Tecnología gallega para decir adiós a las estafas en la Red

Manuel Blanco REDACCIÓN / LA VOZ

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La empresa viguesa Legalpin ha desarrollado una aplicación que certifica las identidades de compañías y personas en Internet para evitar delitos en Internet

19 feb 2017 . Actualizado a las 12:30 h.

Cuentan los cronistas que cuando hace unos meses Disney descartó la compra de Twitter, una de las razones del rechazo era la preocupación por el acoso y otras formas poco civilizadas de comunicación en esta red social. El gigante del entretenimiento andaba inquieto porque esa clase de comportamientos habituales erosionasen su imagen familiar entre los consumidores. Decisiones como esta han ayudado a arraigar aún más una idea que ha cobrado enorme fuerza en las plantas nobles de los gigantes del sector tecnológico: el anonimato es un cáncer para sus negocios.

La ciberseguridad, en consecuencia, se ha convertido en un emergente nicho de negocio de cara al futuro. Y Galicia empieza a tener cosas que decir por estos lares. La firma viguesa Legalpin acaba de lanzar una aplicación llamada a acabar precisamente con el anonimato de los usuarios, evitando así estafas o trolls (así se conoce a los acosadores en la Red), y que habilita además una herramienta para dar validez legal a cada operación que se realice en su seno: contratos, correos certificados...

Lo que la compañía gallega ha creado es un open ID universal, un sistema que certifica la identidad de empresas y personas en Internet, de tal forma que, una vez que se han dado de alta, las interacciones entre sus usuarios tienen validez legal. «Por medio de la aplicación -explica el emprendedor Javier Meizoso, director general de la firma- se puede por ejemplo firmar un contrato de forma digital plenamente válido, enviar un correo certificado equivalente a una notificación o mantener una conversación en nuestro chat certificado».

Legalpin aspira a convertirse en un proveedor de terceros, por ejemplo plataformas de economía colaborativa, que de esa forma tendrían la garantía de que sus usuarios no forman parte del entramado de una estafa. Y lo cierto es que las cosas marchan viento en popa. Desde que se activó la APP hace un mes y medio, ya supera el millar de registros entre particulares y empresas, aunque es este último segmento el clave. Cuatro firmas se dan de alta cada día en Legalpin.

La extraordinaria acogida de la plataforma ha llamado la atención de Google, que ha ofrecido colaboración estratégica a la startup gallega para mantener esta senda de crecimiento. Paralelamente, la compañía ha iniciado ya una campaña de captación de inversores para materializar sus nuevos proyectos.

Un blog en el que obligaron a los usuarios a certificar su identidad, el germen de la idea

Legalpin nació casi de una casualidad. La empresa de Meizoso gestionaba el blog de un personaje conocido al que con inusitada frecuencia accedían trolls y personajes con ánimo de insultar. En muchas ocasiones, se trataba de la misma persona con hasta cinco cuentas distintas. Llegó un momento en que decidieron poner coto a aquella situación y obligaron a los usuarios a acreditar su identidad. «Decidimos exigir un DNI escaneado y cuál fue nuestra sorpresa cuando el primer fin de semana recibimos 4.500 de personas que estaban dispuestas a certificar quiénes eran para participar en el foro. Aquello fue el germen de esta idea».

Y es que Legalpin permite acreditar que todas las personas o empresas son quienes dicen ser, sin los problemas que genera el anonimato en la Red, como la suplantación de identidades, estafas, insultos... El último Informe Norton sobre Ciberseguridad, sin ir más lejos, identificaba el phising (la falsificación de webs o correos electrónicos) como el riesgo cibernético de mayor crecimiento, un problema que genera pérdidas en las empresas de cientos de millones de dólares cada año.

La plataforma nacida en Vigo neutraliza estos problemas y genera confianza en las operaciones que se realizan a través de Internet, una derivada esta especialmente crítica para las webs de economía colaborativa (léase Wallapop, BlablaCar...), donde la certificación de la identidad de los usuarios resulta un elemento que aporta valor añadido a su operativa diaria.