Radiografía de la pobreza en la Unión Europea

Albino Prada. Doctor en Economía

MERCADOS

Cuando se desea precisar en qué medida el crecimiento económico de un país o región se transforma en desarrollo social debemos prestar atención a dimensiones del bienestar por encima del simple nivel de riqueza material medio que cuantifica el PIB por habitante.

13 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

De entre esas dimensiones destacan las que evalúan la sostenibilidad ambiental y la sostenibilidad social. Dentro de esta última ocupa un lugar central la cuantificación del nivel de pobreza de una sociedad. Porque incluso el bienestar, y seguridad, de los más ricos no es ajeno a la existencia de mayores o menores bolsas de población en riesgo de no cubrir sus necesidades básicas. 

Es por eso que Naciones Unidas complementa su conocido Índice de Desarrollo Humano con otros que precisan la desigualdad de su distribución dentro de cada país y, por la misma razón, la Comisión Europea ha estimado un Índice Regional de Pobreza Humana (RHPI) para las 270 regiones que existen dentro de la UE.

El RHPI es un índice sintético para cuatro dimensiones de la pobreza. Por un lado, la que tiene que ver con la distribución de la salud por medio de indicadores de esperanza de vida y de mortalidad infantil. Por otro lado, la cuantificación del capital humano o la población activa que tiene escasos estudios y los jóvenes que ni estudian ni trabajan. En tercer lugar, una dimensión de calidad de vida expresada en el desempleo de larga duración. Y por último, el grado de exclusión social evaluado por la población que está por debajo del umbral de pobreza del país.

El RHPI incluye, en suma, cuatro dimensiones en base a seis indicadores. Conviene saber que la dimensión de salud tiene una ponderación cuatro veces superior a la de exclusión social y equivalente a la que se le asigna a la suma de capital humano y desempleo de larga duración.

Los resultados a escala de Estados de la UE otorgan a España una puntuación de 33,8 puntos dentro de una horquilla de 10 a 40 entre los países  de menor y mayor desigualdad. Así, Suecia, con 16 puntos, ocupa la mejor posición en presencia de pobreza, mientras que Bulgaria es la última con 54 puntos. España se sitúa en la posición 17ª, Portugal en la 20ª y Grecia en la 23ª. Inmediatamente en una posición mejor que España están: Polonia, Irlanda o Italia.

En este contexto tiene singular interés evaluar la situación de las comunidades autónomas españolas en relación a las 270 regiones europeas. Es lo que recogemos en un primer recuadro donde a cada comunidad se le asigna su puntuación en el RHPI y su posición en el ránking europeo.

Se observa que Navarra y el País Vasco anotan un nivel de pobreza muy reducido que las sitúa en el club de las regiones europeas en mejor situación. Ambas se incluyen entre las 100 mejores de las 270 analizadas. Entre los 25 a los 30 puntos tenemos a Madrid, Cantabria, Aragón y Castilla-León. Cuatro regiones españolas que se incluyen entre las 160 mejores regiones europeas. 

En una posición intermedia están desde Galicia (30,5) a Baleares (con 34,2) que así logran evitar su inclusión en el club de regiones europeas que superan la 200ª posición. Por último seis regiones españolas (desde Valencia con 37 puntos a Andalucía con 47) se sitúan en el club de las regiones con mayor índice de pobreza de la UE. No es ajena a esta posición la intensidad en su recepción de flujos de inmigrantes.

Es obvio que la situación de Galicia es mejor que la que anotamos en nivel de riqueza. Baste señalar que mejoramos la posición respecto a Cataluña o Valencia, que tienen un mayor nivel medio de PIBpc. 

Por tal motivo tiene interés comparar nuestra calificación en cada uno de los atributos del RHPI con las que se anota una región más rica como Cataluña. Esos datos figuran en un segundo recuadro. Se observa la muy buena calificación de la dimensión de salud en ambas regiones una calificación que honra a nuestro sistema nacional de salud.

Pero las cosas cambian radicalmente en las otras áreas. Sin duda el desempleo de larga duración, como un factor de riesgo de situaciones de pobreza y de exclusión social, pero sobre todo en formación y exclusión social. En ambas la situación de Cataluña es incluso peor que la que se anota en Galicia y, de nuevo, una razón no despreciable para explicarlo ha de ser la presencia de importantes contingentes de inmigración.