castaña. Además, para aprovechar las instalaciones, Posada elabora también ortigas cocidas, grelos al natural y helechos.

La muerte del padre, hace unos años, supuso un punto de inflexión. «Fue duro porque no tuvimos tiempo de hacer la transición, pero hemos intentado estar a la altura y mantener el legado», aseguran los dos hermanos.