Ampliar la vida de los yogures sin que pierdan calidad fue otra de las líneas de trabajo. «Comenzamos con quince días pero eso casi no te permite salir de casa, de tu entorno más cercano para comercializar, y al buscar más mercados tienes que aumentar el período de caducidad; hicimos pruebas y el natural se puede comer tras 23 días de su elaboración», apuntan Susana y Álex. Incluso en su casa comprobaron que el sabor se mantenía bastante después de la fecha de caducidad. Pero también influye la conservación por parte del comprador a una temperatura por debajo de seis grados, al elaborarse los yogures con leche pasteurizada, «un producto vivo».
Presencia en restaurantes con estrella Michelín y promoción en ferias de A Coruña y Madrid
Restauradores de prestigio como Pepe Solla o Pepe Vieira emplean en algunos de sus platos los yogures de Kalekói. Numerosos restaurantes de primer nivel en Galicia, varios con estrella Michelín, encontraron posibilidades en estos yogures artesanos. «Estamos en O Culler de Pau, Eirado da Leña o A Tabera de Ourense, por citar algunos, pero nuestra filosofía es ir poco a poco y también estamos en otros establecimientos de una cocina no tan chip, pero donde les gusta la materia primera porque es un postre suave y ligero, distinto», recalcan desde la firma lalinense.